R¨¦plica a una vi?eta de El Roto. Antonio Campos Illarramendi. Presidente de la Confederaci¨®n de Ikastolas de Euskal Herria.

M¨¢s de un lector de EL PA?S acogi¨® seguramente de buen grado la vi?eta de El Roto que el mi¨¦rcoles 17 de mayo publicaba el diario en la p¨¢gina 2 en su edici¨®n del Pa¨ªs Vasco. Estoy seguro, sin embargo, de que muchos otros lectores rechazaron, por diferentes motivos y convicciones, el contenido de la tira c¨®mica, as¨ª como, dicho sea de paso, la decisi¨®n de publicarla. En cualquier caso, desde la responsabilidad que ostento en el organismo social al que pertenezco, no puedo permitir que quienes tengan alguna responsabilidad en el desm¨¢n de El Roto hacia las ikastolas campen impunemente a sus anchas sin ninguna voz cr¨ªtica que les ponga coto.Me pregunto cu¨¢les pueden ser las circunstancias que, por encima de ciertos criterios deontol¨®gicos que imaginaba funcionan com¨²nmente en los medios sobre lo soez, lo grosero, lo insultante, pueden llevar a publicar cosas como ¨¦sta. ?Puede realmente publicarse "cualquier cosa" en EL PA?S, sin ning¨²n rigor, sin ninguna cautela hacia lo ofensivo, sin ninguna medida preventiva contra el efecto de provocaci¨®n gratuita, contra la caricatura excesiva, contra algo como un acceso de diarrea mental que en un momento dado pueda apretar a cualquiera de los que tengan entrada a las tribunas cualificadas del medio? O, por el contrario, ?el riesgo de tales "deslices" se reduce s¨®lo a algunos de los temas, como el de las ikastolas, que pueden ser abordados en el diario?

He aqu¨ª una buena oportunidad para mentar la ¨¦tica profesional, la credibilidad del medio, los mecanismos medi¨¢ticos de crispaci¨®n social, la actitud medi¨¢tica ante "el conflicto" y los conflictos...

Hablo de ello porque creo que se trata de una materia de la que merece la pena ocuparse. Del contenido de la vi?eta, en cambio, del proceso cerebral, si es que lo ha habido, desarrollado por el autor para llegar al mismo, dif¨ªcilmente puede decirse lo mismo. El dibujante se permite mencionar el pensamiento. Pobre, qu¨¦ grande le queda el t¨¦rmino a la luz de este trabajo.

Qu¨¦ poco debe saber ¨¦l, por otra parte, de prohibiciones en cuanto a utilizaci¨®n de idiomas. En los archivos de alguna administraci¨®n educativa deben quedar legados sobre lo mucho que precisamente en las ikastolas sabemos de eso. Tanto como lo que saben tantos y tantos "euskaradunes" de entonces y de ahora. Realmente, cada r¨¦gimen ha encontrado sus propias modalidades de "prohibir" a los ciudadanos expresarse en euskara en t¨¦rminos de igualdad a quienes optan por el castellano o el franc¨¦s, seg¨²n el territorio del pa¨ªs. Ojal¨¢ en las escuelas de aqu¨ª que sean del gusto del dibujante, si es que hay alguna, se facultara al alumnado para su desenvolvimiento en euskara con el mismo nivel de calidad con que las ikastolas lo hacen en espa?ol. Ser¨¢ seguramente excesivo esperar de El Roto que est¨¦ al corriente de los laureles alcanzados por las ikastolas en Europa, adelant¨¢ndose a cualquier entidad escolar no s¨®lo del Pa¨ªs Vasco, sino del Estado espa?ol, precisamente por ser precursoras en ense?ar a hablar y pensar, adem¨¢s de en euskara y castellano, tambi¨¦n en los idiomas vehiculares fundamentales del ¨¢mbito eurocomunitario.

Total, que el grafista, aquejado de un fuerte fanatismo f¨®bico, no ha dado una. Y el peri¨®dico que le ha permitido publicar el desaguisado, ojal¨¢ abrace el prop¨®sito de enmienda. No pierdo la esperanza.-