Un flautista para la historia

Como persona fue un amigo leal, sencillo, sin vanidad; como artista fue y quedar¨¢ como un nombre de leyenda. Rampal ha poblado de recuerdos imborrables nuestra memoria musical. En el Festival de Granada, 1953 -segundo que se celebraba- se unieron Zabaleta, Rampal, Argenta y la Orquesta Nacional para ofrecer un Mozart esplendoroso, puro, emocional.Ya era legendario el sonido luminoso de su flauta pero a ¨¦l a?ad¨ªa un criterio musical, un aura po¨¦tica, que transfiguraba Mozart o Vivaldi, Jolivat, Ohana o Mont-salvatge, pues Rampal, soberbio exponente de los maestros pret¨¦ritos, era apasionado transmisor de las creaciones de su tiempo, tanto solista cuanto en las agrupaciones que fundara (Ensamble Baroque, Quintento de Vientos). La m¨²sica que hac¨ªa Rampal ten¨ªa la belleza cl¨¢sica de los griegos (cuando sonaba su flauta en La siesta de un fauno el aire se serenaba).

Profesor apasionado, fidel¨ªsimo amigo de L¨®pez del Cid -otro flautista para la historia-, dict¨® cursos en Barcelona, Madrid, Granada o Santiago. Y su ¨²ltima actuaci¨®n en el Festival de Santander constituy¨® un homenaje ¨ªntimo y conmovedor; docenas de flautistas de diversos pa¨ªses sumaron su voz y su admiraci¨®n al maravilloso timbre de la flauta dorada de Rampal.