Un genio con manos de pulpo
El Portland ficha al franc¨¦s Jackson Richardson, una gran estrella que en 1995 fue considerado el mejor del mundo
Es original en todo. Naci¨® en Reuni¨®n, una isla francesa al sureste de ?frica, hace casi 31 a?os. Sus manos largu¨ªsimas y su dominio de la movilidad le convierten en una pesadilla para los rivales cuando defiende como avanzado. En el ataque, es simplemente genial. Y fuera de la pista resulta pol¨¦mico: no es raro verle fumando en la barra de un bar. Quienes insisten en difundir la belleza del balonmano en Espa?a tienen ahora una gran baza: Jackson Richardson ha fichado por el Portland San Antonio de Pamplona. Hay motivos para confiar en que el central franc¨¦s brillar¨¢ bastante m¨¢s en el club navarro que en el Groswallstadt alem¨¢n, con el que acaba de ganar la Copa de Ciudades, la cuarta competici¨®n internacional en importancia. Entre los que sostienen esa creencia est¨¢ el seleccionador espa?ol, Juan de Dios Rom¨¢n: "Aunque sean jugadores bastante distintos, a Richardson le pasa como a Talant . La dureza de las defensas en la Bundesliga, siempre al borde de lo que permite el reglamento, impide que ambos desarrollen la enorme creatividad que les define. El principal beneficiado por el fichaje va a ser el propio Richardson".
Duisheb¨¢iev, que juega en el Minden, y Richardson pertenecen al exclusivo club de los grandes maestros del balonmano, a pesar de que su complexi¨®n f¨ªsica es normal. El primero fue elegido como mejor jugador del mundo en 1994 y 1996; el segundo logr¨® esa distinci¨®n en 1995. Mientras el espa?ol destaca por su virtuosismo en la lectura del juego de ataque, el franc¨¦s (1,86 y 84 kilos) origin¨® una revoluci¨®n con su manera de defender por delante de la barrera. Adem¨¢s de ser lo que vulgarmente se llama una mosca cojonera -virtud esencial en ese puesto con el fin de que los atacantes rivales se sientan inc¨®modos- Richardson nunca hace un movimiento in¨²til. Esas armas, unidas a la longitud extraordinaria de sus manos de pulpo, producen un efecto a?adido al puramente t¨¦cnico: sugestionan negativamente a los atacantes, quienes tienden a agarrotarse en la circulaci¨®n por el p¨¢nico a que el tent¨¢culo del africano robe el bal¨®n y meta uno de sus fulgurantes goles de contraataque. Aspecto vital para que Francia fuese campeona del mundo en 1995.
Su brillo en la ofensiva depende m¨¢s de qui¨¦n est¨¦ a su lado y del criterio de los ¨¢rbitros. Richardson necesita que ¨¦stos no permitan el abundante reparto de le?a de la Bundesliga y, sobre todo, que a su diestra y siniestra haya alguien con mucho cerebro, adem¨¢s de fuertes m¨²sculos. Por ejemplo, Patrick Cazal, fichado el a?o pasado por el Bidasoa. Verles a los dos en perfecta simbiosis durante el Mundial de Croacia de este a?o era un gran placer para todo amante del balonmano: Richardson, como Duisheb¨¢iev, parece tener un ordenador en la cabeza que le indica la mejor jugada posible en d¨¦cimas de segundo, adem¨¢s de ojos en la nuca para colocar el bal¨®n donde nadie lo espera. "En el juego entre l¨ªneas, es un fuera de serie", enfatiza Rom¨¢n.
Al nuevo astro de la Liga Asobal le gusta cocinar, as¨ª como las pel¨ªculas de Fernandel, la m¨²sica criolla, el reggae y el jazz. Su llegada es el primer paso del rejuvenecimiento que necesita la veterana plantilla del San Antonio. Zupo Ekisoa¨ªn, el entrenador, no debe hablar de ¨¦l ahora. Bastante tiene con preparar el tercer partido de la final de la Liga contra el Bar?a, que gana por 2-0, y con echar pestes sobre la actuaci¨®n arbitral en el segundo. Pero deber¨¢ pensar seriamente en el trato especial que requiere el franc¨¦s fuera de la cancha, como subraya Rom¨¢n: "Mi amigo Daniel Constantini tard¨® a?os en darse cuenta de que no pod¨ªa tratar a Richardson como a los dem¨¢s. Por ejemplo, necesita levantarse tarde". ?Y los cigarrillos y las cervezas que Richardson y algunos compatriotas se tomaban en el hotel de Croacia mientras los espa?oles se concentraban como monjes? "De eso, prefiero no hablar", concluye.
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