Conflicto en Salesianos: consecuencias preocupantes
Se dice que el conflicto ocurrido en Burtzena (Colegio San Juan Bosco-Salesianos) est¨¢ solucionado. Nada mas lejos de la realidad. La chispa que provoc¨® un brote racista de semejante envergadura sigue viva. No s¨®lo en los da?os que la actuaci¨®n de padres y madres de este colegio ha provocado en los tres ni?os gitanos, sino tambi¨¦n en esos m¨¢s de seiscientos alumnos y alumnas que se han manifestado en contra de la escolarizaci¨®n de estos tres ni?os.Hemos asistido a un proceso repleto de errores: 1) Parece irregular cuando la legislaci¨®n educativa de Euskadi contempla la integraci¨®n como uno de sus pilares -filosof¨ªa que compartimos- el que en septiembre de 1999 se abra un colegio, el de Ametzaga, con s¨®lo alumnado gitano. Ya, en aquel momento, algo se tendr¨ªa que haber hecho; 2) Parece irregular asimismo, que, ante las noticias de conflictividad que van apareciendo en la prensa, ese colegio se cierre sin acabar el curso. Cualquiera sabe que los alumnos y alumnas que salgan de ah¨ª, est¨¢n ya estigmatizados y que su inserci¨®n en otras comunidades educativas va a ser complicada; 3) A partir de aqu¨ª, tres ni?os que en la actualidad tienen cuatro, siete y ocho a?os, comienzan un extra?o peregrinaje que les lleva a ser objeto de iras racistas, primero en el C.P. Zuazo, y despu¨¦s en el colegio concertado San Juan Bosco-Salesianos. La excusa: se empieza a hablar de la conflictividad de los propios ni?os y, cuando empieza a extenderse la pregunta de c¨®mo un centro educativo no puede dar respuesta a la supuesta conflictividad de tres ni?os de esas edades, se arguye que el problema son las familias. No obstante, lo que con toda claridad hemos visto en la televisi¨®n son gritos de alumnos y alumnas, son gritos y medidas de fuerza de padres y madres dirigidos precisamente contra estos tres ni?os.
La actuaci¨®n de la asociaci¨®n Iniciativa Gitana hace que, primero, se ponga sobre la gravedad del problema y, despu¨¦s, que se consiga encauzar.
Ahora, bien, la situaci¨®n resultante plantea bastantes cuestiones: La primera y m¨¢s importante, ?qu¨¦ visi¨®n tienen esos tres ni?os gitanos de los otros, cuando han sido obigados a deambular por centros donde lo primero que se les deja claro es que ni se les quiere ni hay disposici¨®n de darles la oportunidad de demostrar lo buenos, lo malos, o lo ni?os que son? ?Qu¨¦ poso dejar¨¢ en ellos esta experiencia? La segunda y tambi¨¦n importante: hay alumnos y alumnas de dos centros educativos que, en muy poco tiempo, han recibido un aut¨¦ntico cursillo intensivo de racismo: tres ni?os que pertenecen a otra etnia no s¨®lo no tienen derecho a convivir con ellos y ellas, ni siquiera tienen la oportunidad de demostrar c¨®mo son, es decir, no se les quiere dar la oportunidad de portarse mal", ni siquiera la de "portarse bien". Se les ha prejuzgado sin conocerles. Son algo ajeno, extra?o, sin derecho a escolarizarse en nuestro sistema, para quienes habr¨ªa habr¨ªa que inventar un gueto. No porque ean "malos", sino porque quiz¨¢s lo vayan a ser y, en todo caso, porque, seg¨²n se dice, sus padres y madres s¨ª lo son. En fin, son gitanos.
Es llamativo tambi¨¦n, que los padres y madres de San Juan Bosco-Salesianos, no quisieran dar la oportunidad al profesorado de realizar su labor educativa con esos ni?os. Profesores y profesoras que tienen en sus manos poner en marcha medidas para una correcta escolarizaci¨®n tanto de estos tres alumnos como del resto del alumnado. Eso refleja a las claras, que lo que contamina a ese centro educativo es, seg¨²n los padres y madres, su mera presencia. No se trataba de discutir ninguna medida educativa, sino, exclusivamente, su mera presencia.
La actuaci¨®n de la fiscal¨ªa de menores ha hecho que padres y madres del colegio hayan decidido enviar de nuevo a sus hijos e hijas a las aulas. A¨²n as¨ª, han declarado con posterioridad que seguir¨¢n tomando medidas con el fin de evitar la escolarizaci¨®n de esos tres ni?os en ese centro educativo. Nos gustar¨ªa llamar la atenci¨®n sobre las graves consecuencias que puede tener el persistir en dicha actitud: por un lado, por el da?o que se ha hecho a esos ni?os de cuatro, siete y ocho a?os, pero tambi¨¦n por otro, el da?o en el aprendizaje de valores que est¨¢n haciendo a sus propios hijos e hijas.
Kepa Otero Garc¨ªa es miembro de la Comisi¨®n Pedag¨®gica de SOS Racismo Bizkaia.
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