Una muerte "absurda y evitable"
Anna Busto sabe que no va a recuperar a su padre, pero la denuncia p¨²blica del jefe de cirug¨ªa cardiaca del hospital de Sant Pau, de Barcelona, por la muerte de enfermos del coraz¨®n en lista de espera le ha aliviado, si cabe, el dolor y la impotencia que le ha causado el "evitable" fallecimiento de su progenitor. C¨¦sar Busto perdi¨® la vida el 29 de marzo de 1998, a los 66 a?os, cuando llevaba m¨¢s de un a?o esperando una operaci¨®n en el hospital Cl¨ªnic de Barcelona para sustituirle dos v¨¢lvulas del coraz¨®n atrofiadas."Por fin alguien, en este caso un cardi¨®logo reputado como Alejandro Ar¨ªs, se ha atrevido a denunciar algo que muchas familias sufrimos y que las administraciones se empe?an en ocultar", afirmaba ayer la hija de C¨¦sar Busto, de Lli?¨¤ de Vall (Barcelona). Anna Busto conf¨ªa en que la denuncia que el jefe de cardiolog¨ªa del hospital de Sant Pau hizo p¨²blica la semana pasada a trav¨¦s de una carta al director en el diario La Vanguardia, origine una pronta reacci¨®n de las administraciones y sensibilice a la sociedad de que, si no se aportan soluciones, cualquier enfermo que espere una operaci¨®n de coraz¨®n corre el riesgo de morir antes de entrar en el quir¨®fano. "Las listas de espera son largas, pero el coraz¨®n no tiene espera", afirma Anna Busto.
La de C¨¦sar Busto fue una muerte "absurda y evitable", como la de los siete pacientes que estaban en lista de espera en el Sant Pau, seg¨²n relataba en su carta el cardi¨®logo Alejandro Ar¨ªs. La larga espera de C¨¦sar Busto -m¨¢s de un a?o, mientras el departamento de Sanidad asegura que la demora media en Catalu?a es de s¨®lo 2,8 meses-, fue m¨¢s que angustiosa, pues ¨¦l y su familia ve¨ªan c¨®mo se deterioraba progresivamente su salud. "Si alg¨²n m¨¦dico nos hubiera advertido de la verdadera gravedad del caso, habr¨ªamos hecho todo lo indecible para reunir el dinero necesario y acudir a un centro sanitario privado", se lamentaba ayer Anna Busto.
Todo empez¨® en el verano de 1995, cuando C¨¦sar Busto sinti¨® los primeros pinchazos en el pecho, sobre todo cuando realizaba alg¨²n esfuerzo. El m¨¦dico de cabecera le detect¨® la existencia de un soplo en el coraz¨®n y le dirigi¨® al cardi¨®logo del ambulatorio de Granollers. Tras multitud de pruebas, en diciembre de 1996, se le detect¨® el mal funcionamiento de la v¨¢lvula a¨®rtica y se le emplaz¨® para una intervenci¨®n quir¨²rgica. En marzo de 1997 entr¨® en lista de espera, y en diciembre del mismo a?o, al detect¨¢rsele otra v¨¢lvula coronaria en mal estado, le aseguraron que le operar¨ªan dentro de un mes. "Pas¨® un mes y, a pesar de las continuas llamadas para averiguar qu¨¦ d¨ªa le operaban, no conseguimos respuesta", explica la hija de C¨¦sar Busto. "Mientras, su estado iba empeorando d¨ªa a d¨ªa, no pod¨ªa realizar ning¨²n esfuerzo y le costaba incluso hasta caminar con normalidad", recuerda. El enfermo fue ingresado de urgencias en varias ocasiones, por desmayos y por hinchazones "desmesurados" en la piernas. "Insistimos en que se avanzara la fecha de la operaci¨®n, pero la ¨²nica respuesta que obtuvimos era que se intentar¨ªa", a?ade la hija de C¨¦sar Busto. La tercera vez que ¨¦ste entr¨® por la puerta del servicio de urgencias, tras perder el conocimiento en casa, ya no sali¨® con vida. La muerte le llegaba dos d¨ªas antes de la fecha programada para la intervenci¨®n. Anna Busto recordaba ayer c¨®mo llor¨® de rabia e impotencia cuando un d¨ªa despu¨¦s del entierro llamaron del hospital para saber por qu¨¦ el paciente no hab¨ªa ingresado al centro para ser sometido a la operaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.