Nubes y claros

Si el resultado de las corridas pudiera darse con los t¨¦rminos de un parte meteorol¨®gico, dir¨ªamos que el festejo fue de nubes y claros. Nubes grises y plomizas, con alg¨²n claro, en el toreo de capa de Curro Romero. Claros, con sol esplendoroso, en el toreo de muleta de Anto?ete a su primer toro. Y nubes amenazadoras, con algunos negros nubarrones, en el manejo de la espada para matar a su segundo.Luminosos y llenos de esplendor fueron los claros en el primer toro de Chenel. Con decisi¨®n y soltura sali¨® a recibirlo de capa y nos dej¨® a todos admirados con tres ver¨®nicas y media marca de la casa. El segundo lance, por el pit¨®n derecho, fue un prodigio de mando, temple, ajuste y seguridad.

En la faena de muleta, Anto?ete se dobl¨® por bajo con esa torer¨ªa que le caracteriza. All¨ª ol¨ªa a ese toreo de antes, que ya hemos dejado de ver, porque los diestros de ahora desconocen c¨®mo se hace. Remat¨® con un torer¨ªsimo trincherazo que arranc¨® de los tendidos un ol¨¦ aut¨¦ntico, tambi¨¦n de los de antes.

La faena a este toro fue breve, pero ajustada a las condiciones de la res. Empez¨® con un derechazo y un desarme y luego se centr¨® en dos tandas m¨¢s con la derecha, abrochadas con pectorales. Los tres naturales y el molinete invertido con que remat¨® aquella peque?a obra de arte fueron lo mejor de su tarea.

Su segundo enemigo fue un manso violento, al que cost¨® colocarle los puyazos que necesitaba. Lo castig¨® muy bien Antonio por bajo, y al intentar el toreo con la derecha, el toro se revolvi¨® y lo desarm¨®. Los nuevos intentos demostraron a quien quiso verlo el peligro de un animal que iba en busca del torero a la salida de cada muletazo. Para matarlo, un calvario. Y para m¨¢s trago, se lesion¨® la mu?eca.

Curro Romero tuvo sus claros en las ver¨®nicas de saludo al tercero de la tarde. Y sus nubes, en las dos faenas de muleta. Un pase por alto, un desarme, una espant¨¢ y un macheteo por la cara a ese tercero, bronco y violento. Unos derechazos a media altura, sin quedarse quieto, y un bajonazo en la tripa cuando advirti¨® que el toro no pasaba, en el sexto.

Hermoso de Mendoza tore¨® a caballo como ¨¦l sabe hacerlo. Se luci¨®, como es de costumbre, en el trance de las banderillas con su caballo Cagancho, con el que jug¨® con el toro por dentro, por fuera, de frente, de costado o a la grupa, y siempre llevando toreado al manso cuarto. Y clav¨® rejones y banderillas por todos los rincones del lomo de sus toros, como tambi¨¦n es costumbre.