El Bar?a consuma el pleno con un 3-0 y su s¨¦ptimo t¨ªtulo del a?o

Nadie les puede ganar. Cada d¨ªa que pasa, cada victoria que logran, cada t¨ªtulo que a?aden a su vitrina escriben una nueva p¨¢gina en una leyenda en la que no se adivina el final. Ayer en Pamplona volvieron a superar a un equipo extraordinario y entregado a la labor como el Portland San Antonio, apoyado por un p¨²blico de lo m¨¢s entusiasta. Pero nada puede frenar al Bar?a. Se trata de un equipo omnisciente. Todo lo hace bien. Derrocha calidad, pero no cae en la soberbia, sabe encontrar jugada a jugada la forma de superar las mil y una dificultades que le presenta el rival, no cae en la soberbia, es tenaz hasta la desesperaci¨®n para quien se opone a ¨¦l, es un equipo como no se ha visto en d¨¦cadas, ni en el mundo del balonmano ni en el de casi ning¨²n otro deporte. As¨ª y s¨®lo as¨ª se entiende c¨®mo fue capaz ayer de cerrar el tel¨®n de la temporada gan¨¢ndole por la v¨ªa r¨¢pida a un rival de la entidad del Portland, cerrando la final con un insuperable 3-0, sumando su quinto t¨ªtulo de Liga consecutivo y su s¨¦ptimo t¨ªtulo de la temporada, o lo que es lo mismo, todos aquellos en cuantos ha participado, incluida una sexta Copa de Europa que ning¨²n otro equipo ha sido capaz de ganar.El Bar?a gan¨® ayer porque estuvo mucho m¨¢s entero f¨ªsicamente y porque no tuvo que acarrear con el discreto estado de forma de varios jugadores como tuvo que hacerlo el Portland. Y a¨²n as¨ª, el equipo de Pamplona volvi¨® a acercarse a la herc¨²lea tarea que se hab¨ªa propuesto. Durante 35 minutos los dos equipos se dieron tanto como recibieron. No hab¨ªa quien abriera brecha. Se lleg¨® al empate a 15 sin que nadie fuera capaz de haber marcado una diferencia de dos goles. Una demostraci¨®n de hasta qu¨¦ punto se estaba jugando al l¨ªmite. Villaldea y Barbeito martirizaron a los centrales del Bar?a. Pero al Portland, a pesar de que Olalla tom¨® el relevo por momentos, le falt¨® mayor variedad de recursos, entre otras cosas porque Garralda lleg¨® extenuado a este partido y poque Jakimovic y Kisselev apenas existieron. El Bar?a no perdon¨®. Desde que se adelant¨® en el marcador, coincidiendo curiosamente con una exclusi¨®n de Lozano, ya fue imparable y en los momentos finales Chepkin martiriz¨® a la defensa pamplonica. El Bar?a gan¨® de forma majestuosa, como lo hace casi siempre, a?adiendo puntos suspensivos a una leyenda que sigue abierta.