Una vulgaridad espantosa
El p¨²blico se quejaba de los toros, porque estaban inv¨¢lidos, pero los toreros no podr¨¢n quejarse de su nobleza. Bueno, a lo mejor s¨ª se quejan. Los toreros de hoy son muy quejicas y tambi¨¦n muy triunfalistas. Por hablar que no quede. Pero a la hora de la verdad pocos son los que a los toros les dan aut¨¦ntica fiesta y lo m¨¢s probable es que no sepan pasar de la vulgaridad, en diversos grados. Los de esta funci¨®n no se quedaron cortos y lograron alcanzar la vulgaridad absoluta. Tiene m¨¦rito.Ni un lance, ni una suerte fundamental que mereciera la pena; se dice pronto, con aquellos toros, inv¨¢lidos y manejables. Cabr¨ªa destacar, s¨ª, los arrestos de G¨®mez Escorial a porta gayola: el toro apareci¨® lentamente midiendo con la mirada el amplio espacio del redondel, amag¨® la embestida al descubrirle arrodillado, se tir¨® de s¨²bito al bulto y G¨®mez Escorial hubo de librar la feroz tarascada, primero haci¨¦ndose el quite con el capote, luego apretando a correr, aunque el toro le persigui¨® y de poco lo alcanza.
Bayones / Finito, Uceda, G¨®mez Toros de Los Bayones (dos, devueltos por inv¨¢lidos), bien presentados, inv¨¢lidos, manejables
Sobreros: 2?, de Gabriel Hern¨¢ndez, bien presentado, inv¨¢lido. 6?, de Pe?ajara, con trap¨ªo, encastado. Finito de C¨®rdoba: pinchazo y bajonazo (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda); estocada ca¨ªda (escasa petici¨®n, ovaci¨®n y tambi¨¦n pitos cuando sale al tercio). Uceda Leal: estocada trasera -aviso- y cuatro descabellos (algunas palmas); pinchazo y estocada (aplausos y sale al tercio). G¨®mez Escorial: pinchazo perdiendo la muleta -aviso-, otro pinchazo perdiendo la muleta, media y tres descabellos (silencio); cuatro pinchazos y estocada ca¨ªda perdiendo la muleta; se le perdon¨® un aviso (silencio). Plaza de Las Ventas, 24 de mayo. 15? corrida de abono. Cerca del lleno.
Otra excepci¨®n en la corrida d¨®cil y aborregada fue el segundo sobrero, hierro Pe?ajara, lidiado en sexto lugar, pues pose¨ªa casta. Ya se sabe lo que trae la casta: emociones, y a su vez peligros si no se le sabe lidiar. Y de ambas cosas hubo. Sacaba el toro genio, se arrancaba pronto y G¨®mez Escorial era incapaz de resolver la papeleta de las embestidas encastadas. Mal colocado casi siempre, sin mando, continuamente se ve¨ªa achuchado y perseguido.
Del valor de G¨®mez Escorial nadie duda y de sus ganas de ser torero tampoco. El ¨²ltimo toro, luego devuelto por su absoluta invalidez, le peg¨® una voltereta tremenda en los capotazos de recibo, y se incorpor¨® sin mirarse siquiera el terno. Antes -ya se dijo- hab¨ªa sucedido lo de la porta gayola. Y toda la tarde estuvo muy animoso, manteniendo alta la moral a pesar de que se le malograban los intentos de torear. Puede que a¨²n le falte madurez; que no haya adquirido la preparaci¨®n adecuada para resolver las papeletas que presentan los toros hechos.
El toro anterior de G¨®mez Escorial, que desarroll¨® nobleza, le achuch¨® demasiadas veces en el turno de muleta, ya que le aplicaba medios pases, perd¨ªa la colocaci¨®n al rematarlos, y en todas las tandas se ve¨ªa desbordado. G¨®mez Escorial no dio la sensaci¨®n de ser el torero que promet¨ªa en anteriores actuaciones. Y, con la espada -pinchando mal, perdiendo la muleta- a¨²n estuvo peor.
Las limitaciones de G¨®mez Escorial pod¨ªan entenderse: ha toreado poco, le falta placearse. Pero no la vulgaridad apabullante, insufrible, de sus compa?eros de terna. Finito de C¨®rdoba, el "resucitado" -que dec¨ªan en Sevilla-, se comport¨® como un pegapases aburrido y ventajista; venga de meter el dichoso pico, de rectificar terrenos, de poner posturas pintureras para aliviarse en el momento de parar, templar y mandar.
Nada par¨®, templ¨® ni mand¨® Finito de C¨®rdoba. Alargando el brazo al modo de los guardabarreras, descargando la suerte, corriendo al rematar los pases, ni se para, ni se templa, ni se manda.
Y lo propio podr¨ªa decirse de Uceda Leal, que junto a alg¨²n muletazo adormeciendo el recorrido, imprimi¨¦ndole cadencioso ritmo, multiplic¨® los que llevaban los mismos defectos apuntados en Finito. Se nota que Uceda Leal, una fuerte esperanza de torero artista, inspirado y exclusivo, en sus comienzos, se ha apuntado a los trucos de la neotauromaquia adocenada y pegapasista.
Tarde sopor¨ªfera para un p¨²blico que aguant¨® pacientemente las interminables dos horas y media de funci¨®n. Pocos se marcharon a la hora en que empezaba el partido de Par¨ªs y dec¨ªan por el tendido que quienes se quedaban eran del Atleti. Pero qu¨¦ va: cuando el Real Madrid marc¨® su primer gol, menudo alboroto hubo en la plaza. Alguien dio la voz de alarma: "?Gol del Madrid!". Y para muchos fue el ¨²nico motivo de jolgorio en la tarde espesa e insoportable.
Babelia
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