Monsiv¨¢is explica la cultura latinoamericana en un sugerente libro "Los escritores del 'boom' rompieron nuestro aislacionismo", afirma el autor mexicano
Jam¨¢s imagin¨® Carlos Monsiv¨¢is (M¨¦xico, 1938) que con Aires de familia fuera a ganar el 28? Premio Anagrama de Ensayo. "Le¨ª de adolescente demasiada literatura fatalista y desde entonces me he condenado a no esperar nada. Me siento casi siempre como un personaje de novela existencialista perdido en Disneylandia. No tengo confianza en la victoria y como soy neoliberal tampoco me encomiendo a la mercadotecnia", afirm¨® ayer en Barcelona.
La verdad es que este existencialista perdido en Disneylandia ha escrito un libro imprescindible para conocer y comprender mejor la cultura y la sociedad latinoamericana del siglo XX. Y lo mejor es que lo ha hecho en forma de cr¨®nicas, muy amenas y ¨¢giles, cargadas de informaci¨®n, en las que recorre la literatura, el pensamiento, la identidad, el cine, la m¨²sica, la televisi¨®n, las nuevas tecnolog¨ªas. Cuenta Monsiv¨¢is que ha prescindido de la pol¨ªtica y de la cr¨ªtica porque merecen ensayos m¨¢s largos que proyecta para el futuro.En Aires de familia. Cultura y sociedad en Am¨¦rica Latina (Anagrama), el escritor mexicano analiza el siglo XX dividido en dos partes: la primera mitad, en la que la cultura latinoamericana se siente aislada, y la segunda, en la que entra de lleno en la modernidad y se integra en el proceso internacional.
Ese aislacionismo cultural que vivi¨® Latinoam¨¦rica se debi¨® en parte "a la propia insuficiencia, pero fue impuesto b¨¢sicamente desde fuera". "Se sigui¨®, por as¨ª decirlo, la estrategia psicol¨®gica de la cabeza de rat¨®n. Est¨¢bamos demasiado lejos y lo que se hizo fue tratar de engrandecer lo que se ten¨ªa. Eso se termin¨® en muy buena medida por el boom latinoamericano, o lo que haya sido, realidad mercadot¨¦cnica o suma de grandes escritores. Pero, ciertamente, a partir de Garc¨ªa M¨¢rquez o de Borges ya no tuvo ning¨²n sentido hablar de literaturas perif¨¦ricas".
Ahora hay otro tipo de aislamiento: "No hay un mercado com¨²n editorial latinoamericano. Lo que se produce en un pa¨ªs es absolutamente desconocido en los dem¨¢s. La mayor¨ªa de las editoriales latinoamericanas se limitan a sobrevivir y apenas alcanzan el territorio nacional. ?sa es la gran ventaja de la industria editorial espa?ola, que ha encontrado la manera de distribuir". ?C¨®mo se ve esta invasi¨®n espa?ola? "No hay reacciones chovinistas, yo dir¨ªa que se ve con tranquilidad. Si hay un asomo de sentimiento es la envidia, pero no va m¨¢s all¨¢, porque se tiene conciencia de la dificultad de editar".
Es espl¨¦ndido el cap¨ªtulo dedicado al cine, en el que analiza la influencia de Hollywood y la aparici¨®n y el desarrollo de las filmograf¨ªas nacionales. "En el caso de M¨¦xico, la imagen que todav¨ªa hoy se tiene viene del cine, de una etapa que da los personajes, la psicolog¨ªa, las atm¨®sferas urbanas, las rurales, que fomentan la ilusi¨®n de que lo que se est¨¢ viendo es lo real y que, por tanto, se constituyen en una suerte de archivo de Indias de im¨¢genes, sonidos y comportamientos, y eso no lo daba el teatro, que era muy restringido, y s¨®lo parcialmente la m¨²sica popular, que adem¨¢s la incluye el cine".
En las p¨¢ginas dedicadas a la m¨²sica, cuenta Monsiv¨¢is que la derecha, que tiene gran experiencia en la quema de libros y revistas, destruy¨® en M¨¦xico incluso discos de rock, de Elvis Presley y de Little Richard. "A Presley le inventaron una declaraci¨®n seg¨²n la cual prefer¨ªa besar a una negra antes que a tres mexicanas y entonces se prohibieron sus discos. Hab¨ªa un chovinismo muy fantasioso. En el caso de P¨¦rez Prado, el gran creador del mambo, se invent¨® que hab¨ªa puesto en mambo el himno nacional mexicano y se le expuls¨® del pa¨ªs".
Magn¨ªfica es la forma en que trata la literatura, como tambi¨¦n la lucha que describe entre la alta cultura y la cultura popular y c¨®mo ¨¦sta se va imponiendo.
Los finales del siglo, explica, son contradictorios y complementarios: se imponen la diversidad y el multiculturalismo, y hay lugar para la esperanza, pero quiz¨¢ m¨¢s para la desesperanza. "Ya no es tanto un problema cultural como de distribuci¨®n de los ingresos. Se ha acentuado la desigualdad, la injusticia social, el empobrecimiento, y esto tiene consecuencias dram¨¢ticas y tr¨¢gicas. Cada vez es mayor el inter¨¦s por las cuestiones culturales y ha desaparecido el antiintelectualismo de la sociedad, pero la posibilidad de comprar libros se aleja de la mayor¨ªa, incluso de los estudiantes. El ¨¦xito de la macroeconom¨ªa cantado por los gobiernos es falso, es el fracaso de la microeconom¨ªa".
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