'Civet' de conejo en do mayor
La algarab¨ªa que suele suscitar el juego de asociaciones imposibles entre la m¨²sica y la buena mesa se ha visto ¨²ltimamente reconfortada por una colecci¨®n de ¨®pera gastron¨®mica, con varios festines alrededor de personajes del arte l¨ªrico, y por unas inquietantes palabras de Ferran Adri¨¤, cocinero de El Bulli y primer sumo sacerdote de la alimentaci¨®n art¨ªstica del sigloXXI.Las cosas de la cocina, como las cosas del querer, son siempre delicadas. Por ello es especialmente sabrosona la aventura a que se han lanzado Francesco Attardi, music¨®logo y titular de Historia y Est¨¦tica Musical en la c¨ªvica Scuola di Musica de Mil¨¢n, y Elisa de Luigi, pianista, cantante y profesora del Conservatorio de Mil¨¢n, desvelando nuevos enfoques de la ¨®pera en clave gastron¨®mica, en una colecci¨®n editada en espa?ol por Siglo XXI. Las primeras entregas han sido en torno a Papageno, Lady Macbeth y Aida. Rossini, el compositor bendecido por los gastr¨®nomos, se ha quedado por el momento en un segundo plano ante el empuje inicial de Mozart y Verdi. Lo de Papageno es f¨¢cilmente comprensible por las penurias a que se ve sometido en La flauta m¨¢gica. Sorprende m¨¢s Lady Macbeth y, sobre todo, Aida. ?Ser¨ªa una buena cocinera la esclava et¨ªope?
Es lo que piensan los autores del libro cuando dicen que "las principales dotes de Aida, la irresistible cualidad que va a llevar a la ruina al joven capit¨¢n, son en verdad su habilidad de sublime cocinera. Y Radam¨¦s es un extraordinario gourmet". A partir de ah¨ª, el despliegue de recetas no se hace esperar: codornices en sarc¨®fago, faraona agridulce, momias de pescado guisadas, jerogl¨ªficos de almendras, pir¨¢mides de profiteroles, cusc¨²s de Amonasro... M¨¢s de uno encontrar¨¢ esta desenfadada y disparatada lectura de la ¨®pera, a trav¨¦s de piruetas de corte gastron¨®mico, una frivolidad. Sin embargo, en su intenci¨®n de divertimiento, aporta una visi¨®n refrescante y divertida. Como divertido fue el despliegue de nuevos platos que en homenaje a Rossini inventaron Juan Mari Arzak, Pedro Subijana o Mar¨ªa Jes¨²s Fombellida en San Sebasti¨¢n para celebrar el segundo centenario de su nacimiento. O, m¨¢s a¨²n, las sugestivas propuestas que pens¨® Elena Arzak para el caso de una hipot¨¦tica visita de Mozart, Haydn y Beethoven a su restaurante, despu¨¦s de tener alborotada durante varios meses a toda la brigada de la cocina con la utilizaci¨®n permanente de las esencias del clasicismo como fondo musical. En concreto, la becada que imagin¨® para sorprender a Beethoven era de lo m¨¢s sutil.
Esto de los nuevos platos alrededor de la m¨²sica no es ¨²nicamente una chaladura de los cocineros donostiarras. En algunos festivales de verano que tienen posibilidad de cenas al aire libre se han editado libros de recetas muy imaginativos. En Glyndebourne, por ejemplo, Michel Smith ha escrito uno de pic-nics con modalidades mediterr¨¢neas, americanas, rom¨¢nticas, indias, formales, para viajeros de tren y, por supuesto, inglesas de pura cepa; y en Ravinia, a las afueras de Chicago, se han visto obligados a publicar un segundo libro de recetas de m¨¢s de 400 p¨¢ginas ante el ¨¦xito delirante de ventas del primero.
Entre tanta estimulaci¨®n g¨¢strica, no les he contado todav¨ªa qu¨¦ es lo que ha dicho Ferran Adri¨¤ respecto a la m¨²sica. Pues bien, el gran guru se descolg¨® el domingo pasado entre una exhibici¨®n de retrosabores, mezclas de temperatura, platos acompa?ados con ramitas arom¨¢ticas para oler entre bocado y bocado, o ins¨®litas combinaciones como los percebes con t¨¦ chino, afirmando que "aunque quiz¨¢ en esta generaci¨®n todav¨ªa no lo veamos, pero en la cocina del futuro cada plato requerir¨¢ una m¨²sica diferente". Viniendo esto de quien viene hay que tom¨¢rselo absolutamente en serio. La Gesamtkunstwerk, en versi¨®n poswagneriana. De momento, uno puede tener dudas y hasta insomnio pensando si los percebes al t¨¦ estar¨¢n mejor acompa?ados con Bach, Kurt¨¢g, m¨²sica bereber o simplemente con el ruido de las olas del mar, o si con el civet de conejo con gelatina caliente de manzana es m¨¢s aconsejable un madrigal de Monteverdi, un peque?o apunte de Webern o una frase musical de Hanspeter Kyburz.
De reinterpretar la ¨®pera de una manera gastron¨®mica a inventar est¨ªmulos musicales en torno a la mesa hay un amplio arco. Los gustos reunidos, que dir¨ªa Couperin con mucho tino. Y es que, mientras los americanos se entretienen combinando la m¨²sica de Bach con los sonidos extraterrestres, en el laboratorio futurista de El Bulli, Ferran Adri¨¤ ya empieza a darle vueltas a la importancia del sonido en los sabores. La cosa promete.
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