Sin tracas
Doy fe de que las tracas fueron disparadas ayer. Pero en Madrid, en el Santiago Bern¨¢beu, y no en Valencia. Una vez m¨¢s, el Valencia CF ha gastado la p¨®lvora de una magn¨ªfica campa?a en la Liga de Campeones en las salvas de una frustrante e inesperada final. Ahora bien, habr¨¢ que recordar que la irregularidad ha sido el rasgo definitorio de la historia del club desde que se fundara all¨¢ por los comienzos del siglo. Falta de car¨¢cter es precisamente lo que siempre le han achacado tanto sus seguidores como sus rivales. Ni siquiera tipos duros como el entrenador H¨¦ctor C¨²per ni corredores de fondo como el capit¨¢n Mendieta han sabido inyectar fortaleza de ¨¢nimo en la hora de la verdad. Han sido unos dignos y elegantes perdedores, pero perdedores al fin y al cabo. Y ya sabemos que los perdedores habitan las novelas, nunca los libros de historia. Los trazos del club son un fiel reflejo de un pueblo con fama de inconstante y superficial, de brillante en la forma y hueco en el fondo.Hu¨¦rfanos de triunfos durante largos periodos, los aficionados valencianos han tenido que recurrir al estoicismo para soportar presidentes ineptos, jugadores perezosos, entrenadores oportunistas y toda una corte de incompetentes te?ida de la fanfarroner¨ªa de los huertanos ricos.Pero esas pertinaces sequ¨ªas de alegr¨ªas han provocado que los momentos dulces hayan quedado grabados en la memoria y en los sentimientos de varias generaciones de valencianos. La gloriosa delantera el¨¦ctrica de los a?os cuarenta salt¨® de boca en boca para mantener viva la ilusi¨®n hasta que llegaron los Claramunt, Guillot o Poli de finales de los sesenta y principios de los setenta. Despu¨¦s hubo que esperar otro relevo generacional para contemplar la magia del Valencia de Kempes. Pasada una traves¨ªa del desierto que parec¨ªa eterna, el equipo actual ha invertido una tendencia nefasta de apostar por las figuras para jugar todas sus cartas en el colectivo. Aunque sin tracas de fiesta, la alineaci¨®n entera del Valencia CF de esta temporada merece ser recordada y ser¨¢ recitada, sin duda, por generacionese ni?os.
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