Los cristianos del sur de L¨ªbano quieren que el Estado les proteja
Marjayoun es un caos. La antigua capital militar y administrativa del sur de L¨ªbano se encuentra, tres d¨ªas despu¨¦s del repliegue de las fuerzas del Ej¨¦rcito israel¨ª, sumida en la m¨¢s absoluta confusi¨®n: invadida por millares de curiosos, con los comercios cerrados, sin apenas servicios p¨²blicos y ninguna autoridad civil. La presencia por doquier de la guerrilla islamista shi¨ª de Hezbol¨¢ no consigue tranquilizar a la poblaci¨®n, de mayor¨ªa cristiana, que reclama insistentemente al Gobierno de Beirut que asuma sus responsabilidades y despliegue de manera inmediata a lo largo de toda la zona suficientes fuerzas de seguridad del Estado."Hoy estamos mejor que ayer. Al menos no tenemos bombardeos. La guerra la podemos dar por acabada. Ahora estamos festejando la victoria. Pero debemos acabar con el caos. El Estado de L¨ªbano debe enviar fuerzas policiales y de seguridad suficientes como para tranquilizar a toda la poblaci¨®n. Los medios que ha enviado hasta ahora no son suficientes", afirma el arzobispo grecoortodoxo Elias Kfur desde el palacio arzobispal de Marjayoun, convertido desde hace tres d¨ªas, por ausencia de las autoridades civiles, en el ¨²nico jerarca visible de la regi¨®n.
La voz y los gestos del arzobispo Kfur, que en los primeros momentos del repliegue israel¨ª sirvi¨® de enlace entre las milicias prosionistas de Lahad y el Gobierno liban¨¦s facilitando su rendici¨®n, no han conseguido convencer a las autoridades de Beirut ni apaciguar a la diezmada poblaci¨®n de mayor¨ªa cristiana, que de la noche a la ma?ana ha visto desaparecer de sus calles a los soldados israel¨ªes y ocupadas ahora por los guerrilleros musulmanes de Hezbol¨¢, cuya presencia inquietante les ha hecho recordar los cap¨ªtulos m¨¢s sangrientos y feroces de la guerra civil libanesa.
"La poblaci¨®n de L¨ªbano Sur tiene miedo. A¨²n est¨¢ metida en sus casas. Espera la llegada del Estado", insiste el arzobispo mientras se?ala las tiendas y comercios cerrados de la ciudad y recuerda las horas siguientes a la retirada israel¨ª, cuando se produjo un buen n¨²mero de incidentes de orden p¨²blico y menudearon los asaltos, robos e incendios, que ¨¦l califica de "peque?as venganzas por las rivalidades surgidas durante las dos d¨¦cadas de ocupaci¨®n".
La banca Fransabank fue el ¨²nico establecimiento que no cerr¨® sus puertas. Los administradores de la principal entidad financiera de la zona se vieron obligados a hacer frente a una oleada de clientes que trataban de retirar sus ahorros en moneda fuerte, preferentemente d¨®lares, y que a continuaci¨®n abandonaron el pa¨ªs. Ahora, los empleados del banco se ven forzados de nuevo a hacer horas extras para atender a aquellos que han optado por quedarse pero que quieren colocar a buen recaudo el dinero ahorrado durante los ¨²ltimos a?os.
Este sentimiento de miedo e inquietud de los ¨²ltimos 87.000 vecinos del sur de L¨ªbano -la zona contaba con 300.000 habitantes al iniciarse la ocupaci¨®n israel¨ª- queda difuminado por la oleada de alegr¨ªa oficial decretada desde el Gobierno de Beirut, que ha logrado arrastrar hasta la regi¨®n a millares de curiosos.
Llegan agitando las banderas amarillas de Hezbol¨¢. Y tratan de descubrir las ¨²ltimas huellas de la ocupaci¨®n israel¨ª rebuscando en el suelo -entre los papeles medio calcinados o los restos de un blindado destrozado- los indicios de un documento confidencial o de un secreto militar que les ayude a explicar lo sucedido durante las dos d¨¦cadas de ocupaci¨®n en que la zona permaneci¨® herm¨¦ticamente cerrada. Pero la m¨¢xima ambici¨®n de los inesperados visitantes es poder llegar hasta la frontera internacional, otear lo que hay al otro lado de la verja de hierro y tratar de descubrir, mirando a trav¨¦s del alambre de espino, el rostro verdadero de su enemigo: Israel.
"Espero que pronto se vayan y podamos rehacer nuestras vidas con tranquilidad y sosiego", aseguran los vecinos de Marjayoun se?alando despectivamente a esa oleada de inesperados y vociferantes reci¨¦n llegados, convertidos, para ellos, en los "¨²ltimos invasores".
[El primer ministro liban¨¦s, Salim Hoss, pidi¨® ayer a los milicianos proisrael¨ªes que huyeron a Israel tras la retirada del Ej¨¦rcito hebreo del sur de L¨ªbano, que regresen a su pa¨ªs y se entreguen a la justicia, informa France Presse. "La justicia libanesa es honesta, justa y transparente, y se han tomado medidas para acelerar los procesos", a?adi¨® Hoss].
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