Como escuchar a una planta crecer
Noche de intimidades, de sonidos de terciopelo, de emoci¨®n y poes¨ªa y, fundamentalmente, de m¨²sica, pura y exclusivamente m¨²sica, la que promet¨ªa esta cantautora de Cleveland en el inicio de su corta gira por nuestro pa¨ªs, tres actuaciones celebradas en sendos teatros: la de ayer, en Madrid; hoy, en Murcia, y ma?ana, en Barcelona.Como telonero actu¨® un interesante artista, perteneciente a la nueva generaci¨®n de revitalizadores del blues ac¨²stico: Corey Harris. Fueron 38 excelentes minutos, entre los que cabe destacar dos temas: Preaching blues y Black angel.
La menuda y musculada figura de Tracy Chapman, vestida sobriamente de negro, irrumpi¨® sobre el escenario a los acordes de Nothing yet, y la complicidad de un p¨²blico que se hab¨ªa dejado un past¨®n en la taquilla se hizo notar con la primera pulsaci¨®n de guitarra y en cuanto la personal¨ªsima voz de esta int¨¦rprete llen¨® la tenue atm¨®sfera de las cajas del teatro. Situada en mitad del escenario, Tracy apareci¨® rodeada y respaldada por un cuarteto que parec¨ªa dise?ado especialmente para su modo de concebir la m¨²sica. Apenas les permiti¨® explayarse musicalmente m¨¢s que al final del concierto.
Tracy Chapman y Corey Harris Tracy Chapman (voz y guitarra), Paul Bushnell (bajo), Danny Fongheis (bater¨ªa), Steve Hunter (guitarra) y Jeff Young (teclados y coros)
Teatro Alc¨¢zar. 4.850, 5.250 y 5.650 pesetas. Madrid, 29 de mayo.
El escaso repertorio interpretado -m¨¢s de 20 canciones- supuso, por un lado, el rodaje en directo de su quinto, ¨²ltimo y po¨¦tico disco, Telling stories, pero tambi¨¦n el reencuentro con la viejas composiciones -alguna de ellas gran ¨¦xito comercial- que han hecho de la Chapman una artista de culto y una continuadora tenaz de la labor de los folcloristas concienciados de la Am¨¦rica de los a?os cincuenta y sesenta: Phil Ochs o Woody Guthrie, por no hablar de Bob Dylan. Y todo ello siendo mujer y de color.
A su favor tuvo constantemente a los entregados espectadores, que entraron religiosamente en los melanc¨®licos ambientes de sus temas nuevos -Less than strangers o Wedding song-, pero que dejaban exclamar un leve rugido -todo era leve en este concierto- de felicidad al arrancarse Tracy con sus grandes ¨¦xitos, como Fast car, posiblemente su pieza m¨¢s redonda, o Talking about the revolution. Para el final hab¨ªa una sorpresa preparada en forma de recordatorio musical para el ¨²ltimo rockero de color con un mensaje que ha llegado a calar a trav¨¦s de varias generaciones: Bob Marley. De ¨¦l sonaron Give me one reason y Get up and stand up.
Fue un concierto delicioso para los enamorados de su peculiar forma de hacer en m¨²sica: intenso, ¨ªntimo, comprometido y sincero. Para los no tan convencidos, son¨® lineal, con gran reiteraci¨®n r¨ªtmica y mel¨®dica, y dej¨¢ndolo todo s¨®lo a la capacidad expresiva de la solista. Por decirlo de una forma po¨¦tica, para los que no son tan fans, o¨ªr a Tracy Chapman viene a ser como escuchar c¨®mo crece una planta.
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