La Universidad, o ser¨¢ investigadora o no ser¨¢
La sociedad espa?ola no ha asimilado la idea de que la investigaci¨®n es consustancial a la Universidad. El reparto de competencias entre los nuevos ministerios de Educaci¨®n y Cultura y de Ciencia y Tecnolog¨ªa puede representar una nueva barrera para esta imprescindible afirmaci¨®n, de modo que puede contribuir a desfigurar todav¨ªa m¨¢s la visi¨®n de la Universidad como centro docente e investigador. Nadie parece darse cuenta de la importancia capital que para el alumnado tiene estar expuesto a la influencia positiva de profesores que son investigadores activos. Sin investigaci¨®n, la Universidad no es m¨¢s que un instituto superior que se limita a la transmisi¨®n del saber, frecuentemente de forma poco cr¨ªtica y sin que los alumnos lleguen a aprehender c¨®mo se generaron los conocimientos. De esa manera se ense?a ciencia "revelada" y no "descubierta". Cuando la ciencia se transmite as¨ª no se diferencia mucho de la forma en que en la Edad Media se ense?aba medicina usando los textos de Hip¨®crates o Galeno pero sin hacer ninguna disecci¨®n.Es imprescindible recoger en la nueva LRU (Ley de Reforma Universitaria) que la investigaci¨®n es parte intr¨ªnseca de las tareas de un profesor universitario y tomar medidas para favorecer la actividad investigadora asegurando que ¨¦sta reporte beneficios claros a los profesores que la ejercen y tambi¨¦n a sus centros. Sin embargo, la separaci¨®n en dos ministerios de las dos tareas b¨¢sicas de la Universidad, docencia e investigaci¨®n, no facilita, de entrada, la toma de este tipo de decisiones.
La falta de percepci¨®n de las universidades como centros de investigaci¨®n tiene consecuencias graves. La peor es que los rendimientos en investigaci¨®n no est¨¢n contemplados en los baremos que se utilizan para calcular la subvenci¨®n que reciben las universidades de los gobiernos de los que dependen. El presupuesto est¨¢ basado esencialmente en el n¨²mero de alumnos y en el de docentes. El resultado es que las universidades no reciben directamente dinero para llevar a cabo investigaci¨®n, ni, lo que es m¨¢s grave, se benefician de forma directa (es decir, con mayores ingresos netos) de la investigaci¨®n que sus profesores llevan a cabo. M¨¢s bien es al contrario, y de hecho les cuesta dinero, como ha se?alado recientemente el vicerrector de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona, profesor Enric Canela. La obtenci¨®n de fondos destinados a la investigaci¨®n depende de la iniciativa de los profesores, que, si tienen ¨¦xito en sus peticiones, perciben unas cantidades finales para desarrollar un proyecto, mientras que la Universidad recibe un 10% del total que no alcanza a cubrir el incremento en los gastos generales (agua, luz, mantenimiento de instalaciones y aparatos, administraci¨®n) resultantes de la actividad investigadora.
La consecuencia de esta situaci¨®n es que ni la instituci¨®n ni el profesor se benefician de forma palpable de la investigaci¨®n que realizan. Por eso para el profesor se convierte en una actividad opcional, completamente dispensable y que se lleva a cabo pr¨¢cticamente como un capricho. Por las mismas razones, las universidades no sienten ninguna necesidad seria de presionar a sus profesores para que hagan investigaci¨®n. Se argumentar¨¢ que se consigue un mayor prestigio, pero en un ambiente tan poco competitivo como el espa?ol eso se traduce en muy poco o nada. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, son muchos los profesores universitarios que se dedican con el mayor ah¨ªnco a la investigaci¨®n y de ninguna manera se puede permitir que tanto esfuerzo se malogre. Porque, si los dos ministerios -Educaci¨®n y Cultura y Ciencia y Tecnolog¨ªa- no consiguen aunar sus iniciativas en la direcci¨®n de favorecer la investigaci¨®n en la Universidad, ¨¦sta corre el grave peligro de acabar siendo s¨®lo un lugar "donde se dan clases" mientras la creaci¨®n de nuevos conocimientos se lleva a cabo en otros lugares. En estas circunstancias, alguien deber¨ªa indicar d¨®nde.
Joan J. Guinovart es catedr¨¢tico de Bioqu¨ªmica y Biolog¨ªa Molecular de la Universidad de Barcelona. Email: guino@sun.bq.ub.es
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