La planta de la inmortalidad
Antonio D¨ªaz pertenece a una familia de agricultores de Estepona (M¨¢laga) y, al igual que su padre, es "un innovador". Hace 15 a?os, y despu¨¦s de algunos "fracasos" al experimentar con cultivos diferentes a los tradicionales de la zona, decidi¨® afrontar un riesgo m¨¢s. Un americano llamado James Marsh hab¨ªa introducido siete a?os antes una variedad conocida como Aloe barbadensis en el municipio, y Antonio no lo pens¨® dos veces. Se puso manos a la obra y "dedic¨® el trozo de campo que heredara de su padre al cultivo de esta especie vegetal", de la familia de las lili¨¢ceas. A sus 49 a?os, reconoce que tom¨® esta decisi¨®n porque cre¨ªa "que tra¨ªa cuenta econ¨®micamente", aunque al principio no le dio para vivir. Su trabajo como funcionario en el Ayuntamiento ha compensado sus escasos beneficios iniciales, mientras el cultivo "perd¨ªa dinero".Con el paso del tiempo el aloe, que anta?o se utilizaba como remedio casero, se ha vuelto a poner de moda, y Estepona se ha convertido en el primer municipio europeo en el cultivo, la producci¨®n y exportaci¨®n del jugo de esta planta. Lo cierto es que el aloe est¨¢ recuperando su sitio en la farmacopea y, de paso, en la historia, donde ha jugado un importante papel a lo largo de todas las ¨¦pocas. Los chinos fueron los primeros en utilizarlo por sus virtudes medicinales y curativas, aunque ya en la Biblia son frecuentes las alusiones y, seg¨²n los Evangelios, el cuerpo de Jes¨²s fue envuelto en un sudario de lino con "una mezcla de mirra y aloe".
Tambi¨¦n Alejandro Magno lo recomendaba entre los pertrechos de intendencia, y Col¨®n, que llamaba a esta especie "el doctor en la maceta", consideraba que para mantener la salud el hombre debe tomar "trigo como alimento, uva para levantar el ¨¢nimo, aceite para la armon¨ªa y aloe para cura". En Egipto la llamaban la "planta de la inmortalidad" y Cleopatra la usaba en sus ba?os de belleza.
Leyendas al margen, lo cierto es que el aloe tiene un sinf¨ªn de aplicaciones pero, sobre todo, es un potente cicatrizante de todo tipo de heridas y quemaduras, un regenerador celular y sus propiedades antis¨¦pticas coagulantes y antiinflamatorias son bien conocidas. El poder terap¨¦utico de esta planta, que procede del sur de Africa, fue redescubierto tras el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, para el tratamiento de las quemaduras producidas por las radiaciones de las deflagraciones.
Antonio D¨ªaz conoce todas estas historias y usa en sus propias carnes, "directamente", esta planta milagrosa, aunque sus dos hijas "prefieren los productos elaborados". Otros agricultores han seguido su ejemplo aunque hay quien ha perdido la cosecha, porque seg¨²n D¨ªaz, "a muchos no les entra en el coco que al cultivo hay que echarle dinero". Tiene una cosa clara: "el que enga?a a la tierra se enga?a el mismo".
Diego S¨¢nchez, t¨¦cnico responsable de Hogar y Cosm¨¦tica Espa?ola, empresa que procesa y envasa el jugo de aloe en Estepona, se?ala que en la actualidad se dedican a su cultivo 25 hect¨¢reas del municipio, en las que trabajan 80 agricultores y el 50 por ciento de lo que se produce en la zona se exporta principalmente a Alemania, aunque tambi¨¦n hay importantes clientes en otros pa¨ªses. Seg¨²n este qu¨ªmico de 39 a?os el objetivo de la compa?¨ªa es conseguir que se suministren medio mill¨®n de kilos de hojas al a?o. Tanto D¨ªaz como S¨¢nchez reclaman el uso del aloe en el sector alimentario como bebida, y que se "equipare al zumo de naranja" a la hora de su comercializaci¨®n.
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