La crisis de la sanidad MIQUEL LL. RUTLLANT
Recientemente una encuesta evidenciaba que el nivel de satisfacci¨®n de los espa?oles respecto a la sanidad p¨²blica era alto y de los mejores de Europa. De repetirse hoy esta encuesta, me atrevo a vaticinar que la nota ser¨ªa mucho m¨¢s baja. ?Qu¨¦ ha sucedido en estos pocos meses? ?Ha empeorado bruscamente? No parece veros¨ªmil. El ¨²nico hecho significativo es que, por una vez, en lugar de escuchar a los gobiernos o a los responsables de la sanidad p¨²blica, se ha producido un fen¨®meno medi¨¢tico que ha despertado a mucha gente, a ra¨ªz de la declaraci¨®n p¨²blica de un prestigioso cirujano, diciendo que algunas personas fallecen en las listas de espera. ?Alg¨²n ciudadano, sea presidente, ministro, consejero, gestor sanitario, m¨¦dico o ciudadano de a pie, cree sinceramente que en las listas de espera de la sanidad p¨²blica espa?ola no se producen bajas involuntarias? Creo que no, pero si alguien realmente lo cree, deber¨ªa ser inmediatamente incapacitado para cualquier cargo p¨²blico de responsabilidad. Entonces ?a qu¨¦ viene tanto rasgarse las vestiduras, tanta comisi¨®n de investigaci¨®n y tanto decir que no es cierto?El motivo es evidente, nadie quiere ser el chivo expiatorio, nadie quiere asumir la responsabilidad en una cuesti¨®n tan impopular, todos se siente amenazados y los que pueden crean comisiones de investigaci¨®n y buscan responsables entre los de abajo, aunque aprovechando la confusi¨®n algunos pretenden mover la silla de los de arriba. ?sta es la radiograf¨ªa del espect¨¢culo que estamos viviendo en las ¨²ltimas semanas. El Gobierno diciendo a veces que no es cierto y otras que no lo sab¨ªa, la oposici¨®n diciendo que la culpa es del Gobierno, los gestores diciendo que en su hospital no pasa o que ellos no lo sab¨ªan y los m¨¦dicos diciendo que pasa y que ellos ya lo hab¨ªan dicho. Dejando aparte lo triste del espect¨¢culo y de los luctuosos hechos que lo han provocado, la verdad es que nadie debe ser el chivo expiatorio. En este sentido son tranquilizadoras las declaraciones del fiscal Mena, porque los culpables, o si quieren los responsables, somos todos, y al decir todos me refiero a todos los espa?oles con derecho a voto.
Hace muchos a?os que la sanidad p¨²blica ha dejado de ser una prioridad, tanto para el Gobierno espa?ol como para el catal¨¢n. No tengo suficiente informaci¨®n para hablar de las dem¨¢s autonom¨ªas, pero los indicios apuntan a que la situaci¨®n es similar. Esta aseveraci¨®n no es una cr¨ªtica a los gobiernos actuales -los anteriores iniciaron este camino-, adem¨¢s ni siquiera es una cr¨ªtica, es la constataci¨®n de la realidad. No dudo que en los programas de los partidos de los gobiernos anteriores y del actual constara la sanidad como un asunto prioritario, es m¨¢s, probablemente tanto el Gobierno como la oposici¨®n desean sinceramente tener una buena sanidad p¨²blica, pero luego la realidad se impone a trav¨¦s del presupuesto. La frase acu?ada hace ya algunos a?os "la salud no tiene precio pero tiene un coste" define perfectamente de qu¨¦ estoy hablando. En el mundo actual, cualquier compromiso, promesa electoral o deseo que no tenga una adecuada traducci¨®n presupuestaria no existe.
Tengo la certeza de que tanto el se?or Rato como el se?or Mas, en representaci¨®n de sus (nuestros) gobiernos, podr¨ªan hacernos, y me temo que la har¨¢n, una larga, brillante y exhaustiva exposici¨®n del enorme esfuerzo econ¨®mico que han hecho y est¨¢n haciendo en sanidad. Creo sinceramente que a los ciudadanos nos interesar¨¢ poco, porque lo que es evidente es que el presupuesto sanitario crece desde hace m¨¢s de 10 a?os muy por debajo de las necesidades reales, y a¨²n m¨¢s por debajo de las necesidades sentidas por los ciudadanos a partir de las expectativas que crean los gobernantes en sus discursos y manifestaciones p¨²blicas.
Considero absolutamente leg¨ªtimo, aunque a t¨ªtulo personal y profesional no lo comparta, que un Gobierno no tenga la sanidad p¨²blica como prioritaria, pero me parece al menos poco elegante no decirlo y luego abrir comisiones de investigaci¨®n cuando pasan cosas predecibles. Lo que corresponde en un pa¨ªs democr¨¢tico evolucionado es explicar a la gente que la cobertura sanitaria universal tiene un techo que est¨¢ definido por el presupuesto y que el presupuesto est¨¢ condicionado por otras necesidades consideradas m¨¢s prioritarias y por compromisos internacionales (necesidad o voluntad de disminuir el d¨¦ficit p¨²blico, entre otros).Explicadas las cosas as¨ª, quedar¨¢ claro para todo el mundo que los gestores sanitarios, muy a pesar suyo, gestionan menos recursos de los necesarios y que los m¨¦dicos y dem¨¢s personal sanitario tambi¨¦n, pero lo que no es de recibo es que adem¨¢s tengan que asumir la responsabilidad de la falta de recursos, ni soportar comisiones de investigaci¨®n en busca de chivos expiatorios. A partir de esta informaci¨®n, el ciudadano siempre tendr¨¢ dos opciones: aceptarlo y asumir las consecuencias (culpables lo somos todos) o, por el contrario, exigir al Gobierno que d¨¦ prioridad adecuadamente a la sanidad p¨²blica en el presupuesto. A los esc¨¦pticos quiero recordarles lo que sucedi¨® con la desaparici¨®n de la mili obligatoria. No fue una iniciativa pol¨ªtica de ning¨²n partido, fue una verdadera concienciaci¨®n popular que posteriormente fue recogida por todos los partidos y convenientemente presupuestada.
Deseo aclarar, si es que sirve para tranquilizar a alguien, que no pienso que la sanidad p¨²blica sea mala, es aun bastante buena, y por m¨¢s dinero que se destine siempre ser¨¢ imperfecta, siempre pasar¨¢n cosas indeseadas, pero lo que es preocupante es que en t¨¦rminos globales va a peor y en t¨¦rminos comparativos estamos distanci¨¢ndonos de los pa¨ªses de nuestro entorno y similar desarrollo. La desproporci¨®n entre las posibilidades (tecnolog¨ªa y conocimientos), las necesidades (reales y expectativas) y los recursos (dinero y organizaci¨®n) cada vez es m¨¢s manifiesta.
Mientras los que gestionan los recursos de la sanidad p¨²blica sean los mismos que controlan su calidad y la comuniquen a los ciudadanos, no iremos bien; necesitamos, adem¨¢s de m¨¢s dinero, un control externo e independiente que de forma permanente le tome el pulso a la sanidad y nos informe.
Miquel LL. Rutllant es director del servicio de Hematolog¨ªa y Banco de Sangre y ex director m¨¦dico del hospital de Sant Pau.
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