El amigo Valerio JOAN DE SAGARRA
Mira por donde una fotograf¨ªa de Valery Larbaud vuelve a aparecer en esta p¨¢gina en menos de un mes. La primera vez que sali¨® publicada su fotograf¨ªa -un retrato de 1915, realizado por L¨¦on-Pau Fargue- fue ilustrando una cr¨®nica de Enrique Vila-Matas (El regreso de Valery Larbaud) del pasado 6 de mayo; la que ahora publicamos es de 1911, de autor desconocido, al menos para m¨ª.La cr¨®nica de mi primo Enrique sobre Valery Larbaud, sobre su regreso, part¨ªa de la reciente edici¨®n que se ha llevado a cabo en la villa condal de Montblanc, en Tarragona, de la traducci¨®n, traducci¨®n y ep¨ªlogo, a cargo de Ricardo Cano Gaviria, de -cito a Enrique- "una de las joyas literarias que Larbaud nos leg¨®": Enfantines (1918), editada por Igitur con el t¨ªtulo de De la tierna edad.
A ra¨ªz de esa joya -joya de texto y de traducci¨®n-, Enrique situaba al joven Valery Larbaud en la Barcelona de fin de siglo (lleg¨® por primera vez a la Gran Encisera con su madre, en 1898, con 17 a?os reci¨¦n cumplidos) y nos contaba el gran efecto que le produjo nuestra ciudad, a la cual no vacilar¨ªa en augurarle, pocos a?os despu¨¦s, la capitalidad de Europa. Barcelona, capital industrial de una Espa?a que es, escribe Larbaud en 1918, "le plus grand des quelques pays europ¨¦ens qui survivent intacts au milieu de l'¨¦clipse quasi totale de la civilisation europ¨¦enne". ?Era Barcelona, en 1918, la capital del mayor pa¨ªs europeo al t¨¦rmino de la I Guerra mundial? La verdad, me cuesta creerlo. Pero, en fin, me imagino que esto debi¨® de escribirlo Larbaud en la terraza del Col¨®n tras haberse bebido una tercera botella de champa?a.
Despu¨¦s de aquella primera visita con su madre, en 1898, Larbaud volvi¨® a Barcelona en dos o tres ocasiones, ya sin la madre, afortunadamente (era posesiva e intratable). En 1909, una noche de mayo o de junio, cena en el Caf¨¦ Suizo, donde conoce a una mujer, Rosa Kessler, en la que se inspirar¨¢ para escribir Rose Lourdin, el primer relato que abre Enfantines. ?Qui¨¦n le llev¨® al Suizo? Tal vez fuera Josep Maria Junoy. ?Por qu¨¦? Pues porque mi buen amigo el profesor Narc¨ªs Garolera, editor de la Obra Completa de mi padre, me hace llegar un art¨ªculo de ¨¦ste, titulado Valery Larbaud y aparecido en La Publicitat el 15 de abril de 1923, en el que mi padre, saludando la llegada, aquel mismo d¨ªa, de Larbaud, escribe: "Fa cosa de 10 anys que coneixem a Valery Larbaud. Aleshores, aquest agud¨ªssim tastador de paisatges i sensacions, rodava pels carrers de Barcelona acompanyat del nostre estimat amic Josep Maria Junoy".
En su art¨ªculo, mi padre dice que "en els plecs de la seva boca hi ha una certa ressemblan?a amb aquella altra boca dura i imperativa del dictador Mussolini"; se deshace en elogios del Diari ¨ªntim de Archibald Olson Barnabooth, la obra de Larbaud sobre la que al parecer, seg¨²n cuenta mi padre, L¨®pez-Pic¨® ya ha informado sobradamente a los lectores de La Publi, y acaba as¨ª: "Aquest poeta extraordin¨¤riament sensible, aquest observador agut, sap veure i estimar el nostre cel, la nostra pedra i la nostra muntanya. Aturem un moment la nostra lluita ¨¤cida, la nostra febre cotidiana, i amb un polit somriure desitgem a Valery Larbaud la dol?a benvinguda".
No creo que volviese a Barcelona, al menos no me consta. En 1952 o 53 le descubr¨ª en la biblioteca de mi padre: "Pr¨ºte-moi ton grand bruit, ta grande allure si douce, / Ton glissement nocturne ¨¤ travers l'Europe illumin¨¦e / O train de luxe...". Me hechiz¨®. Se lo coment¨¦ a mi padre. "?Lees a Valerio?", me dijo. "?Por qu¨¦ Valerio?", le pregunt¨¦. Y mi padre me cont¨® que as¨ª era como le llamaba Ram¨®n, Ram¨®n G¨®mez de la Serna, amigo de Larbaud -al que descubri¨® y tradujo en Francia- y buen amigo de mi padre. Y desde entonces le llamo Valerio, el amigo Valerio.
Muri¨® en 1957. La NRF le dedic¨® un hommage en el que estaban todos los que deb¨ªan estar: Saint-John Perse, Supervieille, Cocteau, Schlumberger, Arland, Martin du Gard, Nimier, Morand, Mandiargues... y en medio de ese jard¨ªn de flores un art¨ªculo de la se?ora Mathilde Pom¨¨s -Valery Larbaud et l'Espagne- en que lo trataba de criatura d¨¦bil, generosa en exceso e inexperimentada, que se dej¨® burlar por Ram¨®n y que en los tres a?os que pas¨® en Alicante se convirti¨® en la burla de las ni?as bien y acept¨® la tertulia de gentes sin cultura, a excepci¨®n del poeta Salinas (que era un cr¨ªo y s¨®lo fue a verle una vez). Un texto innoble con las gentes de Alicante, amigos de Valerio, con Mir¨®, con Espl¨¤, con Ramon Vinyes, que fueron sus amigos y contertulios en Alicante, entre 1917 y 1920.
?Qui¨¦n se acuerda hoy de Valery Larbaud, "agud¨ªssim tastador de paisatges i sensacions", maestro de traductores, patrono indiscutible de la literatura europe¨ªsta de este siglo que se acaba? ?Qui¨¦n se acuerda del amigo Valerio, del Suizo, de Josep Maria Junoy, de L¨®pez Pic¨®, de la tortuga del Ateneu...?
Puestos a acordarse, ni en Alicante se acuerdan. Acabo de llamar a mi cu?ado Paquito pregunt¨¢ndole si en el callejero de Alicante figura alguna plaza, avenida, paseo, calle o callej¨®n con el nombre de Valery Larbaud, o del amigo Valerio, y la respuesta es ¨¦sta: "No figura ninguna calle con ese nombre".
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