Verbena universal
El parque de La Vaguada acoge hasta el d¨ªa 25 una peculiar cumbre de naciones: sin jefes de Estado, discursos ni sedes palaciegas. En este c¨®nclave de 50 pa¨ªses, denominado Festival de las Naciones, no hay m¨¢s embajadores que los m¨²sicos, los artesanos, los cocineros y las organizaciones no gubernamentales, quienes trabajan bajo carpas y jaimas pl¨¢sticas, y charlan al arrullo de un churrasco de canguro, un mate de coca (cuando todav¨ªa no es una sustancia estupefaciente) o una tapita de caviar ruso.El festival es "una vacuna contra el racismo", seg¨²n su coordinador, V¨ªctor Hugo, argentino residente en Barcelona, de padre italiano y madre espa?ola. Pero es un ant¨ªdoto entretenido: "Queremos demostrar que la solidaridad no tiene por qu¨¦ ser una cosa aburrida, est¨¢tica", apunta el director del tinglado, Sergio Frenkel, empresario argentino y de genealog¨ªa cosmopolita, descendiente de alemanes y franceses.
A Frenkel se le ocurri¨® la idea de esta verbena de los cinco continentes en 1992, cuando la Exposici¨®n Universal de Sevilla. Su participaci¨®n en el pabell¨®n de Am¨¦rica le anim¨® a forjar una miniexpo ambulante, esa que ahora, crecidita, ha recalado en Madrid. La m¨²sica es el principal reclamo, en forma de recitales -Hijas del Sol (15 y 24 de junio), Az¨²car Moreno (16), Lucrecia (22)-, folclore y d¨ªas tem¨¢ticos (del reggae, el Caribe u Oriente). Existen otros atractivos: por ejemplo, la plaza del arte, una suerte de galer¨ªa tapizada de cuadros originales, muy coloristas, a los que se ir¨¢n sumando los que pinten en directo artistas de Cuba, M¨¦xico y Santo Domingo en los pr¨®ximos d¨ªas. En la misma carpa hay un centenar de tenderetes de artesan¨ªa con curiosidades (una cera m¨¢gica para los zapatos), ropa, muebles de ¨¦poca e incluso un Eldorado asequible a los bolsillos estrechos, compuesto por r¨¦plicas de las joyas del Museo del Oro de Colombia.
El visitante puede dejarse seducir por un solomillo de avestruz en Australia, unas cervezas rubias en B¨¦lgica y negras en Alemania, una caipirinha en Brasil, unas papas rellenas y la t¨ªpica inca-cola peruana, o un pedazo de carne argentina.
Luego, para hacer la digesti¨®n, bailongo en la disco-salsa, de la que no podr¨¢n escabullirse ni los m¨¢s patosos, porque se imparten clases en grupos reducidos (de lunes a jueves, por la tarde/noche) y en masa (los fines de semana, siguiendo el paso de 10 profesores a trav¨¦s de una pantalla grande). Y a fin de que no s¨®lo se agite el esqueleto, sino tambi¨¦n la conciencia, el festival incluye un esquinazo, donde la Fundaci¨®n Vicente Ferrer, Realiza, Ayuda en Acci¨®n, Tierra de Hombres y Manos Unidas hacen proselitismo y muestran la cara m¨¢s triste -y semioculta- de muchos pa¨ªses.
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