Fin de un pleito de 500 a?os

Si el automovilista surca la carretera de Colmenar Viejo en direcci¨®n a Madrid y sobre el punto kilom¨¦trico 13 mira el arc¨¦n derecho, descubrir¨¢ que all¨ª mismo se alza un lugar que parece anclado en la historia. Se trata de una vieja ermita erigida en una finca de cinco fanegas y media de extensi¨®n, unos 16.000 metros cuadrados. Es ¨¦ste el escenario del pleito conocido m¨¢s prolongado mantenido por un concejo contra la nobleza en Madrid. Acaba de ser resuelto: ha durado casi 500 a?os. Pero la soluci¨®n no la han dado los tribunales, sino los pol¨ªticos, mediante dos gigantescas recalificaciones a las afueras de Madrid. Los propietarios de la ermita se quedan sin ella, pero ganan a cambio terrenos edificables en los futuros barrios de Monte Carmelo y Las Tablas, donde se construir¨¢n 20.819 viviendas.Al entrar en el templo, sobre el pasillo central se descubre algo ins¨®lito en una iglesia: un pozo de agua octogonal, marm¨®reo por fuera y enladrillado en su interior, con una inscripci¨®n externa: "Sitio y lugar donde se apareci¨® la Sant¨ªsima y Milagrosa Ymagen de Nuestra Se?ora de Balverde sobre una retama el 25 de abril de 1242".La leyenda dice que, en plena Edad Media, tres pastores hallaron cerca de la hoy llamada Cuesta del Cuervo una imagen de la Virgen Mar¨ªa, oculta all¨ª desde la conquista ¨¢rabe de Toledo, en el a?o 715. En 1429, los vecinos de Fuencarral decidieron edificar una ermita. "Mientras duraron las obras, brot¨® agua sobre su suelo. Las aguas sanaban a quien las inger¨ªa, pero al finalizar la construcci¨®n de la ermita dejaron de manar", se?ala ?ngela Lozano, directiva de la Hermandad de Nuestra Se?ora de Valverde, que rige el santuario. En 1588, Felipe II pide que la imagen sea llevada a Madrid en procesi¨®n para que interceda por la Armada Invencible, a punto de zarpar hacia Inglaterra. En 1595, el Concejo y los vecinos de Fuencarral ofrecen a Felipe II el patronazgo de la ermita, as¨ª como tierras, ornamentos, oro y plata, con la condici¨®n de que edifique all¨ª un monasterio. Felipe II lo acepta.

Entonces, el noble Juan Ruiz de Velasco y su esposa, Isabel Nevares de Santoyo, piden al Rey que les conceda el Patronazgo de Valverde, que as¨ª llaman al paraje. En medio del recelo del pueblo fuencarralero, el rey se lo concede al matrimonio noble en enero de 1596, con la condici¨®n de que construyan el convento. Pero ¨¦stos lo entregan a los frailes recoletos de la Orden Dominica. Se levanta un templo con planos de Francisco de Mora, disc¨ªpulo de Juan de Herrera, arquitecto de El Escorial. El pueblo de Fuencarral vigila a los patronos, que pueden regir el recinto y la finca, pero no son sus propietarios, no pueden enajenarlo y se han obligado a sostener el convento y a procurar el mantenimiento de la ermita. Al morir un hijo natural de Juan Ruiz de Velasco sin descendencia, los dominicos se convierten en patronos de hecho. Es el a?o de 1641.

La devoci¨®n hacia la Virgen de Valverde crece y muchos devotos ceden propiedades al Patronato. Se amasa un ingente patrimonio, que llega a disponer, con el tiempo, de hasta 200 hect¨¢reas en predios cercanos y en otros como Guadalajara o La Granja.

A comienzos del XVIII, el recinto monacal fue transformado y reedificado por cardenales, arzobispos y nobles como los marqueses de Murillo que, en 1723, que piden a los frailes un poco de terreno para construirse una habitaci¨®n para cortas estad¨ªas. No obstante, se hacen edificar un palacio.

En 1730 ve la luz en el convento la edici¨®n completa de nueve tomos de las obras del dominico Fray Luis de Granada. La familia Grimaldo se hace enterrar en su iglesia. Sus escudos presiden una capilla. Crece la magnificencia. Con la desamortizaci¨®n de los bienes de la Iglesia, en 1836, que produjo la exclaustraci¨®n de los dominicos que ocupaban el recinto desde 238 a?os atr¨¢s, se inicia el pleito hist¨®rico m¨¢s dilatado en la historia de cuantos han enfrentado a concejos y terratenientes.

El pueblo de Fuencarral pidi¨® hacerse cargo del santuario. En 1863 se declara al pueblo de Fuencarral su propietario. En 1867, Rafael Reinoso, esposo de Dolores Mu?oz, descendiente de los antiguos patronos, solicita a Isabel II la reversi¨®n del convento y las tierras al Patronato de los Velasco y lo logra seis a?os despu¨¦s. En 1885 se ordena, por parte del marqu¨¦s de Pico de Velasco, el derribo del eremitorio, pero el Ayuntamiento lo impide.

En 1918, una sentencia de la Audiencia Territorial de Madrid confirma que la familia Reinoso recupera el patronazgo. En 1977 se incoa expediente para la declaraci¨®n de monumento hist¨®rico-art¨ªstico. Los vecinos, alertados, impiden varios derribos sorpresa. En abril de 1990 se crea la hermandad, que pugna por obtener la propiedad popular del santuario, que la familia Reinoso y otros herederos niegan. En abril de 2000, seg¨²n el concejal Sigfrido Herr¨¢ez, el problema se ha resuelto, tras decidirse integrar la finca de la ermita en el Plan de Actuaci¨®n Urgente (PAU) de Monte Carmelo.

La familia titular vende a la sociedad Nueva Castellana sus tierras, seg¨²n Mar¨ªa Luisa Reinoso Berrocal, principal heredera. La sociedad adquire derechos en la Junta de Compensaci¨®n. El santuario y las tierras son considerados suelo dotacional. Los no pueden ser derribados. Sus 90.000 metros se permutan por otros edificables en los PAU de Monte Carmelo y Las Tablas.