Veinte a?os no es nada PEDRO ZARRALUKI
Era lo m¨¢s t¨®rrido del verano cuando corri¨® una noticia asombrosa entre los veraneantes de La Pineda, en Tarragona: el Ayuntamiento iba a celebrar la llegada del turista un mill¨®n regal¨¢ndole un apartamento en primera l¨ªnea de mar. En efecto, un guardia urbano de extra?a catadura -con el pecho cubierto de pegatinas y un colador en lugar de gorra- iba contando los coches que llegaban. De improviso apareci¨® un dos caballos renqueante. En su interior viajaban unos amantes de Valls que se dispon¨ªan a disfrutar de su romance al amparo de las multitudes playeras. Ante el asombro de los reci¨¦n llegados, el guardia consult¨® una libreta cubierta por completo de rayas y los detuvo dando alaridos de alegr¨ªa. Con ellos se cumpl¨ªa la cifra m¨¢gica del mill¨®n. Les hicieron subir a un escenario. All¨ª, ante una nutrida concurrencia vacacional, les mostraron un apartamento pr¨®ximo a la tarima. A la familia que observaba el acto desde el balc¨®n de aquel apartamento se le anunci¨® por megafon¨ªa que tendr¨ªa que desalojarlo, pues el Ayuntamiento se lo hab¨ªa regalado a los amantes de Valls. Todo era decididamente absurdo. Mucho m¨¢s cuando el guardia urbano irrumpi¨® con su libreta y dijo que se hab¨ªa descontado, que el turista un mill¨®n iba en el coche posterior al de aquella pareja. El p¨²blico se puso de parte de los amantes, y ¨¦stos le correspondieron lanz¨¢ndole, ya que no su apartamento, una lluvia de peque?os regalos. Se trataba de un montaje de la Companyia ?nfima La Pu?a, pero algunos medios de prensa dieron al d¨ªa siguiente la noticia como cierta.Joan Busquets y ?scar Rodr¨ªguez llevan veinte a?os dedicados a uno de los oficios m¨¢s complicados que existen. Son payasos. Desde que renunciaron a su primera vocaci¨®n de maestros para organizar su compa?¨ªa -a la que llamar¨ªan ¨ªnfima porque s¨®lo constaba de dos miembros- han montado diez espect¨¢culos y los han paseado por todos los rincones de Catalu?a. Es ¨¦ste un oficio mucho m¨¢s duro de lo que puede parecer. La vida transcurre en una furgoneta atiborrada con los elementos de la iluminaci¨®n y el decorado. Nunca se act¨²a en el mismo lugar, y la mitad de las noches se cena y se duerme fuera de casa. La Companyia ?nfima La Pu?a ha representado sus obras en teatros y colegios, al aire libre y hasta en una iglesia delante del altar, dejando siempre a su paso una estela de sonrisas. ?sa es la gran paradoja de los payasos: su p¨²blico, por la misma naturaleza del espect¨¢culo, est¨¢ condenado a ignorar el gran esfuerzo que hay detr¨¢s de los tipos con narices rojas que parecen siempre frescos sobre el escenario.
Sus dos ¨²ltimas obras han conseguido adem¨¢s convertir sus actuaciones en verdaderas piezas de teatro. Els cavallers del nas vermell, estrenada en 1996, y Un cas com un cab¨¤s, del a?o pasado, han contado con la direcci¨®n de Jordi Purt¨ª y han cosechado un ¨¦xito que se ha extendido por toda Espa?a, haci¨¦ndoles merecedores del premio ex-aequo al mejor actor en el Festival de Gij¨®n.
A pesar de que ahora programan o dirigen obras de terceros y, cuando son ellos los que act¨²an, les acompa?an sus t¨¦cnicos de luces y de sonido, Joan Busquets y ?scar Rodr¨ªguez contin¨²an siendo los mismos que hace 20 a?os decidieran crear la compa?¨ªa m¨¢s peque?a del mundo. De madrugada cargan su furgoneta y unas horas despu¨¦s se encuentran en cualquier lugar de nuestro pa¨ªs haciendo re¨ªr a la gente. Ellos insisten, y con raz¨®n, en que sus obras pueden verse a cualquier edad, pero su p¨²blico mayoritario son los ni?os. Es el p¨²blico m¨¢s entregado y tambi¨¦n el m¨¢s sincero, lo cual acarrea a veces algunos problemas. Hace un tiempo se encontraban los dos actores representando una de sus obras en un pueblo apartado. Un chaval se levant¨® de repente, camin¨® con gran determinaci¨®n hasta el escenario y una vez all¨ª pronunci¨® a voz en grito: "?Me voy a mi casa!". "Era por completo inocente", explica Busquets, "s¨®lo vino a decirnos que se iba porque ten¨ªa que hacerlo. Pero a nosotros nos dej¨® destrozados. Ni siquiera pod¨ªamos, como hizo aquel conferenciante al ver que una mujer abandonaba la sala, decirle: 'Se?orita, nunca olvido una espalda".
Provocar la risa es un oficio muy serio. Y la Companyia ?nfima La Pu?a ha cumplido veinte a?os entregada a ¨¦l por entero.
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