Cuba atrae a EEUU

La escena tiene lugar en la barra del famoso restaurante El Floridita. Es domingo, y Alejandro, joven maestro de cantineros, prepara un daiquiri doble sin az¨²car. Un Papa, el trago que Hemingway cre¨® e inmortaliz¨® al consumirlo por barricas en La Habana. Hay varias personas acodadas en el mostrador; algunas hablan ingl¨¦s, entre ellas una chica rubia de California que toma notas mientras apura su vaso. No tiene reparos en admitir que ha llegado aqu¨ª violando el embargo: "Quer¨ªa conocer Cuba, y como no se puede legalmente, he venido por mi cuenta, a trav¨¦s de un tercer pa¨ªs".Al igual que Jenny, en mayo un millar de ciudadanos norteamericanos viajaron a la isla ilegalmente. Una buena parte de ellos pasaron por esta catedral del alcohol en busca de las huellas de Hemingway (el mito obliga). Bajo los efectos dulzones del daiquiri, la gente se desinhibe, habla... "Ni embargo, ni pol¨ªtica, ni nada. ?Por qu¨¦ los norteamericanos somos los ¨²nicos ciudadanos del mundo que no podemos pasar unas vacaciones en Cuba?", barrunta Thomas. Su reflexi¨®n, empapada en ron, adquiere m¨¢s sentido cuando a uno le cuentan que si el embargo se levantase ma?ana, un mill¨®n de turistas de EEUU podr¨ªa visitar la isla el primer a?o.

A los funcionarios de EEUU les gusta decir que los norteamericanos no tienen prohibido viajar a Cuba. El problema, dicen, es que no pueden gastar dinero, a no ser que obtengan una licencia del Departamento del Tesoro a la que s¨®lo tienen derecho ciertas categor¨ªas de personas (periodistas, artistas, cient¨ªficos, funcionarios en misi¨®n de trabajo, acad¨¦micos y cubanoamericanos). Y hasta estos privilegiados tienen como l¨ªmite m¨¢ximo de gastos 100 d¨®lares diarios, todo incluido.

Las sanciones a las que se arriesgan son severas -multas de miles de d¨®lares y penas de hasta diez a?os de c¨¢rcel-, pero ¨¦stas no impidieron que el a?o pasado viajaran 28.000 residentes en EEUU violando el embargo. La cifra es de John Kavulich, presidente del Consejo Econ¨®mico y Comercial EEUU-Cuba, que se dedica a proporcionar informaci¨®n a empresarios norteamericanos sobre las oportunidades de negocio que ofrece Cuba.

El inter¨¦s de los turistas norteamericanos no es menor al que tienen los empresarios por hacer negocios en Cuba. Kavulich afirma que en 1999 2.800 norteamericanos viajaron a La Habana por negocios. Cada vez es mayor el inter¨¦s de empresarios y pol¨ªticos en EEUU por normalizar las relaciones. "Es m¨¢s que hora de concentrarse en este tema", dijo hace unos d¨ªas Craig Johnstone, jefe de una delegaci¨®n de la C¨¢mara de Comercio que ha visitado la isla. Se?al¨® que el Congreso y el Senado norteamericano deben analizar esta semana sendos proyectos de ley para autorizar la venta de alimentos y medicinas a Cuba, algo que, a su juicio, ser¨ªa un "buen comienzo". En palabras de un economista cubano, "la isla dedica anualmente 800 millones de d¨®lares (unos 145.000 millones de pesetas) a comprar alimentos e insumos m¨¦dicos en el extranjero. En condiciones normales, estas compras se har¨ªan en EEUU".