La duplicaci¨®n del cubo
KOLDO UNCETA
Seg¨²n la leyenda, una terrible plaga que asol¨® a la antigua Grecia hizo que las gentes buscaran la necesidad de aplacar la ira de los dioses. ?stos exigieron al parecer que se construyera una altar c¨²bico, de volumen doble y de igual forma del que ya exist¨ªa. Pese a la dificultad de la empresa, el altar fue construido, pero la plaga continu¨®. Llegaron entonces algunos hasta el or¨¢culo de Delfos quien, interrogado sobre el asunto, indic¨® que la construcci¨®n del altar se hab¨ªa basado en c¨¢lculos err¨®neos. Muchos siglos despu¨¦s se demostrar¨ªa que un problema geom¨¦trico de semejantes caracter¨ªsticas no pod¨ªa tener soluci¨®n con los instrumentos empleados, la regla y el comp¨¢s. Desde entonces, este problema se conoce como el de la duplicaci¨®n del cubo.
Uno tiene la sensaci¨®n de que en este pa¨ªs en que vivimos y sufrimos nos pasamos la vida intentando la duplicaci¨®n del cubo a base de regla y comp¨¢s. Sufrimos una plaga -la violencia- que amenaza un d¨ªa y otro nuestra convivencia, y acudimos a los dioses en b¨²squeda de soluciones imposibles: aquellas que intentan resolver problemas ¨¦ticos desde el ¨¢mbito de la pol¨ªtica. Y as¨ª nos luce. Se empieza mal cuando se construye todo un discurso en base a axiomas, es decir, a ideas que supuestamente no necesitan demostraci¨®n: por ejemplo, que la violencia que sufrimos es expresi¨®n de un problema pol¨ªtico. O cuando a partir de ese axioma se construye el siguiente silogismo: la forma de acabar con la violencia no es otra que solucionar el mencionado problema pol¨ªtico. Quienes fundamentan todas sus propuestas en este razonamiento no parecen darse cuenta de que existe much¨ªsima gente que sin estar c¨®moda pol¨ªticamente no recurre a la violencia, o de que el precio de satisfacer pol¨ªticamente a quienes matan a representantes de la voluntad popular no garantizar¨ªa una mayor libertad para las gentes de este pa¨ªs, sino al rev¨¦s, am¨¦n abrir una grieta moral de incalculables consecuencias para nuestra sociedad.
El axioma anteriormente mencionado, con ser cierto, no tiene nada de particular. Decir que existe un problema pol¨ªtico o, si se prefiere, que el actual marco jur¨ªdico no permite la puesta en pr¨¢ctica de una posible voluntad popular si ¨¦sta se conformara como ampliamente mayoritaria, es un asunto que, pese a las apariencias, poco o nada tiene que ver con el problema creado por unos se?ores dispuestos a quitar de en medio a quien no piense como ellos. El actual marco jur¨ªdico tampoco permite la nacionalizaci¨®n de la banca, pues la Constituci¨®n entroniza el libre mercado, ni las leyes en vigor permiten el aborto libre, pese a que much¨ªsimas mujeres creen insuficiente la legislaci¨®n sobre el tema. La existencia de problemas pol¨ªticos no da lugar necesariamente a fen¨®menos violentos. El ejercicio de la violencia para conseguir fines pol¨ªticos no es algo consustancial a dichos problemas, sino una opci¨®n elegida por grupos concretos; se supone que por considerarla m¨¢s ¨²til cara al logro de sus fines.
Otro axioma al uso: si Franco no pudo acabar con ETA, mucho menos se va a lograr ahora su desaparici¨®n si no es mediante el pago de un precio pol¨ªtico. Semejante forma de razonar parece no tener en cuenta que, en el momento presente, es la propia sociedad vasca la que est¨¢ frente a ETA, lo que poco tiene que ver con el escenario de principios de los a?os setenta. Para que ETA se convierta en un problema b¨¢sicamente policial no hace falta tanto como parece: basta, simplemente, que el conjunto de la sociedad vasca haga m¨¢s visible a¨²n su rechazo. Por eso, las condenas no tienen nada de est¨¦ril. Lo realmente est¨¦ril es abordar el debate pol¨ªtico mirando de reojo a ETA, en lugar de hacerlo como si ¨¦sta no existiera.
La defensa de la vida y de la libertad s¨®lo puede descansar en unas convicciones ¨¦ticas y democr¨¢ticas, al margen del mencionado debate pol¨ªtico. En un potente movimiento c¨ªvico capaz de arrinconar a quienes no entienden que sus ideas no pueden defenderse con instrumentos distintos a las del resto. Lo contrario -seguir asumiendo como axiomas determinados razonamientos para lograr la pacificaci¨®n- ser¨¢ como intentar resolver el problema de la duplicaci¨®n del cubo con comp¨¢s y cartab¨®n. Y como en la antigua Grecia, la plaga continuar¨¢.
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