El debate sobre la ecotasa tur¨ªstica llega a los municipios de la Costa Brava

Las olas del maremoto generado en las Baleares en torno a la implantaci¨®n de una ecotasa que se cobrar¨¢ a todos los turistas que visiten las islas han llegado a las playas de la Costa Brava. Muchos alcaldes de municipios costeros se muestran favorables a implantar un impuesto similar para sufragar los costos derivados de las infraestructuras y los servicios tur¨ªsticos. La Generalitat apuesta por cambios fiscales que introduzcan nuevos "impuestos ecol¨®gicos". Y los hosteleros temen verse convertidos en "recaudadores de impuestos", y abogan por que la tasa, en caso de implantarse, implique a todos los sectores por igual.

El incremento de poblaci¨®n que se produce en la costa durante el verano y la necesidad de los ayuntamientos de ofrecer buenos servicios a los visitantes es uno de los argumentos de los ediles que defienden la ecotasa tur¨ªstica.En ¨¦poca estival, por ejemplo, Roses pasa de 4.200 habitantes a 50.000; Tossa de Mar llega tambi¨¦n a los 50.000 cuando su poblaci¨®n no supera los 5.000, y Castell¨® d'Emp¨²ries crece hasta los 80.000 a partir de una poblaci¨®n de 6.400 habitantes. Si se aplicase en Catalu?a el proyecto de ecotasa de las Baleares, que pretende grabar con un euro (166 pesetas) diario a los visitantes de las islas, un municipio capaz de recibir unos 25.000 turistas al a?o, con una media de 10 d¨ªas de estancia en el municipio, podr¨ªa incrementar su presupuesto anual en m¨¢s de 40 millones.

Existe un consenso generalizado en que este dinero deber¨ªa invertirse en mejoras medioambientales, como el tratamiento de residuos, la limpieza de playas, la creaci¨®n de zonas verdes e iniciativas con incidencia en la sostenibilidad. Entre los municipios que ven con buenos ojos la ecotasa figuran L'Escala, Llan?¨¤, Roses, Blanes, Lloret, Tossa y tambi¨¦n el consejo comarcal de la Selva. El presidente de este organismo, Joan Puig (ERC), defiende la medida y pone como ejemplo impuestos similares en los pa¨ªses europeos. Puig se muestra partidario de estudiar el funcionamiento de la experiencia de las Baleares para adaptarla despu¨¦s a las peculiaridades de Catalu?a.

Discrepancias

Pere Reixach, presidente del gremio de hosteleros de las comarcas de Girona, mantiene que la tasa no deber¨ªa convertir a los hosteleros en "recaudadores de impuestos", sino que deber¨ªan buscarse otras f¨®rmulas menos discriminatorias. "El impuesto deber¨ªa cobrarse por la estancia en Catalu?a, pero no en los alojamientos hoteleros, aunque reconozco que en Baleares esto resulta m¨¢s f¨¢cil de controlar porque todo el mundo llega en barco o en avi¨®n", explica. Reixach opina que si se instaura este tipo de impuesto, las administraciones deber¨ªan encargarse de cobrarlo directamente y despu¨¦s distribuirlo. Entre las f¨®rmulas que apunta Reixach para redistribuir esta tasa, se encuentra el control del incremento de residuos o el consumo de agua, ¨ªndices muy fiables de la demograf¨ªa.

El consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, teme que la aplicaci¨®n en Catalu?a de una f¨®rmula similar a la de las Baleares, a la que define de "arbitraria y perjudicial", pueda derivar en una p¨¦rdida de competitividad del sector tur¨ªstico catal¨¢n en relaci¨®n con otras zonas de Espa?a. Puig defiende que la protecci¨®n del medio ante la afluencia tur¨ªstica debe centrarse en la creaci¨®n de "impuestos ecol¨®gicos", en la l¨ªnea del canon de saneamiento de las aguas que actualmente cobra la Generalitat.