El s¨ªndrome DBI.
Los periodistas tropiezan a menudo con el s¨ªndrome del DBI (dull but important). Temas que parecen aburridos, pero que son importantes. Suele ser un quebradero de cabeza porque se puede convertir en una fuente de autocensura. De hecho, seg¨²n una encuesta que acaba de aparecer en la revista de la Universidad de Columbia, la mayor¨ªa de los profesionales reconoce que ha dejado de investigar y de escribir historias que le parec¨ªan importantes porque al mismo tiempo tem¨ªan que fueran aburridas.Pero si el DBI causa estragos en el periodismo, no digamos ya entre los funcionarios y pol¨ªticos, especialmente entre los dedicados a temas europeos: no hay nada m¨¢s dull que la preparaci¨®n de las grandes cumbres de la Uni¨®n.
Ahora estamos en un momento as¨ª. La UE tiene que tomar decisiones muy importantes, no s¨®lo por lo que van a suponer de cambio, sino, y sobre todo, por lo que van a significar de orientaci¨®n. En pol¨ªtica europea, como en econom¨ªa, las orientaciones son fundamentales y hace ya varios a?os que en Bruselas se echan en falta. Angela Merkel, la heredera de Kohl al frente a los democratacristianos alemanes, lo ha explicado bastante bien: "Estamos ante un debate decisivo porque trata sobre la finalidad y el objetivo de una Uni¨®n Europea ampliada y en la que la cohesi¨®n no est¨¢ asegurada por una presi¨®n exterior, como lo fue durante la guerra fr¨ªa".
De aqu¨ª a fin de a?o, los quince pa¨ªses de la UE tienen que llegar a un acuerdo para modificar nada menos que todas y cada una de las instituciones de la Uni¨®n, Comisi¨®n, Parlamento, Tribunal y Consejo de Ministros. Son decisiones importantes, y muchas de ellas, t¨¦cnicas y aburridas. Pero, y eso es lo decisivo, detr¨¢s de todas ellas se podr¨¢ apreciar una "orientaci¨®n", la direcci¨®n que va a tener el proceso de construcci¨®n de la nueva UE. Con un poco de suerte, y por primera vez en meses, el debate podr¨¢ desarrollarse sin que se trufe continuamente con las oscilaciones del euro.
Si estos deseos se hacen realidad, habr¨¢ que agradecer a Wim Duisenberg su decisi¨®n de subir medio punto los tipos de inter¨¦s. La medida, un poco radical, puede tener la virtud de permitir que algunas mentes preclaras dejen de mirar a la moneda ¨²nica y se dediquen a otros temas de igual importancia. El presidente del Banco Central Europeo, que cuida mucho su imagen " t¨¦cnica", pero que empieza a asomar la oreja pol¨ªtica, lo ha medio insinuado: "Espero que este movimiento aclare el horizonte durante alg¨²n tiempo".
Ser¨ªa bueno que esa calma permitiera pensar en algo que s¨ª ser¨¢ capaz de provocar aut¨¦nticas heridas: la llamada "cooperaci¨®n reforzada", una expresi¨®n que suena muy aconsejable, pero que tiene tantas aristas que corta los dedos si no se la trata con exquisito cuidado. Ese s¨ª que ser¨¢ uno de los elementos b¨¢sicos del futuro de la Uni¨®n ampliada. La UE s¨®lo podr¨¢ fortalecerse si algunos de los pa¨ªses miembros est¨¢n dispuestos a poner cada vez m¨¢s cosas en com¨²n, sin esperar a los m¨¢s rezagados. Pero una cosa es que se vayan poniendo en marcha proyectos unitarios o semifederales, como el euro, a los que se unen los pa¨ªses que lo deseen, y otra que se cree un tratado dentro del tratado que s¨®lo afecte a un grupo de pa¨ªses, un club al que no se accede autom¨¢ticamente sino al que hace falta ser invitado.
La discusi¨®n continu¨® ayer en Maguncia, a orillas del Rin. Alemanes y franceses aseguran que han llegado a un acuerdo b¨¢sico respecto a las reformas estructurales que permitir¨¢n el funcionamiento de una UE ampliada. Seguro que se trata de un acuerdo equilibrado, razonable, importante e incluso, quiz¨¢s, aburrido. Pero ?por qu¨¦ ser¨¢ que no hablan en p¨²blico de la cooperaci¨®n reforzada? Quedan seis meses para fijar esa "orientaci¨®n". La decisi¨®n final se tendr¨¢ que tomar en la cumbre de Niza a finales de a?o. Confiemos en que la escritora Lillian Hellman tuviera raz¨®n cuando dijo: "La Costa Azul es el ¨²nico sitio del mundo donde los ricos tienen, a veces, ideas brillantes".
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