"Un acuerdo entre el Estado y las guerrillas no basta para la paz"
Antonio Garc¨ªa, de 44 a?os, es ingeniero y colombiano. Pero tambi¨¦n es miembro del Comando Central de la guerrilla del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) colombiano y su m¨¢ximo responsable militar. De ¨¦l parti¨® la autorizaci¨®n para el secuestro a¨¦reo de todo el pasaje de un avi¨®n que se dirig¨ªa de Bucaramanga a Bogot¨¢ el 12 de abril de 1999 o la captura de todos los feligreses que asist¨ªan a misa en la iglesia de La Mar¨ªa de Cali el 30 de mayo del mismo a?o. En ambos casos a¨²n quedan cautivos."No se nos comprendi¨® el mensaje que quer¨ªamos lanzar a la sociedad colombiana", reclama el comandante Garc¨ªa. ?Cu¨¢l era el mensaje a transmitir por tan peculiar sistema? "Era un momento de fuertes matanzas, los paramilitares demostraban que ante las discrepancias s¨®lo respond¨ªan con el aniquilamiento f¨ªsico, y el ELN, con sus operaciones militares [los secuestros], enviaba el mensaje subliminal de que pod¨ªa actuar por tierra, agua y aire sin una sola v¨ªctima mortal. Nuestro comportamiento es ¨¦tico".
En opini¨®n del ELN, se difunde una interpretaci¨®n parcial de lo que ocurre en Colombia, "no se reflexiona". Se trata de la guerrilla que ha golpeado m¨¢s duro las infraestructuras petroleras y energ¨¦ticas de Colombia, y a la que se le atribuye un alto porcentaje de las llamadas pescas milagrosas (el secuestro aleatorio de civiles con fines econ¨®micos). Sin embargo, Garc¨ªa asegura que "el ELN no hace pescas milagrosas, sino operaciones planificadas"; "el ELN no secuestra, retiene"; es m¨¢s, considera que el fin del conflicto es necesario porque, si no se logra, "Colombia se va a convertir en un pa¨ªs desechable". Aunque dice que "un acuerdo entre el Gobierno y las guerrillas no basta para la paz".
Actualmente, el Gobierno de Andr¨¦s Pastrana est¨¢ extendiendo al ELN el esfuerzo de negociaci¨®n ya iniciado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, primera guerrilla del pa¨ªs). Con 8.000 hombres armados, seg¨²n la direcci¨®n guerrillera, el ELN negocia ahora la creaci¨®n de una denominada "zona de encuentro" en la provincia de Sur de Bolivar, zona de distensi¨®n protestada en la calle por campesinos de la zona. Seg¨²n el comandante Garc¨ªa, esas protestas son alentadas por "fuerzas que tienen que ver con el narcotr¨¢fico y que ven amenazado su negocio. Y esas fuerzas son las Autodefensas [Unidas de Colombia] de Carlos Casta?o, sectores de las Fuerzas Armadas y narcos".
Las negociaciones, si comienzan, no deber¨¢n ser ¨²nicamente entre Gobierno y guerrilla. "Ya no estamos para soluciones r¨¢pidas, ya no creo en la buena voluntad de nadie, sino en los hechos". La receta propuesta por el ELN es diferente a la de las FARC. Mientras estos ¨²ltimos hablan de un proceso de mesas tem¨¢ticas que discutan a lo largo y ancho del pa¨ªs una agenda para la transformaci¨®n de Colombia, los elenos siguen insistiendo en la celebraci¨®n de una "Convenci¨®n Nacional" que aglutine a todos los sectores sociales en la llamada zona de encuentro.
Pregunta.Se han producido numerosas protestas contra la creaci¨®n de una zona de distensi¨®n para negociar con el ELN. ?Han sido espont¨¢neas o ustedes creen que han sido orquestadas?
Respuesta.Lo que m¨¢s se ve es c¨®mo las autodefensas han presionado bajo el supuesto de que el ELN va a tomar represalias contra la poblaci¨®n. Eso es falso. Que el ELN les va a quitar los cultivos. Eso es falso. Que se van a cometer desmanes en la zona... Pero al final lo que pesa es el temor que tiene la poblaci¨®n por las pr¨¢cticas asesinas de los paramilitares. Hay mucha gente que ha sido presionada por el temor a ser v¨ªctima de los paramilitares y han sido obligados a movilizarse. Los sectores que son favorables al ¨¢rea de encuentro no pueden hablar, porque si hablan mueren. Lo que est¨¢ de por medio es una pol¨ªtica para impedir que se puedan aplicar en esta zona proyectos de sustituci¨®n de cultivos [de coca], que es nuestro plan.
P.El precedente del ¨¢rea desmilitarizada en la que se negocia con las FARC ha provocado duras cr¨ªticas que se?alan un control total de la guerrilla, que anula el poder civil del Estado. ?Va a ocurrir lo mismo en la zona del ELN?
R.Ese tipo de temores son infundados. Nosotros vemos importante la participaci¨®n de verificadores internacionales, que las autoridades sigan ejerciendo. Esos temores se est¨¢n lanzando con una intencionalidad pol¨ªtica de bloquear el proceso [de paz].
P.La mayor¨ªa de los acuerdos de paz alcanzados con guerrillas latinoamericanas se han logrado en terreno neutral, en terceros pa¨ªses. ?Por qu¨¦ se empe?an las guerrillas colombianas en negociar con el ruido de la guerra de fondo?
R.El movimiento guerrillero colombiano nunca se ha opuesto a esa f¨®rmula. Hicimos dos rondas de negociaciones en Caracas en 1991, y luego en M¨¦xico, pero no resultaron. El Gobierno se levant¨® de la mesa con unos costos muy altos que nos llevaron pr¨¢cticamente a siete u ocho a?os de continuidad de la guerra. En otros casos latinoamericanos, las comandancias guerrilleras llevaban tiempo por fuera de sus pa¨ªses y era m¨¢s f¨¢cil negociar fuera. En el caso colombiano, las comandancias guerrilleras est¨¢n dentro. Y es vital que se negocie en el pa¨ªs. Aunque si algo aporta la generaci¨®n de escenarios internacionales, hay que hacerlo. Lo importante, sin embargo, no es tanto el di¨¢logo entre la guerrilla y el Gobierno, sino que la sociedad en su conjunto participe en el proceso. En los anteriores procesos se ha negociado de espaldas al pa¨ªs. El problema del conflicto en Colombia no es el enfrentamiento militar entre el Gobierno y la insurgencia. Va m¨¢s all¨¢, tiene sus ra¨ªces en que la sociedad colombiana est¨¢ destrozada. Mire, el conflicto armado ha servido para tomar conciencia de los problemas reales que tiene el pa¨ªs, pero a un costo muy alto, que pod¨ªamos haber evitado. Por desgracia, no se dejaron espacios.
P.Usted habla de involucrar a toda la sociedad en la Convenci¨®n Nacional que proponen. ?Son parte de esa sociedad sus enemigos: los paramilitares y el Ej¨¦rcito?
R.Entendemos la globalidad de la sociedad, sectores sociales, econ¨®micos, pol¨ªticos, los gremios, el Estado...
P.?Los paramilitares?
R.Bueno, entendemos que el paramilitarismo hace parte de una estrategia contrainsurgente, que es parte del Ej¨¦rcito, que se nutre de unidades profesionales del Ej¨¦rcito. Es decir, para nosotros, en el campo de la confrontaci¨®n nos enfrentamos a un solo Ej¨¦rcito, compuesto por unidades regulares y por unidades paramilitares. Entonces, si el Estado delega para que los representen [en la Convenci¨®n], pues que se sienten.
P.En Colombia se comenta que el ELN busca la negociaci¨®n porque est¨¢n perdiendo mucho terreno ante los paramilitares.
R.Si nos estuvieran ganado terreno, ?usted cree que el Gobierno querr¨ªa negociar con nosotros, con una fuerza derrotada? Eso ser¨ªa absurdo. Es cierto que los paramilitares est¨¢n en los contornos de nuestras zonas, pero no dentro. Ellos s¨®lo act¨²an en ¨¢reas fuertemente militarizadas o donde hay negocio de narcotr¨¢fico. Ah¨ª es que se dan las masacres.
P.Y despu¨¦s de m¨¢s de tres d¨¦cadas en la monta?a, ?cree que siguen teniendo base social, que pueden representar al pa¨ªs?
R.En Colombia, la guerrilla ha crecido sin parar. No tenemos dificultades para reclutar hombres, ni para crecer. Tenga en cuenta que somos los ¨²nicos que hemos permanecido junto a la poblaci¨®n, asumiendo las responsabilidades del Estado all¨¢ donde no est¨¢ -que es la mayor parte del pa¨ªs-. Nosotros promovemos la democracia en nuestras zonas.
P.?Qu¨¦ papel juega el narcotr¨¢fico en la financiaci¨®n del ELN?
R.Ninguno. No hacemos negocios con el narcotr¨¢fico, ni en especie, ni en dinero, e invito a cualquier comisi¨®n que quiera ir a nuestras zonas a comprobarlo. S¨ª es cierto que a veces dejamos que los campesinos cultiven dos o tres hect¨¢reas de coca porque nos dicen que si no lo hacen no pueden sobrevivir.
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