El pr¨ªncipe constante
Con un desparpajo s¨®lo parangonable con la deshumanizaci¨®n que destilan sus palabras, una periodista adscrita seguramente al pensamiento ¨²nico -es decir, al que no ve m¨¢s que patria, y con toda probabilidad patria vejada- se expresaba el otro d¨ªa as¨ª: "La pol¨ªtica vasca se desarrolla en los ¨²ltimos meses a una cadencia espasm¨®dica mensual. Las acciones de ETA marcan el ritmo y el tono. Por las acciones en s¨ª, pero, sobre todo, porque en el periodo intermedio no hay nada". El p¨¢rrafo, por aquello del ritmo y dem¨¢s, pod¨ªa pertenecer a una canci¨®n, tal vez a una milonga o, mejor, a un rap, lo digo por los espasmos, pero se halla a cien a?os luz de la piedad humana. Llamar "acci¨®n" al tiro en la nuca de un semejante sit¨²a a quien as¨ª lo hace en una dimensi¨®n poco compatible con los valores que acreditan al humano como humano. Disparar en la nuca -tambi¨¦n aplaudirlo- relega a quien lo hace a la condici¨®n no de humano, sino de miembro de una especie a la que tambi¨¦n pertenecen individuos como esos j¨®venes venezolanos que utiliza-ron el martes a un cr¨ªo de seis a?os como diana s¨®lo por apostar, divertirse y reventarle la cabeza de un tiro.?Acaso existe alguna diferencia entre matar para creer que se est¨¢ imponiendo un punto de vista y matar por pasar el rato o ganar notoriedad? ?Qui¨¦n se ha puesto en el lugar del muerto para preguntarle si consiente de buena fe en convertirse con su muerte en juez de una apuesta, trampol¨ªn para la prensa amarilla o argumento pol¨ªtico? ?Por qu¨¦ si la muerte da igual y la vida humana vale un pimiento no se la administran a s¨ª mismos quienes la postulan como m¨¦todo de presi¨®n pol¨ªtica, pasatiempo, manera de resolver los celos -?o el amor!- y clave para ser famoso? Sencillamente, debido a que, por extra?o que parezca, cuantos desprecian la vida de los dem¨¢s suelen tener en un alto concepto la suya. Pero, ?es que no se dan cuenta de que todos apreciamos la nuestra porque comprendemos que tampoco los dem¨¢s tienen otra? Cabe que los psic¨®patas no sepan ponerse en el lugar del pr¨®jimo, pero quienes no lo son deber¨ªan percatarse de que no hay doctrina pol¨ªtica que justifique la muerte de un semejante -s¨ª, semejante, porque su condici¨®n de igual no se borra tach¨¢ndole de enemigo- pero, sobre todo, deber¨ªan comprender que poner por delante la abolici¨®n de los humanos arruina cualquier construcci¨®n humana, ll¨¢mese doctrina o patria.
Asesinando a Jes¨²s Mar¨ªa Pedrosa Urquiza, ETA no s¨®lo nos est¨¢ asesinando a los dem¨¢s sino que se est¨¢ asesinado a s¨ª misma. Cada muerto le resta cr¨¦dito, cada tiro en la nuca abre m¨¢s vac¨ªo a su alrededor. Lo expresa magn¨ªficamente, m¨¢s que nada por la sincera ingenuidad y la inconsciencia con que lo hace, la periodista citada ah¨ª arriba: existe una cadencia espasm¨®dica mensual, es decir, un asesinato al mes, llamando a las cosas por su nom-bre, y entre medio nada, "en el periodo intermedio no hay nada"; es decir, llamando a las cosas por su nombre, s¨®lo existe normalidad, distancia ol¨ªmpica de la ciudadan¨ªa respecto a esa din¨¢mica de febril construcci¨®n nacional en la que, seg¨²n los analistas que tienen al crimen por acci¨®n y los pistoleros que act¨²an para que los analicen, deber¨ªa estar empe?ada urgente y activamente la sociedad vasca. Nada, he ah¨ª la cuesti¨®n, y cuando la ¨²nica manera de llenar la nada es a base de cad¨¢veres, huelga calificar el proceso en que algunos se hallan embarcados.
Cuenta Calder¨®n -el bien centenariado- en la obra titulada El pr¨ªncipe constante y esclavo por su patria la vicisitud del infante portugu¨¦s Fernando que, capturado por un rey musulm¨¢n, prefiri¨® la condici¨®n de esclavo a verse canjeado por la ciudad de Ceuta, como as¨ª lo deseaba el rey norteafricano y estaba dispuesto a conceder el de Portugal, y todo porque la ciudad ceut¨ª pasar¨ªa de manos cristianas a las del Islam. En la obra se entremezclan los elementos claramente ideol¨®gicos con los sagrados -el gran Grotowski teoriz¨® sobre estos ¨²ltimos para dar forma a su teatro sagrado-, pero la pregunta es, ?d¨®nde est¨¢ Ceuta? ?Se puede llamar esclavitud a la resistencia c¨ªvica?
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