Un joven sucesor de mano firme
Bachar el Asad es, desde ayer, el nuevo hombre fuerte del r¨¦gimen de Siria y se dispone a suceder en la jefatura del Estado a su padre, Hafez el Asad. Bachar, de 34 a?os, ha tenido un corto aprendizaje en las tareas de gobierno. Hace poco menos de tres a?os, el viejo l¨ªder le llam¨® urgentemente a Damasco para ocupar el vac¨ªo dejado por la muerte prematura de su primog¨¦nito, fallecido en un accidente de tr¨¢fico. Bachar, que en aquella ¨¦poca estudiaba oftalmolog¨ªa en Londres, abandon¨® r¨¢pidamente la vida acad¨¦mica y se incorpor¨® a las tareas de la Administraci¨®n bajo la tutela de su padre, que lo convirti¨® en su delf¨ªn.El joven fue nombrado pocos meses despu¨¦s coronel del Ej¨¦rcito. Entr¨® discretamente en la vida pol¨ªtica internacional ejerciendo de mensajero de su padre. Aqu¨¦lla fue una maniobra perfectamente estudiada, que ten¨ªa como objetivo presentarlo en sociedad. En el interior del pa¨ªs, su irrupci¨®n fue mucho m¨¢s violenta: mand¨® las tropas que atacaron el palacio de su t¨ªo Rifat el Asad, en la localidad mediterr¨¢nea de Lataquia, con la excusa de que en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa convertido en un importante centro de tr¨¢fico de droga y de comercio de armas. La operaci¨®n militar de Bachar contra su t¨ªo conten¨ªa un mensaje claro: advertirle de que ¨¦l era el nuevo sucesor del r¨¦gimen y de que se hab¨ªan terminado las maniobras que Rifat ven¨ªa tejiendo para suceder a su hermano. El aviso no era s¨®lo para Rifat, sino tambi¨¦n para los dirigentes occidentales que, sobre todo a trav¨¦s del Gobierno de Israel, ven¨ªan apoy¨¢ndole desde hac¨ªa tiempo en sus aspiraciones.
Plenamente respaldado por su padre, Bachar ha encabezado en los ¨²ltimos meses una revoluci¨®n palaciega, con la excusa de que era necesario renovar la Administraci¨®n, modernizar el aparato del Estado y acabar con la corrupci¨®n que hab¨ªa invadido todos los ¨¢mbitos del poder. La primera v¨ªctima de esta revoluci¨®n fue el primer ministro Mahmoud al Zohbi, quien fue obligado a abandonar el poder despu¨¦s de 15 a?os. Zohbi dimiti¨® mientras ve¨ªa su nombre y el de su familia mancillados por una investigaci¨®n judicial que le acusaba de haber alentado la corrupci¨®n del r¨¦gimen y haberse beneficiado diariamente de unos ingresos il¨ªcitos de m¨¢s de 50.000 d¨®lares (casi nueve millones de pesetas). Todos sus bienes y los de su familia quedaron embargados, y el viejo pol¨ªtico, acosado por la verg¨¹enza y las ofensas, acab¨® suicid¨¢ndose, hace s¨®lo dos semanas, de un tiro en la cabeza en su domicilio de Damasco. Pero ¨¦l no fue la ¨²nica v¨ªctima de esta revoluci¨®n palaciega. Otros hombres clave del r¨¦gimen, entre ellos el ministro de Transportes y el de Hacienda, vieron incluidos sus nombres en las listas de la corrupci¨®n y fueron apartados fulminantemente de la Administraci¨®n.
Bachar el Asad escogi¨® como nuevo primer ministro a Mustaf¨¢ Miro, un funcionario gris y eficiente, gobernador de la provincia de Alepo, que ha venido impulsando y extendiendo en todos los ¨¢mbitos del Estado la operaci¨®n Manos Limpias, siguiendo al pie de la letra los dictados de Damasco.
El hijo de Asad, fortalecido por todas estas maniobras, esperaba recibir el espaldarazo definitivo en su carrera para la sucesi¨®n de su padre el pr¨®ximo d¨ªa 17 de junio en Damasco, donde hab¨ªa sido convocado de manera urgente el congreso del partido gubernamental, Baaz, para designarlo como futuro l¨ªder de la organizaci¨®n. El nombramiento iba a suponer el traspaso de la m¨¢s importante parcela de poder personal de Asad y deb¨ªa marcar el principio formal de la transici¨®n. La muerte del Le¨®n de Damasco ha obligado a variar esa formalidad.
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