La muerte de Asad

La muerte, anunciada ayer en Damasco, del presidente sirio, Hafed el Asad, abre inmensas incertidumbres para el futuro del proceso de paz en la regi¨®n. Asad llevaba casi 30 a?os como l¨ªder indiscutido. Desde que se hizo en 1971 con el poder absoluto, gobern¨® con mano de hierro, apoyado en una omnipresente polic¨ªa pol¨ªtica que reprimi¨® toda disidencia o intriga en su contra. Pero Asad ha sido tambi¨¦n un dirigente previsible que jam¨¢s se dio al aventurerismo pol¨ªtico o militar. Duro negociador, nunca dej¨® de cumplir aquello que hab¨ªa acordado. Su influencia en L¨ªbano y otros pa¨ªses le convirtieron en pieza clave para cualquier soluci¨®n a la crisis de la regi¨®n.Asad ha muerto poco despu¨¦s de que fallecieran los reyes Hussein de Jordania y Hassan II de Marruecos. Su sucesor ser¨¢, seg¨²n todo indica, su hijo Bachar el Asad, debido a la muerte en accidente de su primog¨¦nito. Bachar, de 36 a?os, es m¨¦dico y tiene una s¨®lida formaci¨®n occidental; tambi¨¦n esto en un claro paralelismo con los nuevos monarcas en Rabat y Amm¨¢n. Sin embargo, el sucesor de Asad no puede arroparse con legitimidades hist¨®ricas como los nuevos reyes de Jordania y Marruecos. Habr¨¢ de contar con el benepl¨¢cito del todopoderoso Ej¨¦rcito y del servicio de espionaje. Por eso, nadie debe esperar cambios espectaculares en la pol¨ªtica de Siria en la regi¨®n, y en especial en lo que se refiere a las negociaciones de paz con Israel. La exigencia de la devoluci¨®n de los altos del Gol¨¢n en su totalidad seguir¨¢ siendo la piedra angular y se mantendr¨¢ previsiblemente la pol¨ªtica de fuerza y pragmatismo del estadista ahora fallecido. La gran inc¨®gnita est¨¢ precisamente en la capacidad de consolidarse en el poder del joven sucesor, escasamente integrado en el aparato del Partido Baaz de su padre y en el propio Ej¨¦rcito. En todo caso, con la muerte de Hafed el Asad desaparece uno de los grandes protagonistas de la historia y el presente de Oriente Pr¨®ximo.