Holanda pincha y gana
Los holandeses se imponen sin ning¨²n m¨¦rito a la Rep¨²blica Checa, que mereci¨® la victoria
A ¨²ltima hora, sin ning¨²n m¨¦rito, Holanda venci¨® a los checos, que confirmaron su papel de la ¨²ltima Eurocopa. Equipo combativo, sin demasiada clase, pero con una tenacidad que le vuelve incomod¨ªsimo para cualquiera. Para Holanda fue una taba. Padeci¨® de lo lindo en el segundo tiempo, en el que recibi¨® dos remates al palo. Pero en el ¨²ltimo minuto, Overmars, que hab¨ªa salido por el discret¨ªsimo Zenden, se escap¨® del lateral y envi¨® el centro que provoc¨® el penalti, un tir¨®n de Nemec a la manga de Ronald de Boer.Un problema de estructura afect¨® a Holanda durante gran parte del encuentro. Su inter¨¦s por la posesi¨®n de la pelota qued¨® en entredicho no tanto por el dibujo del equipo, como por la ubicaci¨®n de los jugadores, algunos de ellos en lugares antinaturales. El caso de Cocu fue el m¨¢s llamativo. Interior izquierda de toda la vida, ocup¨® un puesto en el eje del medio campo. De medio derecho, nada menos. Pen¨® durante todo el partido, de pura incomodidad, con el campo orientado al rev¨¦s de su salida natural como zurdo. La cuesti¨®n es que el f¨²tbol de Holanda ten¨ªa que pasar por este Cocu desubicado, y as¨ª no hubo manera. Tampoco ayud¨® Seedorf, tirado sobre el costado izquierdo. Nunca ha sido su lugar favorito, pero frente a los checos lo hizo saber exageradamente. Se inhibi¨® con tanto descaro que Rijkaard no tuvo m¨¢s remedio que sustituirle por Ronald de Boer.
La suma de factores negativos super¨® a la siempre atractiva puesta en escena de los holandeses. En el primer tercio del partido, se vio alg¨²n destello del estilo que les ha dado nombre. Bergkamp, que gasta fama de l¨¢nguido, intervino con decisi¨®n en varias jugadas, ante la implacable persecuci¨®n de Gabriel, un tallo considerable que no se anduvo con contemplaciones frente al jugador holand¨¦s. Cada bal¨®n dividido era un tabazo para Bergkamp, cuyas prestaciones se hicieron cada vez m¨¢s intermitentes. El cap¨ªtulo de concesiones result¨® excesiva. Para la media hora, Holanda era una sombra de equipo. Frank de Boer comenz¨® a tirar del pelotazo a Kluivert, sin ning¨²n ¨¦xito. El equipo se qued¨® sin recursos y sac¨® a flote a los checos, que llegaron t¨ªmidos y defensivos, desde?ando cualquier posibilidad de montar el ataque. Su primer remate se produjo al final del primer tiempo.
El p¨²blico asisti¨® con estupor al desplome de su equipo. Lo que menos toleran los holandeses es la vulgaridad, la falta de estilo. O sea, la selecci¨®n que se midi¨® con los checos.Durante toda la segunda parte, estuvo desarmada frente a un equipo no dijo nada en el primer tiempo y que luego mereci¨® la victoria de punta a punta. El hombre de la noche fue Pavel Nedved, jugador interesant¨ªsimo por su dinamismo, por su verticalidad, por su pegada con las dos piernas y porque transmite car¨¢cter. Nedved comenz¨® a carburar y a su estela se agregaron varios jugadores, algunos tan imprevistos como Koller, una columna de dos metros que meti¨® en graves problemas a Stam y Frank de Boer. Desde luego no da pinta de futbolista. De puro grande convierte a Stam en humano. Pero el tal Koller se las ingeni¨® para aterrorizar a la defensa holandesa en dos jugadas que pudieron cambiar el signo del encuentro. En la primera, recibi¨® un excelente pase de Nedved y levant¨® la pelota sobre Van der Saar, que sac¨® la manita cuando la gente se llevaba las manos a la cabeza. En su segundo remate, un cabezazo con toda la majestad de un tallo de su calibre, Koller envi¨® la pelota al larguero. No fue el primero de los checos. Poco antes, Nedved cruz¨® un cabezazo sensacional que golpe¨® en la cara interior del poste. Si no entr¨® es porque los checos no estaban llamados a ganar el partido.
De los holandeses no se supo nada hasta el final. A Rijkaard le dio un ataque tard¨ªo de sensatez y cambi¨® a Zenden por Overmars. Entre uno y otro hay un mundo de diferencia. Overmars no s¨®lo desborda, sino que lo hace para algo: para enviar un buen centro, para meter en dificultades a la l¨ªnea defensiva. Precisamente de un desborde suyo lleg¨® la jugada del penalti. Se fue con habilidad y tir¨® el centro. Ronald de Boer salt¨® con Nemec, que le tir¨® de la manga. El t¨ªpico penalti que encuentra la indulgencia de los ¨¢rbitros. Pero Colina lo pit¨® y Frank de Boer lo convirti¨®. Demasiado premio para una decepcionante Holanda.
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