La falta de incentivos y de profesores relega el estudio de lenguas extranjeras en el Reino Unido Un informe califica de "monoling¨¹es y arrogantes" a los brit¨¢nicos por no aprender idiomas
"Los escolares incapaces de leer, escribir, hablar o entender siquiera otra lengua deber¨ªan tener vetado el acceso a la universidad". Extra¨ªda del Informe Nuffield, animado por el Gobierno para averiguar el estado de la ense?anza de idiomas en el Reino Unido, tan dura recomendaci¨®n trata en realidad de advertir a las autoridades acad¨¦micas brit¨¢nicas de que el actual monoling¨¹ismo de la poblaci¨®n estudiantil puede convertirse en un problema laboral y econ¨®mico en menos de una d¨¦cada. La primera en contestar ha sido la Sociedad para la Filosof¨ªa de la Educaci¨®n, que considera un gasto in¨²til imponer una materia beneficiosa para una minor¨ªa.
Dirigido por John Boyd, ling¨¹ista de la Universidad de Cambridge, el Informe Nuffield pide un cambio radical de actitud en los actuales m¨¦todos de ense?anza de idiomas. Sin temor a las cr¨ªticas, califica de "cr¨®nica y desastrosa" la falta de estos profesores en la escuela primaria. En la secundaria, el estudio se queja del abismo existente entre lo aprendido al final de los estudios obligatorios a los 16 a?os "y el grado de dificultad observado en los cursos necesarios para acceder a la universidad". Un desfase que suele desanimar a la mayor¨ªa de los estudiantes, que abandonan los idiomas por otras materias, incluso teniendo aptitudes y buenas notas.Seg¨²n el equipo de Boyd, del que tambi¨¦n formaba parte Trevor McDonald, famoso presentador televisivo de la cadena comercial ITV, la total dependencia del ingl¨¦s como arma comunicativa mostrada por los brit¨¢nicos les ha llevado a apoyarse en la buena disposici¨®n del resto del mundo para aprenderlo. "El ingl¨¦s se ha convertido en la lengua de la ciencia y la tecnolog¨ªa; de la aviaci¨®n y la medicina, es cierto. Pero en un entorno pluriling¨¹e donde muchos hablan, por lo menos, otro idioma, el brit¨¢nico capaz de expresarse s¨®lo en el suyo propio corre el peligro de mostrarse inflexible, insensible y arrogante", dice el estudio.
Un pasatiempo
Una cuarta parte de las escuelas estatales de primaria cuenta con alg¨²n profesor extranjero que acude una o dos veces por semana fuera del horario lectivo. Sus clases son optativas para el alumnado hasta los 11 a?os, que recibe sobre todo nociones elementales de franc¨¦s, espa?ol, alem¨¢n o italiano. Presentada como una actividad extraescolar, la lecci¨®n se convierte en un pasatiempo donde se canta o aprenden rimas en un idioma aislado del contexto cultural y social del pa¨ªs originario.
En la secundaria es obligatorio aprender, por lo menos, otra lengua hasta los 16 a?os. Los dos cursos posteriores, preparatorios para el acceso a la universidad, son los mejor dotados en este terreno, con una buena oferta de profesores y materiales. Ello supone un cambio tan brusco para unos estudiantes acostumbrados a darle poca importancia a los idiomas, que muchos los dejan en favor de otras materias cuando ven lo dif¨ªcil que les resulta aprobar.
Los ex¨¢menes que cierran la secundaria dan por terminada tambi¨¦n la ense?anza de lenguas para el 90% de los estudiantes brit¨¢nicos. Con 16 a?os cumplidos, "sus conocimientos gramaticales no les servir¨ªan para solicitar un empleo o pasar siquiera unas vacaciones en otro pa¨ªs. Como nadie les explica que hablar otro idioma es una buena baza laboral y les ayudar¨¢ a ganar m¨¢s dinero, los alumnos tienden a considerar dicha materia una mar¨ªa m¨¢s", se?ala el informe. Sus autores lamentan, asimismo, que la industria tur¨ªstica brit¨¢nica s¨®lo sea capaz de recibir a los viajeros en ingl¨¦s.
"Dos tercios de los 25 millones de visitantes llegados todos los a?os al Reino Unido proceden de pa¨ªses donde el ingl¨¦s no es la lengua oficial. Sin embargo, dependemos de que ellos, nuestros clientes, se tomen la molestia de aprenderlo". Para erradicar lo que califica de actitud insular del brit¨¢nico medio, el trabajo propone que el estudio obligatorio de otras lenguas comience hacia los 7 a?os en todas las escuelas de primaria. Tambi¨¦n pide que un centenar de centros de primaria sean convertidos, durante la pr¨®xima d¨¦cada, en escuelas internacionales donde los ni?os acaben siendo biling¨¹es -espa?ol, franc¨¦s y alem¨¢n son los idiomas propuestos- a los 11 a?os.
Para el Gobierno brit¨¢nico, esta ¨²ltima opci¨®n ser¨ªa la m¨¢s adecuada. El Ministerio de Educaci¨®n ha mostrado ya su admiraci¨®n por los 86 colegios de secundaria especializados en la ense?anza de idiomas, principales proveedores de estudiantes de Filolog¨ªa a escala universitaria. Uno de ellos, el Convento de Jes¨²s y Mar¨ªa de Londres, ofrece nueve idiomas internacionales adem¨¢s de cursos para adultos y clases adicionales en las escuelas de primaria cercanas.
Adem¨¢s de recibir una subvenci¨®n oficial, estos centros pueden recabar la ayuda de patrocinadores comerciales para seguir manteniendo el buen nivel de ense?anza. Educaci¨®n, que no piensa forzar de momento las clases obligatorias de idiomas en la primaria, espera poder atraer a m¨¢s profesores ofreciendo 5.000 libras en efectivo (1.350.000 pesetas) a los que quieran especializarse en una rama que sea ahora poco atractiva para la mayor¨ªa de los futuros maestros.
La Sociedad para la Filosof¨ªa de la Educaci¨®n sostiene, por el contrario, que dicho esfuerzo resultar¨¢ in¨²til para el alumno, adem¨¢s de muy caro. En un contrainforme, dicho organismo mantiene que las industrias brit¨¢nicas no tienen en mayor estima a los empleados pol¨ªglotas. El experto es llamado cuando se le necesita. No vale la pena, por tanto, exigir "a todos los escolares" algo que s¨®lo beneficiar¨¢ a unos pocos.
Las lenguas de los lores
El informe Nuffield ha seguido la senda marcada por el Comit¨¦ para la Comunidad Europea de la C¨¢mara de los Lores, que en 1998 pidi¨® al Gobierno
brit¨¢nico la mejora urgente de la ense?anza de idiomas
en el pa¨ªs.
Convencidos de que su aprendizaje constituye una buena inversi¨®n, sus se?or¨ªas solicitaron el aumento de docentes tanto en la ense?anza obligatoria como en la universitaria. "Tambi¨¦n hemos notado que los estudiantes brit¨¢nicos viajan poco a otros pa¨ªses en programas de intercambio como los denominados S¨®crates y Erasmus", a?adieron los lores.
La situaci¨®n de desventaja que ello supon¨ªa para unos j¨®venes que "vivir¨¢n en un entorno plural y en constante movimiento" les llev¨® a aconsejar al Ministerio de Educaci¨®n que convirtiera en una de sus prioridades el env¨ªo de alumnos nacionales al extranjero para abrirles el horizonte. Una opini¨®n compartida dos a?os despu¨¦s por el equipo del ling¨¹ista de Cambridge John Boyd.
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