El eje en movimiento
La cumbre bilateral de Maguncia ha venido a reflejar que Francia y Alemania vuelven a estar en sinton¨ªa y que de nuevo el eje franco-alem¨¢n puede marcar el rumbo de las reformas europeas que se han de completar en el Consejo Europeo de Niza, que pondr¨¢ fin, en diciembre, al semestre de presidencia francesa que se inicia en julio.Puede parecer un hecho significativo el que, ante la reforma de las instituciones, Francia haya aceptado darle un mayor peso a Alemania en el reparto de votos en el Consejo de Ministros de la UE, en raz¨®n de su mayor poblaci¨®n (82 frente a 57 millones de habitantes), aunque quede por determinar la f¨®rmula concreta de plasmarlo. Se rompe as¨ª el principio de la paridad en la representaci¨®n de ambos pa¨ªses.
En realidad se rompi¨® hace tiempo. Ya en el Parlamento Europeo, la Alemania unificada dispone, por el Tratado de Amsterdam, de 99 esca?os frente a los 87 de Francia y otros pa¨ªses con similar peso demogr¨¢fico. En el reparto de votos en el Consejo, Francia y Alemania hab¨ªan acercado ya posiciones ante aquel tratado, en el que, sin embargo, el aspecto institucional se cerr¨® en falso: hab¨ªa otras prioridades, y la ampliaci¨®n al Este, que exige amplias modificaciones institucionales en la UE, estaba lejos. A¨²n lo est¨¢: con suerte, los primeros nuevos miembros se incorporar¨¢n en el a?o 2004 o 2005.
En este debate institucional, dos son los aspectos m¨¢s significativos del acuerdo que se va anudando entre Alemania y Francia; por una parte, el impulso al principio de las "cooperaciones reforzadas", por las que unos Estados podr¨ªan integrarse m¨¢s que otros en algunos campos. Aunque cargado de peligros -especialmente si se crea un directorio de los grandes en la UE-, parece la ¨²nica forma l¨®gica de compaginar la ampliaci¨®n con pasos decididos para profundizar en la integraci¨®n.
Por otra parte, Francia y Alemania parecen estar tambi¨¦n m¨¢s cerca en su impulso al euro de los Once -la reuni¨®n informal de ministros de Econom¨ªa y Finanzas de los pa¨ªses que participan en la moneda ¨²nica- como contrapeso pol¨ªtico al poder monetario del Banco Central Europeo. La salida de Dominique Strauss-Kahn del Ejecutivo franc¨¦s fren¨® este proyecto de desarrollo del embri¨®n de un Gobierno econ¨®mico europeo. La llegada de una personalidad pol¨ªtica de peso como Fabius puede aportar un nuevo impulso.
El eje franco-alem¨¢n, que ya no es el ¨²nico, siempre ha funcionado sobre la base de unos intereses cruzados. Tras a?os de par¨®n, vuelve a ponerse en marcha, con Berl¨ªn acomod¨¢ndose a las ideas francesas en materia de defensa, ya sea para el proyecto de avi¨®n de transporte militar Airbus A400M -al que, por cierto tambi¨¦n se ha sumado desde Londres Tony Blair- o para el sat¨¦lite de uso militar en el que insiste Par¨ªs. Hay pues quid pro quo entre ellos. Falta el cambalache con los dem¨¢s, pues Berl¨ªn y Par¨ªs deben recordar que no est¨¢n solos, y que en esta nueva UE, aunque son indispensables, no son suficientes.
Adem¨¢s, pese a las apariencias, Par¨ªs y Berl¨ªn no hablan el mismo lenguaje europeo. En una carta abierta publicada el s¨¢bado en Le Monde, el ministro franc¨¦s de Exteriores, Hubert V¨¦drine, advert¨ªa a su hom¨®logo alem¨¢n Fischer de la inoportunidad de debates sobre un posible futuro federal cuando hay dificultades para acordar criterios sobre el n¨²mero de votos de cada miembro o los criterios de mayor¨ªa cualificada.
Francia parece aferrarse a¨²n a la vieja idea gaullista de la Europa de las patrias., mientras que Schr?der se inclina por una mayor integraci¨®n, aunque s¨®lo sea porque comprende que el poder¨ªo alem¨¢n s¨®lo podr¨¢ desarrollarse sin provocar temores si lo hace en un contexto general de mayor integraci¨®n. Los peque?os -al igual que pa¨ªses medios como Espa?a- tendr¨¢n tambi¨¦n mucho que decir. Pero justamente, si Berl¨ªn y Par¨ªs vuelven a intentar hablar con una sola voz, es porque no quieren dejarse comer el terreno por ejes exc¨¦ntricos como el de Londres-Madrid.
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