S¨®lo Hierro estuvo a la altura de su prestigio

M¨¢s que por organizaci¨®n colectiva, el fracaso de la selecci¨®n espa?ola fue a t¨ªtulo individual Ninguna de los jugadores consigui¨® situarse en sus prestaciones habituales, y mucho menos con respecto al f¨²tbol que hab¨ªan desarrollado en la fase de clasificaci¨®n y en los amistosos ante Italia y Brasil. S¨®lo Fernando Hierro emergi¨® de la mediocridad general. - Molina. Protagoniz¨® la jugada del partido con su clamoroso error en el despeje que gener¨® el gol noruego. Tanto como querer atrapar el bal¨®n, el fallo estuvo en la falta de necesidad para acudir al pelotazo. Era una lucha para el central y el delantero. La consecuencia fue un gol que pasar¨¢ a la historia de la fatalidad espa?ola. Hasta entonces hab¨ªa descolgado con eficacia los centros noruegos, pero hab¨ªa dado s¨ªntomas de nerviosismo en tres defectuosos despejes con el pie.

- M¨ªchel Salgado. Deficiente primera parte en el aspecto defensivo. Ley¨® mal algunos balones cruzados y dej¨® la puerta abierta a las incursiones por la izquierda. En el segundo tiempo tuvo el papel en el juego de ataque que le deber¨ªa corresponder a Etxeberria. M¨¢s por tenaz que por claridad, consigui¨® enviar un par de centros peligrosos.

- Fernando Hierro. El ¨²nico jugador que estuvo a la altura de su prestigio. Jug¨® con naturalidad y poder¨ªo. Siempre gan¨® en el juego a¨¦reo. Volvi¨® a demostrar que es indiscutible. Movi¨® la pelota con seguridad, sin sentirse impresionado por el partido.

- Paco. Gan¨® algunos duelos con los delanteros noruegos y perdi¨® otros. Ninguno de sus errores tuvo un car¨¢cter capital. Sin embargo, siempre se movi¨® en el filo de la navaja, con varios despejes forzados en situaciones extremas, provocadas por problemas en el marcaje. Grav¨ªsimos problemas para sacar el bal¨®n.

- Aranzabal. S¨®lo a ¨²ltima hora se estir¨® y consigui¨® crear alg¨²n problema en la defensa noruega. Pero globalmente su partido fue decepcionante. Le falt¨® contundencia para defender y agresividad para atacar. Tampoco se asoci¨® con los centrocampistas.

- Etxeberria. En su persona qued¨® retratado el fracaso del equipo. Nunca desbord¨® a su marcador. Nunca lo intent¨®. Tampoco ofreci¨® una alternativa t¨¢ctica en el juego de ataque. En lugar de abrirse en el costado, y en una zona profunda, acab¨® adentr¨¢ndose en el carril del ocho, siempre de espaldas, sin capacidad para resolver a un toque.

- Guardiola. Dispuso de la pelota y apenas recibi¨® el acoso de los centrocampistas noruegos. S¨®lo Bakke sal¨ªa a taparle de vez en cuando. No consigui¨® transmitir rapidez al juego. Sus aperturas resultaron demasiado previsibles. Rara vez conect¨® con los extremos. Y peor todav¨ªa, tampoco lo consigui¨® con Raul, su socio natural.

- Valer¨®n. Le super¨® el partido. No apareci¨® en el primer tiempo. Ni ayud¨® a Guardiola en la distribuci¨®n ni se incorpor¨® como volante de enganche entre las l¨ªneas noruegas. En el segundo tiempo pareci¨® algo m¨¢s decidido, pero no logr¨® quitarse la impresi¨®n durante todo el partido.

- Fran. Jug¨® tan agarrotado que alguna vez pareci¨® sufrir un ataque de hiperventilaci¨®n. No ofreci¨® salida alguna por la banda izquierda, ni result¨® preciso en los centros. Perdi¨® varias veces el bal¨®n por malos controles o pases defectuosos, muchos de ellos sencillos. Nunca progres¨® por su lado.

- Ra¨²l. Despu¨¦s de dos semanas de inactividad por lesi¨®n, actu¨® con mucha menos vitalidad de la acostumbrada. No se retras¨® al medio campo para ayudar en el problema de la elaboraci¨®n del juego. Sin embargo, y pese a estar a una distancia sideral de sus prestaciones habituales, fue el jugador m¨¢s activo y ¨¢gil en el ¨¢rea.

- Urzaiz. En una ocasi¨®n gan¨® un salto y cabece¨® con estilo un centro que oblig¨® a una buena intervenci¨®n del portero. Eso fue todo. Es decir, casi nada.

- Mendieta. Caus¨® algunas dificultades a la defensa noruega por su facilidad para progresar entre l¨ªneas. Dio la sensaci¨®n de merecer un puesto en el equipo titular: por juego, por su estado f¨ªsico y por car¨¢cter.

- Alfonso. Tir¨® de la habilidad para descolocar a los poderosos defensas noruegos. Por lo menos exist¨ªa la posibilidad de lo inesperado. Pero ingres¨® en el partido demasiado tarde. Era la clase de duelo que requer¨ªa de un jugador como ¨¦l. O eso pareci¨® en el ¨²ltimo cuarto de hora.