Portugal del 70
El ideal plat¨®nico del f¨²tbol es Brasil del 70. Pel¨¦ rodeado de jugadores soberbios que, de mitad de cancha hacia adelante, hac¨ªan circular el bal¨®n alrededor de una idea grande. Cuando el partido se terminaba, la idea se hab¨ªa convertido en sentimiento. Desde entonces, cuando pronunciamos la alineaci¨®n -Clodoaldo, Gerson, Pel¨¦, Jairsinho, Tostao y Rivelino- se nos escapa una sonrisa boba. Tocaban el bal¨®n con gracia hasta cuando no ten¨ªan adversarios cerca, y cuando los adversarios llegaban, lo segu¨ªan tocando como si estuvieran solos. Siempre que uno saca este tema, aparece un tipo refractario a la idealizaci¨®n, que dice: "Eso, hoy, ser¨ªa imposible". Y argumenta: que los espacios se achicaron, que la presi¨®n es m¨¢s agresiva, que f¨ªsicamente se progres¨® mucho... Cierto, pero no tanto. La Eurocopa es el campeonato en donde coinciden los jugadores m¨¢s agresivos y los equipos m¨¢s ordenados del mundo; pero un d¨ªa aparece Zidane, y tomando las curvas a la prudente velocidad que le permite su cuerpo pesado, hace pasar de largo a entusiasmados colegas; al mismo tiempo, logra que aparezcan espacios por todos lados. Pero es que al d¨ªa siguiente aparece por el campeonato Portugal, y vuelve la intenci¨®n de Brasil del 70 (Pel¨¦, son Rui Costa y Figo juntos) para darse un lujo que quedar¨¢ en la historia. El m¨¦todo es simple: tocar la pelota a lo ancho (hay limpiaparabrisas que funcionan), para terminar sorprendiendo con un bal¨®n profundo. Eso, hoy, es posible. - La vieja est¨¦tica
No s¨®lo se presiona m¨¢s, sino que tambi¨¦n se juega peor. Basta un solo jugador (Zidane, Bechkam, Scholl...) para desvelar parte de la mentira; basta que se junten tres en un mismo equipo (Portugal) para desvelar la mentira entera. Es un problema de prioridades, si se le pone acento a la presi¨®n hay que elegir jugadores obedientes, sacrificados y fuertes; si se le da prioridad al juego, hay que partir de jugadores talentosos, t¨¦cnicos, participativos. Hubo un tiempo en que equivocarse en un pase significaba mucho, para mal. Yo empec¨¦ mi carrera profesional en Rosario, ciudad implacable con los malos jugadores. En uno de mis primeros entrenamientos, le di la pelota al Mono Oberti, viejo ¨ªdolo de Newel's y m¨ªo, pero el pase no fue bueno. El Mono no hizo ni el menor esfuerzo por alcanzarla, me mir¨® como si me hiciera un favor, y dijo: "Nene, al pie, y si no ded¨ªcate a otra cosa". Ahora, cuando un futbolista falla el env¨ªo por tres metros, el compa?ero lo aplaude, no vaya a ser que el pasador se deprima. Otra variante sobre aquella est¨¦tica del f¨²tbol, la cuenta Di St¨¦fano en su excelente libro Gracias, vieja, al recordarnos que antes, cuando se marcaba un penalti, no se festejaba. Daba verg¨¹enza gritar como un loco el aprovechamiento de semejante ventaja. Eso es, daba verg¨¹enza. De aquella est¨¦tica surg¨ªan historias maravillosas. Un amigo de Bah¨ªa Blanca sol¨ªa contar que un tal Armando Galucchi se pon¨ªa en el patio de su casa con un bal¨®n en los pies, y a veinte metros de un grifo de "palomilla". El gran Galucchi tocaba la pelota con tanta delicadeza y precisi¨®n que, a esa distancia, abr¨ªa y cerraga el grifo: "tic", grifo abierto; "tic", grifo cerrado.
- El ¨²nico que gana es el que se divierte
Esas historias tambi¨¦n forman al jugador. Cuando un periodista le dijo a Marcelo Bielsa en una rueda de prensa que, tarde o temprano, ganan los que juegan bien, el seleccionador argentino casi se cae de la silla para gritarle: "Div¨²lguelo". La respuesta fue una estocada a los periodistas que hablan bien del ¨²ltimo ganador, sin importarle si le ayud¨® la suerte, si bastarde¨® el f¨²tbol, o si intent¨® jugar decentemente. Si se festeja la lucha, se disfraza de moderna la presi¨®n y se intenta hacernos creer que el media punta es ineficaz, el jugador dejar¨¢ de ruborizarse por jugar mal. Por la misma l¨®gica, mientras el buen f¨²tbol tenga guardianes, no hay peligro. Lo supe mientras ve¨ªa Inglaterra-Portugal en TVE. Dos centros extraordinarios de Beckham pusieron a Inglaterra dos goles arriba, pero, contra la evidencia del resultado, el ex madridista Michel hablaba maravillas, y con raz¨®n, de Paulo Bento, Rui Costa, Figo, Joao Pinto... Portugal termin¨® ganando 3 a 2 en un partido glorioso, pero, en TVE, ya ganaban mientras iban perdiendo. As¨ª como hay que darle el bal¨®n a los buenos jugadores, hay que darle la palabra a los comentaristas sensibles.
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