Par¨ªs-Berl¨ªn, contra Londres-Madrid
Un cierto estupor se ha apoderado de la clase pol¨ªtica alemana. En plena exaltaci¨®n del reencuentro franco-alem¨¢n, los analistas del proceso de construcci¨®n europea han tenido que dirigir hacia la periferia las miradas que hab¨ªan concentrado en el motor tradicional de la UE. Dos pa¨ªses exc¨¦ntricos (desde el punto de vista geogr¨¢fico), Reino Unido y Espa?a, han roto tab¨²es a d¨²o y han cuestionado el monopolio franco-alem¨¢n sobre la producci¨®n de esencias europeas.En v¨ªsperas de las cumbres, Alemania y Francia sol¨ªan divulgar un mensaje com¨²n sobre los temas candentes. En v¨ªsperas de la reuni¨®n de Feira, el mensaje ha venido de los primeros ministros de Espa?a y el Reino Unido, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y Tony Blair.
El art¨ªculo, firmado por ambos en Financial Times y El Mundo, se suma al debate que comenz¨® el ministro de Exteriores alem¨¢n, Joschka Fischer. Estudiosos de cuestiones europeas, reunidos para hablar de la Conferencia Intergubernamental, se mostraban el martes un tanto esc¨¦pticos sobre la seriedad de la contribuci¨®n. "No parecen tener grandes cosas que decir, pero quieren estar presentes en el debate", se?alaba un profesor. Otros no opinan igual. "Cuando Blair y Aznar afirman su voluntad de competir por el liderazgo pol¨ªtico y proclaman un nuevo bilateralismo, queda claro en qu¨¦ medida se resquebrajan las antiguas seguridades y constelaciones de poder en la UE", se?ala Klaus-Dieter Frankenberger en el influyente Frankfurter Allgemeine Zeitung. Por su parte, el Handelsblatt va m¨¢s lejos y afirma que Blair y Aznar se est¨¢n convirtiendo de hecho en "portavoces de los peque?os Estados de la UE".
"Algunos de nosotros pueden desear ir un poco m¨¢s lejos, un poco m¨¢s deprisa, pero todos deben respetar las reglas y procedimientos de la Uni¨®n. No puede haber ciudadanos de primera y de segunda clase en Europa", se?alan los dos pol¨ªticos, que reflejan as¨ª una de las prevenciones suscitadas por las llamadas "cooperaciones reforzadas". En su famoso discurso, Fischer se refiri¨® a un "centro de gravitaci¨®n" con los Estados que quieran y puedan colaborar m¨¢s estrechamente. Esto supone un reciclaje del "n¨²cleo europeo" acu?ado por los democristianos Karl Lamers y Wolfgang Sch?uble. Las explicaciones de que el "centro de gravitaci¨®n" es un concepto abierto no acaban de convencer a otros participantes del debate. El profesor Peter-Christian M¨¹ller-Graff, de la Universidad de Heidelberg, advert¨ªa de que la diferenciaci¨®n en Europa debe ser "controlada" y s¨®lo debe ser posible a partir de una cierta homogeneidad. En la UE, subrayaba, debe haber un "nivel m¨ªnimo de homogeneidad" que debe ser "intocable". Uno de los temores que ha suscitado el discurso de Fischer es la p¨¦rdida de la homogeneidad m¨ªnima necesaria para el funcionamiento de la UE como comunidad y la aparici¨®n de cooperaciones aleatorias fuera del marco constitucional de la Uni¨®n. El texto de Aznar y Blair no es un ataque frontal contra el ministro, sino "un alegato contra la contemplaci¨®n del ombligo franco-alem¨¢n", se?alaba un analista. En lugar de reflexionar sobre las fronteras, Blair y Aznar afirman que quieren una Europa "abierta al mundo". "De formas diferentes, pero complementarias, Londres y Madrid han sido puertas a Europa y puentes sobre el Atl¨¢ntico hacia Am¨¦rica. El ingl¨¦s y el espa?ol son las dos principales lenguas internacionales", se?alan ambos estadistas. Aznar y Blair se distancian de cualquier pacto entre bastidores para que el alem¨¢n pueda ser lengua de trabajo en la UE, en pie de igualdad con el franc¨¦s y el ingl¨¦s. Hemos de ponernos de acuerdo en los objetivos esenciales de Europa, se?alan: "Mayor crecimiento, m¨¢s empleo y modernizaci¨®n de la econom¨ªa". El enfoque no puede ser m¨¢s pragm¨¢tico y m¨¢s prosaico. El nuevo papel de Aznar es una sorpresa para los pol¨ªticos alemanes, a quienes se les ha quedado en la cabeza la imagen del primer ministro espa?ol en la cumbre de la UE dedicada a la Agenda 2000 en marzo de 1999. Entonces, Aznar asumi¨® el rol de implacable negociador para retener el m¨¢ximo de los fondos de cohesi¨®n y estructurales de los que disfruta Espa?a. Quiz¨¢ por eso, la perplejidad ante el nuevo papel que Aznar est¨¢ perfilando era expresada ya en abril por el canciller Gerhard Schr?der durante su visita a Polonia. En un caf¨¦ de la localidad de Gniezdo ante un grupo de periodistas, Schr?der dijo, refiri¨¦ndose a Aznar, que no se pueden recibir fondos estructurales y de cohesi¨®n y pretender ser al mismo tiempo miembro del Grupo del G-7 (los pa¨ªses m¨¢s desarrollados econ¨®micamente). Y el canciller coloc¨® su dardo en el tal¨®n de Aquiles.
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