El empate cierra un partido hueco
El resultado del Turqu¨ªa-Suecia clasifica autom¨¢ticamente a Italia para cuartos de final
El partido se equilibr¨® a partir de dos equipos opuestos. Alcanz¨® su velocidad de crucero y naveg¨® hasta un empate a cero que s¨®lo beneficia a Italia, clasificada de forma autom¨¢tica para los cuartos de final. Turqu¨ªa ten¨ªa recursos, contaba con delanteros y centrocampistas suficientes para doblegar a una Suecia limitad¨ªsima de jugadores. Si Turqu¨ªa no merece seguir en la Eurocopa es porque no supo aprovecharlos. Porque su mejor jugador, Sergen, calent¨® el banquillo inexplicablemente. Con menos calidad a su disposici¨®n, los suecos se ganaron el empate a pulso: les bast¨® con un medio centro. Y el resultado termin¨® haciendo justicia a un duelo tan ajetreado como vac¨ªo de satisfacciones para los jugadores y para el p¨²blico.El partido sirvi¨® para constatar que un conductor del juego, aunque sea malo, es mejor que ninguno. Mjalby, que es un organizador torp¨®n pero aplicado, estructur¨® a su equipo a partir del empe?o y el buen ojo. A su alrededor giraron dos volantes disciplinados y Ljungberg, que rod¨® libre en la zona del media punta. Pero las virtudes de Mjalby, que hablan de un tipo con buenas intenciones, se vieron permanentemente limitadas por su empeine de acero inoxidable. La misma deficiencia que condiciona a todo el equipo sueco a excepci¨®n de Ljungberg, que sabe manejar el bal¨®n, tiene remate, velocidad y desborde, pero desconoce cu¨¢l es exactamente su misi¨®n en el equipo. Circunstancia gravosa cuando su supuesta funci¨®n es la de aclarar el panorama a los delanteros y los volantes en ataque.
A Ljungberg, la media punta le queda grande pero eso ayer dio igual. No tuvo gran relevancia porque el rival al que se enfrentaba era Turqu¨ªa. Un grupo que cuenta con una delantera notable, pero que vive desguarnecido en el medio de su defensa. Y su medio centro, un jugador peque?o y repeinado, no ten¨ªa nada. Suat fue un espectador curioso en medio del campo. Quiz¨¢ su habilidad reside en poner atenci¨®n a todas las jugadas por igual sin participar en ninguna. Con los ojos bien abiertos, fue incapaz de acomodar a su medio campo, no rob¨® apenas balones, y cada vez que dispuso de la pelota la envi¨® directamente al enemigo. Hasta que entr¨® Sergen, el 10. ?Por qu¨¦ el seleccionador turco no le dej¨® jugar hasta la ¨²ltima recta? Un misterio. Porque fue el jugador que necesitaba Turqu¨ªa para canalizar su juego. Cuando reaccion¨®, ya era tarde. S¨¹k¨¹r estaba desquiciado por el aislamiento. Sus compa?eros estaban cansados. Y el p¨²blico comenzaba a abandonar el estadio Philips repartiendo insultos a ambos equipos por igual.
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