Ley de Extranjer¨ªa y pol¨ªtica de inmigraci¨®n.
La reforma presentada por el Gobierno a la vigente Ley de Extranjer¨ªa fue una destacada promesa electoral que no ¨ªbamos a ver f¨¢cilmente olvidada, pero la rapidez con la que se ha puesto en marcha s¨®lo se ha justificado por los supuestos efectos perversos de esta ley, producidos en los primeros meses de su vigencia: el efecto llamada del que tanto se ha hablado ya y que tan acertadamente analiz¨® d¨ªas atr¨¢s Javier de Lucas en estas p¨¢ginas. El incremento producido en estos ¨²ltimos meses de los flujos irregulares de inmigraci¨®n que son m¨¢s visibles, es decir, los de las pateras que tratan de llegar a nuestras costas, la cobertura informativa que ello tiene y el tremendo drama que lo acompa?a, con la continuada aparici¨®n de muertos en el intento, ha dado fuerza al argumento preferido por el Gobierno: "No podemos tener una ley que aliente a un cada vez mayor n¨²mero de inmigrantes a venir a nuestro pa¨ªs".La reforma planteada, sin embargo, no aporta nada nuevo por lo que se refiere al control o regulaci¨®n del flujo de entrada de inmigrantes; se dirige, b¨¢sicamente, a reducir los derechos de los que ya est¨¢n dentro, principalmente de aquellos que se hallan en situaci¨®n de irregularidad administrativa (sin permiso de residencia), los mal llamados "ilegales". Se pretende facilitar su expulsi¨®n y reducir las posibilidades que la actual ley les concede para regularizar su situaci¨®n (adem¨¢s de recortar severamente sus derechos sociales), y el resultado que se espera obtener de ello es la disminuci¨®n del flujo de inmigraci¨®n irregular.
No voy a hacer aqu¨ª el an¨¢lisis del texto presentado por el Gobierno; este an¨¢lisis se est¨¢ haciendo desde el Foro y por parte de todos los agentes sociales y fuerzas pol¨ªticas, y ser¨¢ motivo de amplios debates en los pr¨®ximos meses. Quiero, m¨¢s bien, discutir el argumento de partida para la reforma, porque creo que sit¨²a err¨®neamente el debate sobre las pol¨ªticas de inmigraci¨®n, y me parece urgente que este debate se replantee. ?Tenemos realmente una ley que favorece la entrada de m¨¢s inmigraci¨®n, o de m¨¢s inmigraci¨®n irregular? Creo que no. Lo que realmente caracteriza a la vigente ley, respecto de la anterior, es que mejora mucho la situaci¨®n de las personas inmigradas, es decir, de las que ya est¨¢n en Espa?a (a las que se reconoce un conjunto de derechos que antes no ten¨ªan reconocidos), pero, en cambio, apenas ha modificado las cosas para las que quieren venir. Lo novedoso, y por lo que podemos decir que es una ley avanzada, es que tambi¨¦n reconoce derechos a las personas que se hallan en Espa?a en situaci¨®n irregular, derechos tales como la asistencia sanitaria, las ayudas sociales, la justicia gratuita en casos de necesidad, etc¨¦tera, y, adem¨¢s, les ofrece posibilidades para el acceso a la residencia legal y les otorga mayores garant¨ªas jur¨ªdicas en todos los procedimientos (incluidos los de denegaci¨®n de entrada al pa¨ªs).
Pero el sistema de entrada sigue siendo el que era (desde 1985), y sigue siendo muy inaccesible. Existen facilidades para quienes vienen por reagrupaci¨®n familiar, pero para quienes desean venir a nuestro pa¨ªs a trabajar, la entrada legal contin¨²a siendo muy dif¨ªcil. Las condiciones siguen siendo disponer de una oferta previa de empleo y con ella solicitar el visado de entrada en un consulado espa?ol de su pa¨ªs de origen. Ello tiene dos grandes obst¨¢culos, el primero es que para el tipo de trabajos que se est¨¢ ofreciendo a los inmigrantes del Sur no hay un flujo de ofertas de empleo que llegue a sus pa¨ªses, y el segundo es que las ofertas pasan por el tamiz de la preferencia nacional en el empleo y por los l¨ªmites que establece el contingente anual. Lo cierto es que en todos los a?os anteriores, en los que hemos venido recibiendo inmigrantes con este mismo sistema ya en funcionamiento, ¨¦stos han entrado principalmente por v¨ªas irregulares, y una vez aqu¨ª han ido legalizando su situaci¨®n con el tiempo. As¨ª hemos alcanzado los niveles que ahora tenemos de poblaci¨®n inmigrada extracomunitaria, que, por otra parte, est¨¢ haciendo una contribuci¨®n muy positiva a nuestro desarrollo econ¨®mico y social, como se reconoce ya desde m¨²ltiples instancias. Pero las v¨ªas de inmigraci¨®n han sido irregulares, y ¨¦stas, aparte de ser dram¨¢ticas para los inmigrantes, han favorecido el desarrollo de mafias contra las que la polic¨ªa y la justicia han sido, de momento, poco eficientes.
La ley actual trata mejor a los inmigrantes que ya est¨¢n aqu¨ª, pero no ampl¨ªa las v¨ªas legales para la inmigraci¨®n y, por tanto, es incongruente decir que provoca una mayor entrada de inmigrantes. Salvo que se nos est¨¦ diciendo (y ¨¦ste parece ser el mensaje) que el mejor sistema para controlar la entrada de inmigrantes es no tratar muy bien a los que ya est¨¢n dentro. Pero incluso esta premisa ser¨ªa err¨®nea, porque nada indica que las personas hagan su opci¨®n migratoria en funci¨®n del conocimiento que tengan de las condiciones legales que se van a encontrar en el pa¨ªs receptor.
No es, en definitiva, la vigente Ley de Extranjer¨ªa lo que deb¨ªa haberse puesto en discusi¨®n. El debate que debe abrirse es c¨®mo organizar legalmente la entrada de una inmigraci¨®n que ya est¨¢ necesitando nuestra sociedad y va a necesitar m¨¢s en el futuro, tal como indican todas las previsiones. La pregunta que la sociedad espa?ola tiene que hacerse ya es: "?Se ha de mantener este sistema, basado en contener policialmente los flujos (irregulares) de inmigraci¨®n, para acabar aceptando a aquellos inmigrantes que consiguen burlar las barreras policiales, o podemos dar el salto hacia la organizaci¨®n y canalizaci¨®n legal de esos flujos?".
Sabemos que la inmigraci¨®n va a seguir viniendo y que, adem¨¢s, es conveniente que as¨ª sea; tenemos, por otra parte, una Ley de Extranjer¨ªa que ha mejorado sus derechos y sus posibilidades de integraci¨®n social; pero lo que no tenemos es pol¨ªtica de inmigraci¨®n. Ahora, lo que realmente necesitamos es respondernos a la pregunta de c¨®mo podemos canalizar legalmente el flujo de entrada. De entrada, tenemos que sacudirnos las falacias que hemos ido creando sobre el fen¨®meno migratorio y dejar de pensar que la inmigraci¨®n es un problema. La reiterada aparici¨®n de las pateras provoca una impresi¨®n de avalancha que nos lleva a creer que el n¨²mero de inmigrantes que est¨¢n entrando es excesivo, o no es asumible por nuestro pa¨ªs. En realidad no representa un aumento de poblaci¨®n inmigrada que supere lo que parecen ser las necesidades de inmigraci¨®n laboral actuales, y mucho menos lo que se prev¨¦ como necesidades futuras. El ¨²nico n¨²mero realmente excesivo en este asunto, el dato atroz, es el de los 120 muertos por naufragios de pateras que Derechos Humanos de Andaluc¨ªa contaba en lo que va de a?o. El reto no est¨¢ en c¨®mo parar la entrada de inmigrantes, el reto est¨¢ en c¨®mo canalizar legalmente esa entrada.
Disponer de pol¨ªtica de inmigraci¨®n es asegurar la entrada legal de un determinado contingente anual de inmigrantes, y ello implica cosas como: definir ese contingente con suficiente amplitud, eliminar las restricciones que ahora existen en cuanto a sectores laborales a los que pueden acudir los extranjeros, flexibilizar la exigencia de oferta de empleo previa, abriendo la posibilidad de la entrada para buscar aqu¨ª el empleo (posibilidad que Italia ofrece en su contingente para este a?o 2000), etc¨¦tera. Pero tambi¨¦n implica disponer de los mecanismos adecuados en los pa¨ªses de origen de la inmigraci¨®n: dar all¨ª m¨¢s informaci¨®n, crear oficinas de atenci¨®n a quienes aspiran a migrar a Espa?a, etc¨¦tera. Implica tambi¨¦n llegar a acuerdos con esos pa¨ªses, ver qu¨¦ relaci¨®n ha de existir entre las pol¨ªticas de inmigraci¨®n y las de cooperaci¨®n para el desarrollo, desarrollar all¨ª programas formativos para quienes quieren migrar y para quienes se van a quedar, promover el retorno de cerebros con proyectos de inversi¨®n adecuados, etc¨¦tera.
Un contingente anual ¨²til para regular el flujo de entrada ha de ser muy diferente del que ha habido hasta ahora, pero, adem¨¢s, se ha de utilizar s¨®lo para eso. Ello exige que haya otro mecanismo para legalizar la situaci¨®n de los irregulares que ya est¨¢n aqu¨ª. Con la vigente ley lo hay: la regularizaci¨®n a los dos a?os de estar en Espa?a. Si esto se elimina, o se desvirt¨²a por completo ampliando ese plazo a cinco a?os como propone el Gobierno, tendremos que seguir utilizando el contingente como mecanismo de regularizaci¨®n, lo que lo hace in¨²til para la canalizaci¨®n del flujo de entrada.
Cabe se?alar, por ¨²ltimo, que la pol¨ªtica de regulaci¨®n de flujos ha de tener, necesariamente, una dimensi¨®n europea. Ninguna pol¨ªtica de inmigraci¨®n ser¨¢ acertada si se hace aisladamente del resto de pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. Lamentablemente, lo que se est¨¢ haciendo en Europa sigue la t¨®nica de las pol¨ªticas restrictivas de las ¨²ltimas d¨¦cadas, y la comunitarizaci¨®n del asilo y la inmigraci¨®n establecida en el Tratado de Amsterdam, aunque acabar¨¢ dando lugar a normativas comunitarias en estos terrenos, de momento no est¨¢ dando muchos frutos en pol¨ªticas de inmigraci¨®n; lo que se quiere abordar con m¨¢s urgencia es el control conjunto de las fronteras y los acuerdos de readmisi¨®n con pa¨ªses como Marruecos, es decir, m¨¢s eficacia en el cierre de fronteras, m¨¢s de lo mismo. Esta dimensi¨®n europea complica notablemente la posibilidad de dotarnos en Espa?a de una pol¨ªtica de regulaci¨®n de los flujos de entrada, pero creo que ¨¦ste es el gran reto y que habr¨¢ que avanzar por ah¨ª.
La pol¨ªtica a desarrollar con los inmigrantes que ya est¨¢n dentro ha de ser la de mejorar sus derechos equipar¨¢ndolos en lo fundamental a los del resto de la poblaci¨®n, porque s¨®lo as¨ª se puede plantear su integraci¨®n social, y la pol¨ªtica con los que quieren venir deber¨¢ ser la de dotar de m¨¢s legalidad a los flujos de entrada. Cuestionar los derechos de los que ya est¨¢n dentro no resolver¨¢ nada respecto a los actuales flujos irregulares de inmigraci¨®n. La ley que ahora propone el Gobierno empeorar¨¢ las cosas y dejar¨¢ sin resolver los grandes temas que se relacionan con la inmigraci¨®n.
Miguel Pajares es presidente de la Comisi¨®n de Pol¨ªticas Europeas del Foro para la Integraci¨®n Social de los Inmigrantes. Representa al CITE en este foro. Es autor del libro La inmigraci¨®n en Espa?a.
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