El regate por derribo
Es cierto que la Copa Am¨¦rica o la Copa de ?frica, son Eurocopas pobres, como despintadas. Pero en compensaci¨®n, a la Eurocopa le falta selva: ni rabonas, ni bicicletas, ni sombreros, ni colas de vaca. En el partido inaugural, el sueco Alexandersson iba a tirar a puerta, pero decidi¨® cortar en seco, haciendo pasar de largo a un belga que se fue a pique. ?Un regate!, exclam¨¦. El sueco debe haber pensado lo mismo porque ten¨ªa dos salidas posibles y, sorprendido (la falta de costumbre), sali¨® por la puerta equivocada y choc¨® (lo que son las casualidades) con el belga que estaba en el suelo. Hay un tipo de regate, que este a?o he visto mucho en Espa?a. Lo suelen hacer aquellos que faltaron al colegio el d¨ªa que el maestro habl¨® de la impenetrabilidad de la materia. Como en la Eurocopa, esta nueva modalidad se est¨¢ viendo bastante, no puedo dejar de comentarlo: se llama regate por derribo. Consiste en tirar la pelota hacia adelante y pasar, con firmeza, exactamente por el lugar donde est¨¢ el defensor, de manera que se lo choca. Si el regateador logra derribarlo y el ¨¢rbitro est¨¢ en Babia, se sigue triunfante con el bal¨®n. La ventaja, con respecto a todas las pavadas ya conocidas es que, si esta jugada se hace con la fuerza suficiente, se elimina al defensor para todo el partido. - La familia
tambi¨¦n cuenta
Hay gente que disfruta con la cola de vaca y gente que aplaude el regate por derribo. En Espa?a, el que m¨¢s lo prodig¨® fue Geremi, y hubo gente que lleg¨® a decir que se trataba de un jugador que har¨ªa historia en el Real Madrid. ?Por qu¨¦ no? Ahora, como siempre, Italia abre el sangrante debate porque vuelve a ganar defendiendo con nueve. Frente a B¨¦lgica, hizo unos excelentes cinco minutos; el hecho de que al partido le hayan sobrado los otros 85, es un detalle insignificante al que se agarran sus detractores. Dicen que aburre, pero eso depende del punto de vista con que lo miremos. Por ejemplo, yo, cuando juega Italia, tengo tiempo para todo: voy al frigor¨ªfico a picar algo, me meto en Internet, le pregunto a mi hija c¨®mo le fue el examen. Cualquier cosa, con tal de no concentrarme en ese alarde de destrucci¨®n y groser¨ªa, en donde Toldo, por cierto, volvi¨® a demostrar sus grandes condiciones. He le¨ªdo que tambi¨¦n los marcadores centrales (Cannavaro, Iuliano y Nesta) hicieron un partido heroico, pero yo los quisiera ver sin esa cortina de acero que tienen delante y sin Toldo detr¨¢s. Con Zambrotta, Fiore, Albertini, Conte y Maldini como escuderos, defensores del estilo de Baressi, Passarella o Beckenbauer, seguir¨ªan jugando en mocasines. Pero lo bueno es que los partidos de Italia dan mucho de s¨ª, y no generan las tensiones de un Inglaterra-Portugal, por poner un ejemplo. El otro d¨ªa, cuando Portugal meti¨® el segundo gol y segu¨ªa dominando, a mi hijo se le ocurri¨® pasar delante del televisor, justo cuando Figo iba a tirar una pared con Rui Costa. Le tir¨¦ el mando a distancia y le pas¨® rozando la cabeza. Eso tampoco es.
- Entre el cielo
y la tierra
Empiezan a clasificarse los primeros de los ochos magn¨ªficos que jugar¨¢n la fase final. Conociendo el juego de los periodistas, resultar¨¢ inevitable que el Campeonato se polarice entre dos extremos futbol¨ªsticos-ideol¨®gicos: los que ponen el bal¨®n al suelo (Portugal, Holanda, Francia, Espa?a, B¨¦lgica, los balc¨¢nicos...) y los que tiran el bal¨®n para arriba (Italia y los n¨®rdicos fundamentalmente). Alemania se quedar¨¢ a mitad de camino por la lesi¨®n de Bierhoff, porque cuando a un equipo no le sobran posibilidades, el cabeceador empedernido invita al pelotazo, e intoxica el juego de todo el equipo. Sin esa referencia, aumentar¨¢ el protagonismo de H?ssler, Sch?ll y Deisler, que pueden aceitar el juego y despertar al Dinosaurio.
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