"Muerte al traidor"
Los servicios secretos de la desaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), la tristemente c¨¦lebre Stasi, asesinaron en un accidente de coche provocado, en marzo de 1983, al futbolista internacional Lutz Eigendorf, que ten¨ªa 26 a?os en el momento de su muerte. As¨ª se desprende de una investigaci¨®n period¨ªstica difundida estos d¨ªas en Alemania.Eigendorf, que en su equipo, el Dynamo Berl¨ªn, se hab¨ªa ganado el apodo de Beckenbauer de la RDA, aprovech¨® un partido en Kaiserslautern para escapar y fichar por el equipo de la Bundesliga. El presidente del Dynamo, nada menos que el recientemente fallecido jefe de la Stasi Erich Mielke, orden¨® entonces, seg¨²n los datos que ahora se conocen, dar "muerte al traidor". ?ste es, al menos, el t¨ªtulo del reportaje realizado para la televisi¨®n alemana por Heribert Schwan tras bucear en los archivos de la Stasi y entrevistar a las dos esposas del jugador, amigos, entrenadores y aquellas personas que lo vieron con vida en la noche del 5 de marzo de 1983 en Braunschweig, antes del mortal accidente, cuatro a?os despu¨¦s de su deserci¨®n a Kaiserslautern.
En Berl¨ªn este quedaron su mujer, Gabriele, y su hijita, Sandy, de un a?o; su padre, J?rg, profesor de educaci¨®n f¨ªsica, y su madre, Ingeborg, que trabajaba en un jard¨ªn de infancia. El temible Mielke, un hombre con dos pasiones, la caza y el f¨²tbol, tom¨® la deserci¨®n de Eigendorf como un asunto personal y dedic¨® al caso docenas de soplones, colaboradores y oficiales de alto rango. Del otro lado del muro, en Berl¨ªn este, los esbirros de la Stasi estrecharon el cerco sobre Gabriele y los padres de Eigendorf.
El futbolista fugitivo empez¨® a cumplir en Kaiserslautern un a?o de sanci¨®n por abandonar a su equipo, hasta poder jugar de nuevo al f¨²tbol en la Bundesliga. La Stasi envi¨® a dos o tres de sus agentes a Kaiserslautern, que se encargaron de observar e informar a la central de la Stasi en Berl¨ªn con todo detalle sobre la vida y milagros de Eigendorf. El fugitivo pas¨® a figurar en las listas de personas buscadas en todos los pa¨ªses del llamado socialismo real por el delito de "fuga de la rep¨²blica".
El control sobre su esposa en Berl¨ªn fue total. La misi¨®n de los agentes era evitar a toda costa que Gabriele intentase fugarse al oeste o presentase una solicitud de reagrupaci¨®n familiar con su marido. Un agente de la Stasi llamado Peter Homann recibi¨® el encargo de ganarse su confianza e intimar con ella. Cumpli¨® bien su misi¨®n. Homann lig¨® con Gabriele, consigui¨® que se divorciara del futbolista y se casaron.
La historia del joven Eigendorf en Kaiserslautern no fue demasiado feliz. Debut¨® con ¨¦xito en su nuevo equipo y al principio todo le fue bien. Tanto, que incluso prepar¨® la fuga de su mujer y su hija. Pero result¨® una misi¨®n imposible. Los encargados de entrar en contacto con ella constataron que estaba vigilada d¨ªa y noche por dos agentes de la Stasi. A este fracaso siguieron otros. Eigendorf sucumbi¨® a la seducci¨®n de la sociedad de consumo, los coches y la buena vida y poco a poco fue olvidando sus obligaciones deportivas. Su entrenador, uno de los m¨¢s duros de la Bundesliga, Karl-Heinz Feldkamp, lleg¨® incluso sancionarle cuando desatendi¨® los entrenamientos para acudir a sus clases de piloto.
En julio de 1982, el Kaiserslautern traspas¨® a Eigendorf por 400.000 marcos (35 millones de pesetas al cambio de hoy) al Braunschweig, donde cobrar¨ªa 180.000 marcos anuales (algo m¨¢s de 15 millones de pesetas). Para entonces, el futbolista hab¨ªa iniciado una relaci¨®n con una joven estudiante, Josi, que le sigui¨® a Braunchsweig. Se casaron tras el divorcio de Gabriele. Pero la mala suerte se ceb¨® en Eigendorf, que cay¨® lesionado en los primeros entrenamientos y tuvo que ser operado.
El s¨¢bado 5 de marzo de 1983, Eigendorf se sent¨® en el banquillo durante un partido contra el Bochum. Tras el encuentro, se reuni¨® con algunos seguidores y bebi¨® unas cuantas cervezas. A las nueve de la noche se reuni¨® con su profesor de vuelo, con quien al d¨ªa siguiente, a primera hora, ten¨ªa previsto volar hasta el mar del Norte. Tomaron juntos unas cervezas y se despidieron para madrugar al d¨ªa siguiente. Pasadas las 23.00, el Alfa Romeo de Eigendorf se estrell¨® contra un ¨¢rbol. Seg¨²n la versi¨®n oficial, un coche situado al borde de la carretera encendi¨® de repente los faros y lo deslumbr¨®. Tras dos d¨ªas en coma, Eigendorf muri¨® en el hospital.
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