Brasil decide si quiere hablar espa?ol
La posibilidad de que la ense?anza del castellano sea obligatoria desata una batalla diplom¨¢tica
Pocas veces en la historia una ley ha cambiado de forma radical el rumbo de un pa¨ªs. Menos a¨²n si se trata de una ley cultural o relativa a la ense?anza. Y, sin embargo, eso es exactamente lo que est¨¢ a punto de suceder en Brasil, en medio de una soterrada batalla diplom¨¢tica en la que se est¨¢n viendo involucradas cuatro grandes potencias europeas. El gigante americano decidir¨¢ en breve si convierte en obligatoria la ense?anza del espa?ol en las escuelas secundarias, lo que a la vuelta de unos a?os, seg¨²n los expertos, supondr¨¢ un giro de incalculables consecuencias pol¨ªticas y culturales. Y econ¨®micas, evidentemente. Conscientes de la importancia de lo que est¨¢ en juego, el Reino Unido e Italia, pero especialmente Francia, han movilizado su maquinaria diplom¨¢tica para impedir que Brasil se decante, quiz¨¢ de forma irreversible, hacia el mundo hispano.El resultado de esta feroz batalla se presenta incierto. Pero las repercusiones para Espa?a son gigantescas. No s¨®lo para las empresas espa?olas con una presencia ya asentada en Brasil, desde Telef¨®nica al BBVA o Repsol, entre otras, sino especialmente para editores, escritores y, en general, el mundo de la cultura. "[De aprobarse la ley] se abren unas excelentes perspectivas para el sector editorial espa?ol", seg¨²n Antonio Mar¨ªa ?vila, director ejecutivo de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a. "Tenemos que aprovecharlo".
Siendo perspicaz, ?vila no ha sido el ¨²nico en olfatear las posibilidades que representa una decisi¨®n tan trascendental como convertir la ense?anza del espa?ol en obligatoria en un pa¨ªs con 50 millones de j¨®venes en edad escolar. Al menos otras tres personas (probablemente bastantes m¨¢s), sentadas en sendos despachos en el Quai d'Orsay, el Foreign Office o el palacio de la Farnesina, las sedes respectivas de los servicios exteriores de Francia, Reino Unido e Italia, han ido un poco m¨¢s lejos en su an¨¢lisis y han hecho un ejercicio de imaginaci¨®n: ?qu¨¦ consecuencias pol¨ªticas, diplom¨¢ticas y culturales (por no hablar de dinero) tendr¨¢ la ley, si se aprueba, dado el potencial demogr¨¢fico de Brasil y la similitud entre ambas lenguas, lo que favorece tremendamente su aprendizaje, seg¨²n los ling¨¹istas?
La respuesta no les ha gustado. Su reacci¨®n ha sido inmediata y los 27 miembros de la Comisi¨®n de Ense?anza del Parlamento brasile?o, de quienes depende ahora que la normativa salga adelante o que muera definitivamente, se han visto sometidos a "presiones muy fuertes" por parte del aparato diplom¨¢tico de estos tres pa¨ªses en Brasil para que entierren la ley sin m¨¢s contemplaciones, seg¨²n fuentes pol¨ªticas brasile?as.
Resulta curioso que la iniciativa contra una lengua extranjera en Brasil provenga de tres naciones europeas: siendo un pa¨ªs de inmigraci¨®n, los brasile?os se muestran saludablemente vacunados contra la xenofobia. Pero el cambio radical que el pa¨ªs ha sufrido en los ¨²ltimos a?os (Brasil es la naci¨®n que m¨¢s ha crecido econ¨®micamente en el ¨²ltimo siglo, s¨®lo por detr¨¢s de Jap¨®n), y el nuevo ¨ªmpetu de la iniciativa privada han convertido a este gigante de 165 millones de habitantes en l¨ªder de Am¨¦rica Latina. As¨ª que, de repente, la batalla por el espa?ol y la importancia de su resultado han quedado al descubierto hasta para el menos avisado de los observadores. Aunque tenga su despacho en Par¨ªs, Londres o Roma. O Madrid.
"Brasil se encamina a un futuro biling¨¹e", declaraba hace poco a este peri¨®dico Rico Cavalcanti, director de un colegio en R¨ªo de Janeiro, que, sin esperar a la promulgaci¨®n de la ley, ha introducido el espa?ol en algunos cursos.
De generalizarse por ley la actitud de Cavalcanti, s¨®lo el futuro mercado de libros para la ense?anza del espa?ol supondr¨ªa m¨¢s de 250.000 millones de pesetas, seg¨²n estimaciones de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a. Brasil representa ya, con unas ventas de 5.018 millones de pesetas en 1998 (los ¨²ltimos datos disponibles), el quinto mercado para los libros editados en Espa?a, por detr¨¢s de Argentina, M¨¦xico, Francia y el Reino Unido. "Para m¨ª", explica ?vila, "es el mercado potencial m¨¢s importante del continente".
Eso es ahora, pero pocos se acuerdan de que todo empez¨® en 1991. Ese a?o, el entonces presidente, Itamar Franco, decidi¨® impulsar por ley la ense?anza del espa?ol con un claro objetivo pol¨ªtico: consolidar el acercamiento de Brasil a sus socios de Mercosur (Argentina, Uruguay y Paraguay), falto de una s¨®lida tradici¨®n durante las d¨¦cadas anteriores, en las que los reg¨ªmenes militares florecieron en la zona. Siempre recelosos de sus vecinos, los generales brasile?os contemplaban con sospecha cualquier atisbo de colaboraci¨®n, ling¨¹¨ªstica o no ling¨¹¨ªstica. Un militar con mando en plaza despach¨® de la siguiente forma la idea de fortalecer los lazos en el Cono Sur: "Desvar¨ªos de los diplom¨¢ticos".
Para 1996, el proyecto de introducir el espa?ol de forma obligatoria en la ense?anza, tanto primaria como secundaria, hab¨ªa cuajado en forma de ley. Pero los inmensos desaf¨ªos de tipo pr¨¢ctico que se plantearon (entre ellos la imposibilidad de improvisar los 200.000 profesores de espa?ol que se hubieran necesitado) aconsejaron reducir su aplicaci¨®n a la ense?anza secundaria, y bajo esta nueva forma el proyecto de ley fue aprobado por el Senado el a?o pasado.
De ah¨ª pas¨® a la Comisi¨®n de Ense?anza del Parlamento, formada por 27 miembros, donde se debate estos d¨ªas. Su principal enemigo es, curiosamente, Atila Lira, el encargado de redactar el informe sobre la ley que habr¨¢ de estudiar la comisi¨®n. Y sus intenciones son claras: "Har¨¦ todo lo posible para que la ley caiga", seg¨²n ha declarado a este peri¨®dico.
Lira, que reconoce abiertamente que se han producido fuertes presiones brit¨¢nicas, francesas e italianas para que no se apruebe la normativa, ha presentado a los miembros de la comisi¨®n un informe muy negativo en el que defiende que no se puede imponer como "obligatoria" ninguna lengua extranjera y que debe ser cada escuela la que decida qu¨¦ idioma impartir, adem¨¢s del portugu¨¦s. Cientos de cartas de airados profesores de ingl¨¦s, franc¨¦s e italiano acompa?an a su informe.
Un no de esta comisi¨®n, seg¨²n la Constituci¨®n brasile?a, significar¨¢ la muerte definitiva de la ley y un abrupto punto final a nueve a?os de esfuerzos.
De inmediato, la Embajada espa?ola ha iniciado una discreta contraofensiva. Se han elaborado informes y se ha enviado una carta informando del delicado estado del asunto a diversos pa¨ªses latinoamericanos, en un intento de lograr apoyos diplom¨¢ticos con los que frenar la triple alianza franco-brit¨¢nico-italiana.
En realidad, Espa?a ha dedicado una cierta actividad diplom¨¢tica a lograr que la ley llegue a puerto, y desde esa perspectiva hay que interpretar, por ejemplo, la visita que el a?o pasado realiz¨® a Brasil el entonces ministro de Cultura, Mariano Rajoy, hoy vicepresidente del Gobierno espa?ol, quien recibi¨® garant¨ªas del presidente Fernando Henrique Cardoso de que la ley se aprobar¨¢. Precisamente el mi¨¦rcoles pasado, Cardoso recibi¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Cooperaci¨®n por su trabajo a favor "del fortalecimiento de los valores democr¨¢ticos" y tambi¨¦n por su defensa "del idioma espa?ol en Brasil".Pero precisamente en Brasil, la autoridad del presidente no garantiza que el proyecto salga adelante. "La ley ser¨¢ votada en secreto por los diputados", asegura Lira. "Y no por el presidente".
Buen conocedor del sistema pol¨ªtico brasile?o, Lira sabe que todo le favorece. La disciplina de partido es muy d¨¦bil, m¨¢s de cien diputados cambiaron de partido al menos una vez durante la ¨²ltima legislatura y las cinco formaciones pol¨ªticas que normalmente apoyan a Cardoso han tumbado m¨¢s de una iniciativa presidencial.
De no caer definitivamente, la ley podr¨ªa acabar muy aguada y, en cualquier caso, no incluir la "obligatoriedad" de la ense?anza del espa?ol. Algo que tampoco molestar¨ªa en exceso al Gobierno de Cardoso, preocupado porque no cuenta con los profesores y el material escolar necesario para un cambio tan revolucionario.
Pero revolucionaria o no, la din¨¢mica de expansi¨®n del espa?ol en Brasil parece imparable, aunque pierda el impulso que supondr¨ªa la pol¨¦mica ley. As¨ª lo ven los principales grupos editoriales espa?oles, Anaya y Santillana.
El grupo Anaya, por ejemplo ha comprado recientemente, junto con su socio franc¨¦s Havas, el 50% de dos de las primeras editoriales brasile?as, Atica y Scipione. "Estamos ante un gran mercado potencial por la estructura de la poblaci¨®n brasile?a", seg¨²n un portavoz de Anaya.
Emiliano Mart¨ªnez, vicepresidente del Grupo Santillana, que ya est¨¢ trabajando en la creaci¨®n y distribuci¨®n en Brasil de m¨¦todos de ense?anza del espa?ol, tambi¨¦n conf¨ªa en las posibilidades que se abren en el pa¨ªs. "Aunque el ritmo de implantaci¨®n de cualquier decisi¨®n sea m¨¢s lento que en Europa". Lento o no, a un ritmo u otro, lo que parece irreversible es que el espa?ol ha encontrado suelo f¨¦rtil en Brasil. Y los frutos, para ambas culturas, prometen un buen futuro.
Babelia
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