Aznar crudo
E. CERD?N TATO
El Ni?o y Fraga son dos fen¨®menos de la naturaleza imprevisibles y devastadores: se llevan por delante aldeas, obreros, cosechas, capitanes de la Platajunta, bosques y presidentes de gobierno. Dicen que El Ni?o se instruye en el Pac¨ªfico y luego le destroza la yugular al planeta. Fraga es un tentetieso del vertedero franquista, que a¨²n perpetra milagros y despacha tempestades e indulgencias. Cuando ya sus disc¨ªpulos lo custodiaban como una venerable reliquia, en el retiro de su Xunta, Fraga ha peregrinado a Santiago de Chile, para echarle incienso al ap¨®stol Pinochet. Fraga, en una de sus empanadas verbales, ha desenmascarado o ha desacreditado al Ejecutivo de Aznar, con el mayor desparpajo, afirmando que los fiscales del Gobierno espa?ol han obstruido deliberadamente el proceso contra el espad¨®n, desbaratando as¨ª el rid¨ªculo montaje de un solo magistrado. Despu¨¦s se conmovi¨® con el aliento p¨²trido y devoto de la c¨²pula empresarial chilena, que renov¨® su lealtad a quien "les devolvi¨® las propiedades requisadas por el gobierno marxista-leninista de Allende". Como hasta ahora, ni Aznar ni sus ministros han cuestionado a su fundador, es que la portavoc¨ªa del PP y su espectro m¨¢s autoritario, los maneja Manuel Fraga.
Un gobierno que se respete a s¨ª mismo y que acepte sus responsabilidades ante los ciudadanos que lo han elegido, tiene o bien que validar el exabrupto de Fraga, que deja las tesis oficiales en papel mojado; o bien desautorizar a quien los ha desollado, sin contemplaciones, ante la mirada del mundo. El silencio es complicidad y evidencia un doble y perverso juego. Y qu¨¦ semana le han dado al presidente; aunque, por fin, se ha centrado entre Putin y su desbocado maestro. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar sabe. Y quiz¨¢ por eso calla, de la voracidad de Fraga. No ha olvidado c¨®mo el gran arquitecto del PP, en 1985, exclam¨®: "No me resignar¨¦ a ser la reina madre, y a quien discuta mi liderazgo me lo como crudo". Y nadie se lo han discutido. A Aznar le horroriza, y a cu¨¢l de sus colegas, no, viajar de prote¨ªna por las tripas del se?or Fraga. Cu¨¢nta guarrer¨ªa
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