"La historia es un gran instrumento pol¨ªtico"
Miguel Artola (San Sebasti¨¢n, 1923), miembro de n¨²mero de la Real Academia de Historia desde 1982 y Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1991, es uno de los m¨¢s destacados historiadores espa?oles. Maestro de maestros, ha protagonizado una brillante trayectoria tanto docente como investigadora, por la que ha cosechado importantes premios. Ahora suma uno m¨¢s, el que concede Eusko Ikaskuntza.Miguel Artola, una de las personas m¨¢s destacadas en el panorama acad¨¦mico e investigador historiogr¨¢fico, ha estudiado con tenacidad y rigor cuestiones clave para comprender la sociedad contempor¨¢nea. En esta entrevista revisa, a grandes rasgos, el siglo que termina y aboga por dar un mayor protagonismo a la formaci¨®n humanista en la ense?anza. "Sin el cap¨ªtulo de las ideas", afirma, "no parece que vaya a existir el suelo sobre el cual se pueda desarrollar indefinidamente una ciencia o una tecnolog¨ªa". Artola se apasiona tanto hablando de educaci¨®n, como se resiste a pronunciarse sobre pol¨ªtica.Pregunta. Con la cantidad y la calidad de los premios que ha recibido a lo largo de su vida, ?ha perdido la capacidad de emocionarse ante un nuevo galard¨®n?
Respuesta. No. El premio Eusko Ikaskuntza es adem¨¢s muy especial para m¨ª por diversos motivos. Primero, por proceder de una instituci¨®n hist¨®rica, a la que me siento muy vinculado; segundo, por saber que mis paisanos tienen una buena opini¨®n de mi trabajo.
P. El premio reconoce una trayectoria dedicada al estudio de la contemporaneidad. Descr¨ªbame el siglo XX.
R. Creo que ha sido menos creativo que el XIX, b¨¢sicamente un desarrollo de fen¨®menos que se produjeron entonces. Espero que el XXI sea m¨¢s innovador y cambie m¨¢s el mundo y las condiciones de vida. El siglo que acabaha tenido de todo; ha sido una de las ¨¦pocas en las que hemos vivido los mayores conflictos, los m¨¢s mort¨ªferos y, sin embargo, hemos sabido utilizar la cabeza para no destruir el mundo. Se ha conseguido, con m¨¢s o menos limitaciones, que domine un modelo pol¨ªtico democr¨¢tico. Y se ha introducido la f¨®rmula de la negociaci¨®n. Por por fin tenemos la convicci¨®n de que la violencia s¨®lo suspende la existencia de los problemas pero los problemas resurgen. De todas formas estamos a punto de destruir el mundo desde otras perspectivas.
P. ?Cu¨¢les?
R. Ya no es la bomba at¨®mica pero el mismo trato que estamos dando a la naturaleza nos puede llevar a eso. Espero que entre todos aprendamos a respetarla m¨¢s porque, si no, ser¨ªa dudoso alcanzar otro milenio.
P. Ha mencionado la f¨®rmula de la negociaci¨®n. ?C¨®mo juzga la postura del Gobierno de Aznar ante el di¨¢logo con ETA?
R. No tengo una visi¨®n clara de cu¨¢l es su pol¨ªtica. Da la impresi¨®n de que nuestro presidente no deja que las crisis se conozcan de antemano y no parece que est¨¦ comunicando su pensamiento, y su estrategia pol¨ªtica anticipadamente. Vamos a ver lo que hace.
P. ?Pero usted d¨®nde cree que est¨¢ la soluci¨®n al problema del Pa¨ªs Vasco?
R. El ¨²nico principio que tenemos para orientarnos en la pol¨ªtica en esta ¨¦poca de la historia es el principio democr¨¢tico, es decir, la voluntad de los ciudadanos expresada en las elecciones. Y los ciudadanos cambian sus opiniones, las adaptan a las circunstancias, a la formaci¨®n y a la pr¨¢ctica de las ideas. Un ciudadano tiene todo el derecho a creer que un programa tiene un determinado contenido y a cambiar si este le defrauda. Quiero decir, que la soluci¨®n es una fundamentalmente soluci¨®n pol¨ªtica.
P. ?C¨®mo cree que se resolver¨¢n las actuales tensiones entre las regiones auton¨®m¨ªcas y el Estado de las Autonom¨ªas en el actual marco constitucional?
R. Eso no es una pregunta para un historiador...
P. Usted ha investigado sobre cuestiones como ¨¦sta y tiene las claves para intuirlo.
R. D¨¦jeme que ocurra y se lo cuento.
P. Se suele achacar al nacionalismo que interpreta la historia seg¨²n sus intereses. ?Sirve para entender el presente, conocer el pasado o para inventar el futuro?
R. Sirve para todo. El problema es que se utilice.
P. ?En qu¨¦ caso est¨¢ pensando?
R. Aunque uno lo piense no puede estar descalificando los usos impropios que se hacen de la historia pero la historia es un gran instrumento pol¨ªtico.
P. Precisamente ha sido uno de los puntos pol¨¦micos en el debate sobre la reforma de las Humanidades, por la capacidad de las autonom¨ªas de definir sus contenidos. R. Es l¨®gico que los departamentos concedan protagonismo a lo cercano, pero esta cuesti¨®n encierra algunos problemas. Una cosa es que llames la atenci¨®n sobre ciertos hechos y otra, que ocultes otros. La cuesti¨®n es que el discurso es simplificador y no tiene en cuenta la realidad de las cosas. Ocurre un problema en este punto. La historia no es una materia en la cual todas las opiniones valen. Existe el consenso de los historiadores, que concede credibilidad a ciertas interpretaciones y se las niega a otras. Y ese consenso es lo que constituye lo que propiamente llamamos la historia.
P. Entonces est¨¢ sujeta a continuas variaciones.
R. S¨ª, cambia, se modifica con el tiempo. Pero la idea de que la historia se puede hacer o se puede decidir simplemente porque se tiene el poder es una ilusi¨®n. Se puede controlar la ense?anza p¨²blica, a trav¨¦s de un libro que sustituye el estudio del pasado o da explicaciones consideradas falaces, pero lo que no se puede controlar es el consenso colectivo acerca de qu¨¦ ha sido el pasado.
P. Pero, ?se puede conocer lo propio sin conocer lo universal?
R. Imposible. Porque realmente no hay m¨¢s que una historia que es la de la humanidad. Todos los valores culturales, la tecnolog¨ªa, las ideas, est¨¢n dentro de un proceso de comunicaci¨®n universal que a su vez da lugar a nuevas formulaciones. Si no conocemos cualquier acontecimiento, la reforma protestante por ejemplo, ?c¨®mo explicar¨ªamos las formas de religiosidad de nuestros d¨ªas? Vivimos en un mundo industrial que procede de una revoluci¨®n que se produjo en Inglaterra. Las m¨¢quinas de vapor se exportaron, ?c¨®mo explicar la industrializaci¨®n sin referirnos a ese acontecimiento originario que es la revoluci¨®n industrial? La historia est¨¢ llena de ese tipo de relaciones.
P. ?Aboga por dar mayor protagonismo a la formaci¨®n humanista frente a lo cient¨ªfico?
R. En la ense?anza ha habido ciertamente una evoluci¨®n de las humanidades a los conocimientos cient¨ªficos y t¨¦cnicos como m¨¢s necesarios para el desarrollo. Pero por otra parte sin el cap¨ªtulo de las ideas no parece que vaya a existir el suelo sobre el cual se pueda desarrollar indefinidamente una ciencia o una tecnolog¨ªa. El problema est¨¢ en c¨®mo se ense?a.
P. ?Cu¨¢les han sido sus claves a lo largo de estos a?os?
R. He dedicado por ejemplo una cierta atenci¨®n a la guerra como fen¨®meno hist¨®rico y no se trata de contar los movimientos de los ej¨¦rcitos d¨ªa a d¨ªa; los conflictos b¨¦licos tienen una estrategia, una t¨¢ctica y un desarrollo que se puede racionalizar y comprobar que el desenlace no fue resultado del azar. Hay que tratar de interesar al alumno para que comprenda la historia. Si las humanidades no le permiten comprender las cosas, pero lo mismo hablo de la historia que de la literatura, no cumplen su objetivo.
P. ?Sucede con frecuencia?
R. En ocasiones, pero una de las cosas desoladoras que ha causado uno de los efectos m¨¢s siniestros en la cultura de los individuos es aquello de "Una imagen vale m¨¢s que mil palabras". Mi experiencia y la pr¨¢ctica es que realmente la inmensa mayor¨ªa de las im¨¢genes si no tienen una explicaci¨®n verbal no son comprensibles, comenzando por las se?ales de tr¨¢fico, que son absolutamente ininteligibles para cualquier ser racional. La gente olvida con las ilustraciones por ejemplo que necesitan ser explicadas para que el que las ve se interese. Llevamos a los ni?os al museo, ?qu¨¦ es lo que esperamos que pase? ?que tengan una iluminaci¨®n, descubran la belleza o las t¨¦cnicas de los pintores? No es tan simple.
P. ?Qu¨¦ cambios introducir¨¢ la globalizaci¨®n econ¨®mica en la futura historia?
R. Se est¨¢n desarrollando gigantescas empresas internacionales que est¨¢n empezando a utilizar medios de comercio y que est¨¢n haciendo sus transferencias econ¨®micas a trav¨¦s de Internet. Existen problemas t¨¦cnicos, pero una vez que se resuelvan la globalizaci¨®n va a ser inevitable. El problema que plantea es cu¨¢l va a ser el poder de los Estados frente al poder de las grandes empresas. Pero no est¨¢ claro hasta qu¨¦ punto la existencia de esos dos actores tiene que dar lugar a un conflicto insuperable y radical, de momento no lo parece.
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