Turqu¨ªa da el gran golpe
Dos goles de S¨¹k¨¹r y la desastrosa actuaci¨®n de su portero dejan a B¨¦lgica fuera del torneo
La Eurocopa despidi¨® ayer a uno de sus anfitriones, B¨¦lgica, y lanz¨® a cuartos de final a un invitado inesperado, Turqu¨ªa. Los turcos lograron la gesta en el mism¨ªsimo Heysel, ante 30.000 belgas que pasaron una de las peores noches de su vida. Por insospechada, por el diminuto tama?o exhibido por su rival y por la incre¨ªble concatenaci¨®n de ocasiones falladas por sus jugadores, que ni siquiera fueron capaces de ara?ar un empate, lo que les hubiera servido para la clasificaci¨®n. B¨¦lgica, muy superior a su enemigo de anoche, qued¨® hecha trizas por una pifia escandalosa de su portero De Wilde. Un golpe dur¨ªsimo del que no pudo rehabilitarse y que supuso la primera derrota en la historia de los belgas ante su enemigo de anoche.Cuesta creer que un equipo tan desorganizado como el turco siga con un hueco en un torneo como la Eurocopa. Cierto que B¨¦lgica no da para mucho, pero Turqu¨ªa es una selecci¨®n t¨¢cticamente descuartizada y con apenas un par de jugadores notables, S¨¹k¨¹r y Arif Erdem. Su convivencia tampoco es un ejemplo: sus jugadores ri?en en grupo hasta cuando la pelota est¨¢ en juego. Se abroncan entre ellos y est¨¢n a un paso de abofetear al entrenador, Mustafa Denizli. Casi se atreve Tugay, uno de los veteranos, que al ser relevado pasada la media hora de juego decidi¨® salir del campo por la banda contraria al vestuario, darse una vuelta por la pista de atletismo del estadio de Heysel jurando en arameo y, al desfilar junto al banquillo donde estaba su m¨ªster, tirarle literalmente las espinilleras a la cara. Fall¨® el tiro por mil¨ªmetros.
Con este aspecto, Turqu¨ªa se llev¨® un ba?o durante toda la primera parte y buena parte de la segunda. Con un 60% de posesi¨®n de bal¨®n y 20 remates a puerta por cuatro de los turcos, los belgas les arrearon de lo lindo y, con una facilidad pasmosa para su limitado talento, crearon hasta una docena de ocasiones clar¨ªsimas, la mayor¨ªa inventadas entre Nilis y Wilmots, los m¨¢s aventajados de la escena belga. En los dos partidos anteriores, Waseige, el t¨¦cnico belga, se hab¨ªa dado el capricho de prescindir de Nilis en beneficio del croata nacionalizado Strupar, un jugador menor en todos los sentidos.
Dispuesta a no negociar el empate que necesitaba para la clasificaci¨®n, B¨¦lgica se ech¨® el partido a cuestas desde el inicio. Super¨® a su rival por todos lados. Le dej¨® sin pelota, le destroz¨® por velocidad por los costados y por orden y sentido del juego por el centro. Que los belgas acertaran con el gol era una simple cuesti¨®n de tiempo. Sin embargo, varios accidentes consecutivos retorcieron la jornada para los locales. Primero un gol mal anulado a Emile Mpenza, poco despu¨¦s el espinillerazo de Tugay y m¨¢s tarde la lesi¨®n del ¨¢rbitro, el dan¨¦s Nielsen, que fue sustituido al sufrir un tir¨®n en su pierna derecha y, tras varios minutos detenido el encuentro, dej¨® el puesto al austriaco Benko, que el mi¨¦rcoles llegar¨¢ m¨¢s cansado de lo que pensaba al Espa?a-Yugoslavia. Tres incidentes que alteraron el curso de la noche. Y en medio del caos los turcos pillaron un bot¨ªn con el que no contaban. Arif Erdem -el jugador recientemente fichado por la Real Sociedad- dio el primer aviso. En una gran jugada por la izquierda, rebosante de potencia y velocidad, el zurdo extremo turco se present¨® ante De Wilde, que acert¨® a dar un manotazo al bal¨®n. Pero como ya sucedi¨® en el partido inaugural frente a Suecia, el veterano De Wilde result¨® una calamidad.
Al borde mismo del descanso se comi¨® otro gol humor¨ªstico. Hakan S¨¹k¨¹r sigui¨® con la vista y cierta desgana un zurriagazo sin sentido de uno de sus centrales, Valgaeren la dej¨® pasar, contando con el sencillo auxilio de su portero. El bal¨®n bot¨® sobre la cal del ¨¢rea peque?a y De Wilde (1,81) perdi¨® el salto con Sukur (1,91). Ni siquiera contrarrest¨® los diez cent¨ªmetros de desventaja dando vuelo a sus brazos. Para cerrar su estrepitosa presencia en el campeonato, De Wilde acab¨® el partido expulsado y dejando a su compa?ero Deflandre bajo los palos.
Un gol disparatado que traumatiz¨® a toda B¨¦lgica y provoc¨® un alboroto impresionante en el sector turco. En medio de la angustia, el equipo local embisti¨® cuanto pudo. En el primer tramo del segundo periodo, Mpenza fall¨® dos remates de cabeza sin un turco que le incomodara. El equipo de Denizli baj¨® entonces la persiana y puso un ladrillo tras otro delante de su portero R¨¹st¨¹, que tuvo la noche de su vida. Turqu¨ªa ni quiso ni pudo dar tres pases seguidos. Defendi¨® con todo hasta que Sukur, su estrella, el nuevo fichaje del Inter de Mil¨¢n, encontr¨® la rendija necesaria para despedir a los anfitriones. Volcados los belgas, Okan encontr¨® una autov¨ªa despejada frente a De Wilde y, tras una carrera en paralelo con su delantero, con los defensas belgas varios metros atrasados con la lengua fuera, le cedi¨® pl¨¢cidamente la pelota para que la acercara a la red. Estupefactos por lo sucedido, los belgas sacaron el pa?uelo y firmaron su rendici¨®n en medio de los ol¨¦s de los miles de hinchas turcos que se frotaban los ojos en las gradas. Nunca un anfitri¨®n lo tuvo tan f¨¢cil y termin¨® tan magullado. Un azote que tardar¨¢ en olvidar el modesto f¨²tbol belga. Una haza?a para el ca¨®tico y volc¨¢nico f¨²tbol turco.
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