Tarifas escabrosas

El mercado de las telecomunicaciones exig¨ªa desde hace tiempo que se acelerase la liberalizaci¨®n para introducir m¨¢s competencia en el servicio que se presta a los usuarios. La ministra de Ciencia y Tecnolog¨ªa anunci¨® ayer, gen¨¦ricamente, algunas l¨ªneas b¨¢sicas de lo que puede ser ese esfuerzo: antes del 15 de noviembre habr¨¢ m¨¢s operadoras en telefon¨ªa local, uno de los ¨²ltimos reductos de control monopol¨ªstico del mercado que quedan en manos de Telef¨®nica; se modificar¨¢n las tarifas de interconexi¨®n para facilitar la entrada en el llamado bucle local de nuevas empresas; se reordenar¨¢ el espacio radioel¨¦ctrico de forma que bajen las tarifas de interconexi¨®n entre empresas de m¨®viles, y se aplicar¨¢ una tarifa plana para llamadas de Internet.Nada de lo que avanz¨® ayer la ministra es discutible en tanto no se conozcan los detalles de c¨®mo se llevar¨¢ a cabo. Es de agradecer, por el contrario, que se introduzca por fin un atisbo de competencia en las llamadas locales; porque ese avance en la liberalizaci¨®n del mercado producir¨¢ probablemente una reducci¨®n notable de tarifas. Al menos eso es lo que dice la experiencia de las llamadas provinciales o internacionales, cuyos costes se han desplomado al permitir la entrada de nuevas operadoras.

En cambio, los confusos anuncios sobre la tarifa plana de Internet, una reivindicaci¨®n de los internautas para abaratar la utilizaci¨®n de la red, arrojan sombras espesas sobre su eficacia. La tarifa plana que propone la ministra no responde precisamente a lo que la gente entiende por tal. Una verdadera tarifa plana, como la que se aplica en Estados Unidos, implica un coste mensual uniforme para todas las llamadas locales, cualquiera que sea su duraci¨®n, frecuencia y destino, sea Internet u otro tel¨¦fono. Separar las llamadas locales "normales" de la conexi¨®n a Internet significa acumular al coste uniforme de estas ¨²ltimas el que se deriva del minutaje y las conexiones de las primeras.

Adem¨¢s, el hecho de que se restrinja al horario nocturno, como se anuncia, desvirt¨²a definitivamente la idea de lo que debe ser una tarifa plana. En la factura se acumular¨¢ el coste de las llamadas locales y el del acceso a Internet en las horas h¨¢biles, calculados por tiempo y frecuencia, y el de la tarifa plana. Una minor¨ªa de usuarios intensivos de Internet podr¨¢ llegar a tener alguna ventaja con el nuevo esquema, pero para la mayor¨ªa (incluidos, por ejemplo, los colegios) resultar¨¢ excesivo o in¨²til pagar 3.000 pesetas mensuales por las conexiones nocturnas. Aunque el Gobierno se empe?e en llamar tarifa plana a este plan de ahorro en llamadas para los usuarios m¨¢s recalcitrantes y noct¨¢mbulos.