Asco, n¨¢usea y porquer¨ªa
Lo ¨²nico sensato de la tarde fue la bronca final. Los popes de esto se lo llevan a cambio de nada o, peor, a cambio de ensuciar un espect¨¢culo que deb¨ªa ser cuidado como la manifestaci¨®n cultural grandiosa que es. De eso, nada. Lo ¨²nico espectacular es c¨®mo se llenan los bolsillos.Los bueyes, reci¨¦n apartados de la carreta, no andaban. No es que fueran mansos, es que eran de cemento, como ciertas caras; hacer cr¨®nica taurina de esto no es posible: sustituyan la palabra toro por la que peor huele y no piensen que la n¨¢usea viene del Par¨ªs de los a?os cincuenta. El asco naci¨® en Granada, un d¨ªa del Corpus, cuando los toros se trocaron en porquer¨ªa.
Si se torea como se es, Jos¨¦ Tom¨¢s debe ser muy complicado, al mantener la serenidad que muestra en su toreo, que bien podr¨ªa tacharse de fr¨ªo si no sintiera tan pr¨®ximo el caliente aliento del toro. Despu¨¦s de unas ver¨®nicas y de unas gaoneras ya no hubo toro. Tomaba la muleta punteando, en un intento de prolongar una ag¨®nica embestida que no iba a ning¨²n sitio. Jos¨¦ Tom¨¢s se plant¨® en las manoletinas, se coloc¨® ante los pitones, aguant¨® hasta la voltereta y sigui¨® aguantando despu¨¦s, imp¨¢vido.
Algarra / Mora, Tom¨¢s, Juli Toros de Luis Algarra, desigualmente presentados, sin trap¨ªo ni fuerzas
El 1?, m¨¢s inv¨¢lido, fue sustituido por otro de la misma ganader¨ªa. Juan Mora: pinchazo hondo y descabello (silencio); pinchazo trasero ca¨ªdo y descabello (saludos). Jos¨¦ Tom¨¢s: estocada trasera (oreja); bajonazo (aplausos). El Juli: media perpendicular y cuatro descabellos (saludos); tres pinchazos y 10 descabellos (silencio). Plaza de Granada, 22 de junio. 6? corrida de feria. Cerca del lleno.
Quiz¨¢s la lucha no tuviera sentido, pero en el ruedo hab¨ªa olor a torero, y El Juli empez¨® con una larga cambiada de rodillas, ver¨®nicas m¨¢s de clamor que de arte y un quite por faroles que entusiasmaron a unos tendidos propensos al delirio. Expuso en un primer par de banderillas, fall¨® dos veces por los adentros y cuadr¨® bien en un tercero hacia fuera. Eso fue todo. El toro era de m¨¢rmol.
Unos cuantos lances en el sexto sirvieron para que el novillete clavara los pitones en tierra. Se remed¨® la suerte de picar y en banderillas El Juli puso un par trasero, otro mixto -en el toro y en el suelo-, y el tercero, arriba. Encimismo, empujones, sobresaltos y alg¨²n pase aislado. No va m¨¢s.
El quinto se desmayaba ora por delante, ora por detr¨¢s. Picotazo de guasa y media tonelada de carne de toro por los suelos. Era muy triste ver a Jos¨¦ Tom¨¢s brazo en alto, tratando de mantener en pie al toro y d¨¢ndole distancia para aprovechar la carrerilla. Menos mal que acab¨® pronto, aunque fuera de aquella manera.
El sobrero ante el que se puso Juan Mora no pasaba de ser un novillo brevemente armado, que tom¨® la vara de reglamento sin fijeza y apretaba hacia los adentros. Si el titular fue devuelto por inv¨¢lido, el suplente no andaba, todo lo m¨¢s un lento paseo de aqu¨ª para all¨¢ y vuelta. Ol¨ªa mal.
El cuarto toro, o lo que fuera, se derrumb¨® ya en el primer tercio y, por supuesto, en el primer pase de muleta. Mora se estir¨® con admirable donosura ante la bestia claudicante, componiendo un hermoso cuadro cada vez que ¨¦sta se desparramaba por los suelos. Un exceso de posturas para torear al aire que fue muy reconocido por el p¨²blico.
Torear cien corridas al a?o necesita, sin duda, de toros parados para que ande el coraz¨®n, que de los toros bravos es dif¨ªcil guardarse. En el caso de Jos¨¦ Tom¨¢s, esto no es vendible, ya que siempre manifiesta su deseo de espaciar sus actuaciones para poderse consagrar a ellas con la dedicaci¨®n que tan tremendo oficio exige. Si hace caso a cantos de sirena puede conseguir que acaben con ¨¦l.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.