Una reflexi¨®n sobre sociolog¨ªa de la ciencia
Nada m¨¢s dif¨ªcil en ciencia que poder llegar a plantear una teor¨ªa de amplio calado. Su caracter¨ªstica fundamental es la capacidad explicativa. Cuanto mayor es la cantidad y tipo de fen¨®menos que puede explicar, mayor calado o trascendencia tiene. Sin querer entrar en la naturaleza de c¨®mo unas teor¨ªas sustituyen a otras, lo cierto es que una nueva teor¨ªa suele explicar los mismos fen¨®menos que explicaba otra teor¨ªa precedente y, adem¨¢s, incorporar la explicaci¨®n de fen¨®menos que la anterior no hac¨ªa. ?sta no es, ciertamente, la ¨²nica forma en c¨®mo unas teor¨ªas reemplazan a otras, pero suele ser, aunque lento, un procedimiento frecuente, al menos en las ciencias que, en la actualidad, se considera que est¨¢n m¨¢s avanzadas, no s¨®lo porque predicen, que podr¨ªa ser un criterio discutible, sino porque explican con mayor precisi¨®n la naturaleza de los fen¨®menos a los que se aplican, eso s¨ª, dejando escaso margen a la ambig¨¹edad interpretativa. Un ejemplo cl¨¢sico es el reemplazamiento de la mec¨¢nica de Newton por la relatividad de Einstein. La teor¨ªa de la relatividad explica bien el ¨¢mbito de la realidad a la que se aplica la teor¨ªa de Newton, pero tambi¨¦n a otros que no puede explicar.La reflexi¨®n es pertinente a la hora de emplazar a Gaia, de saber qu¨¦ es. Al igual que ha ocurrido con otras propuestas relacionadas con el origen y el mantenimiento de la vida en nuestro planeta, son muchos los factores a considerar cuando se habla de la implantaci¨®n de una teor¨ªa. El primero de ellos, obviamente, es determinar si, en efecto, se trata de una teor¨ªa cient¨ªfica. Admitamos que Gaia es una teor¨ªa. La siguiente reflexi¨®n que, por poner cierto orden, conviene hacer es situar la teor¨ªa frente a otra que, hist¨®ricamente, le precede, y cuyo ¨¢mbito de explicaci¨®n sea similar: el origen y evoluci¨®n de la vida en el planeta y su permanente interacci¨®n con el ambiente. Esa teor¨ªa que le precede es, sin duda, la teor¨ªa darwiniana de la evoluci¨®n biol¨®gica. Aunque no sea una clasificaci¨®n exhaustiva, ni excluyente, y s¨®lo por dar al lector elementos con los que juzgar: ?Es Gaia una teor¨ªa alternativa, compatible, o superadora de la teor¨ªa dar-winiana de la evoluci¨®n biol¨®gica? Si se trata de una teor¨ªa alternativa, tiene mucho trabajo por delante, pues deber¨ªa de dar cuenta de gran cantidad de fen¨®menos que la teor¨ªa darwiniana explica, relacionados con el origen y evoluci¨®n de los genes, los individuos, las especies y los ecosistemas. Puede que sea una teor¨ªa compatible, en la medida que tiene una explicaci¨®n para fen¨®menos concretos que la teor¨ªa darwiniana no tiene. Claro est¨¢, primero se deber¨ªa de evaluar si hay explicaci¨®n dar-winiana o no para tales fen¨®menos, pues de haberla, y admitiendo que hay muchos fen¨®menos a los que Gaia no se aplica, estar¨ªamos frente a una teor¨ªa sin futuro. Pero si, en efecto, no somos capaces de encontrar explicaci¨®n dar-winiana, entonces deber¨ªamos de ampliar el darwinismo. Finalmente, como teor¨ªa superadora, Gaia deber¨ªa explicar no solamente lo que explica el darwinismo, sino tambi¨¦n aquello que no explica. No creo, siguiendo a Lovelock, su proponente, que ¨¦ste sea el caso. La conclusi¨®n, por lo tanto, es que, como mucho, nos encontramos frente a una teor¨ªa compatible con la teor¨ªa darwiniana de la evoluci¨®n y, como poco, con una teor¨ªa que no trascender¨¢. Es el juego de la ciencia.
Pero cabe otra reflexi¨®n, de naturaleza sociol¨®gica, sobre quienes participan de Gaia. En la historia de la biolog¨ªa evolutiva, y muy especialmente despu¨¦s de Darwin, se observan intentos, similares a los de Gaia, por introducir teor¨ªas que manifiestan la necesidad de explicar fen¨®menos asociados a la vida recurriendo a factores explicativos que no son los del darwinismo: la selecci¨®n natural, la mutaci¨®n y el azar. Gaia no representa una novedad cr¨ªtica frente al darwinismo. Por dar al lector algunas palabras clave: las restricciones del desarrollo, la aparici¨®n de complejidad biol¨®gica por autoorganizaci¨®n, fen¨®menos de criticalidad, etc., constituyen teor¨ªas que, como Gaia, albergan cierta esperanza de explicaciones totales o parciales del origen, mantenimiento y transformaci¨®n de la vida en el planeta, explicaciones que deben ser evaluadas teniendo en cuenta si existe o no explicaci¨®n darwiniana. ?Qu¨¦ relaci¨®n cient¨ªfica guardan todas estas teor¨ªas entre ellas? No lo sabemos a¨²n. Pero s¨ª tienen un rasgo com¨²n que les une, a saber: las abanderan cient¨ªficos que creen no ver explicaci¨®n suficiente en la teor¨ªa evolutiva vigente. El ejercicio que supone mantener el edificio de una teor¨ªa puede ser intelectualmente tanto o m¨¢s costoso como el que conlleva su destrucci¨®n. Aqu¨ª no hay restricciones y la creatividad en la ciencia, por seguir la met¨¢fora, est¨¢ tanto del lado de los que atacan como de los que defienden. Los defensores disponen de un poderoso aparato de defensa: la coherencia que han ganado tras replicar por tanto tiempo a los ataques. Por el contrario, los detractores, aliados sociol¨®gicos, tienen en realidad mucho menos en com¨²n de lo que parece, excepto el edificio al que atacar. Pero: ?participan realmente de la misma teor¨ªa? Las alianzas de naturaleza sociol¨®gica no prosperan en la historia de la ciencia. Aplicado a Gaia: ?cu¨¢nto tiene de alianza sociol¨®gica y cuanto de teor¨ªa, complementaria o superadora, de la teoria darwiniana de la evoluci¨®n biol¨®gica? La cuesti¨®n es decisiva y es la que debiera contemplarse en futuros encuentros sobre la evoluci¨®n de la vida.
Andr¨¦s Moya es catedr¨¢tico de Gen¨¦tica y miembro del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biolog¨ªa Evolutiva de la Universidad de Valencia.
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