F¨²tbol, f¨²tbol, f¨²tbol
Como en las m¨¢quinas tragaperras, hay un instante en que todas las variables del f¨²tbol (t¨¦cnica, t¨¢ctica, talento, estado de ¨¢nimo, fuerza f¨ªsica, azar...) se alinean y ocurre lo nunca visto aunque ya lo hayamos visto, uno de esos milagros que engrandecen este juego maravilloso, una de esas cosas que siempre les ocurre a los dem¨¢s.. Cuidado con fiarse de los milagros porque son vengativos. Yugoslavia se hab¨ªa beneficiado de uno frente a Eslovenia (empat¨® un 3 a 0 en contra con 10 hombres y en 6 minutos), pero se le dio vuelta en un instante adrenal¨ªtico frente a Espa?a, perdiendo un partido que ten¨ªa ganado. Espa?a fue dando tumbos, mostrando caras distintas, hasta una especie de resignaci¨®n final. Pero lleg¨® el penalti y se desencaden¨® la "furia espa?ola" sobre el ¨¢rea contraria, con delanteros de todos los estilos. Y se hizo el milagro. Quedaban seis segundos, un tiempo en el que no cabe la palabra "estrategia", en el que apenas cabe la palabra "am¨¦n", en el que cabe de sobra la palabra "gol". Una alineaci¨®n desbocada, una t¨¢ctica desesperada y todo el hambre de gloria atrasada de un pa¨ªs que no acaba de creer en su f¨²tbol. De esa locura sali¨® el premio gordo. El f¨²tbol reparte crueldad y gloria sin discriminar entre escuelas, pero no lo duden, hay polvos que s¨®lo los echan los m¨¢s atrevidos. - Palabras, palabras, palabras
A la misma velocidad con la que los peri¨®dicos cambiaron sus titulares, los aficionados cambiaron su estado de ¨¢nimo. Un minuto antes era "siempre nos pasa lo mismo"; un minuto despu¨¦s fue "aaaaaaghghaaaghghaaghh". Un minuto antes la culpa la ten¨ªan el ¨¢rbitro y la mala suerte; un minuto despu¨¦s el penalti fue indiscutible y el golazo de Alfonso hac¨ªa justicia. Un minuto antes los jugadores eran unos ni?atos fr¨ªvolos que s¨®lo pensaban en el dinero; un minuto despu¨¦s fueron h¨¦roes. Los contrastes emotivos del f¨²tbol no dejan ni una sola idea en su lugar; ¨¦sa es, al fin y al cabo, la materia de la que est¨¢n hechas las imprescindibles pol¨¦micas. Los aficionados ponen el coraz¨®n, y el periodismo toma la palabra, pero los jugadores se reservan nada menos que los hechos. "Sobra Guardiola", titul¨® un diario deportivo despu¨¦s del partido frente a Eslovenia. Guardiola jug¨® frente a Yugoslavia y fue nombrado hombre del partido por la UEFA. ?Sobra la UEFA? No sobra nada, es el f¨²tbol y sus violentos vaivenes, y sus apasionadas opiniones y sus hermosas revanchas.
- El gol hizo hasta la alineaci¨®n
El gol de Alfonso ser¨¢ recordado como uno de los m¨¢s hermosos y gritados de la historia del f¨²tbol espa?ol, pero conviene no olvidar que Espa?a fue a la Eurocopa a luchar por el campeonato, no a buscar un premio de consolaci¨®n. Hasta ahora al equipo se le ve¨ªa inseguro y sin alineaci¨®n definida (cuatro cambios por partido). Pero los milagros sirven para muchas cosas. La confianza apareci¨® a falta de seis segundos en el partido frente a Yugoslavia, y por un m¨¦todo quir¨²rgico. En cuanto a las dudas, el tiempo las convirti¨® en informaci¨®n privilegiada, de modo que fue el mismo campeonato quien se encarg¨® de hacer la alineaci¨®n. Todav¨ªa no jugaron juntos y Camacho a¨²n no la dijo, pero sobre el armaz¨®n del 4-4-2 ya nos imaginamos el equipo: Ca?izares; Salgado, Hierro, Abelardo, Sergi; Etxeberr¨ªa, Helguera, Guardiola, Mendieta; Alfonso y Ra¨²l.
- Ra¨²l: teor¨ªa n? 1.000
Cuando Ra¨²l entra en trance, vuelve a tener ocho a?os y vuelve a jugar en un parque. No importa si a su alrededor hay miles de espectadores, ¨¦l se mete tan adentro del partido, que se desconecta del mundo. Corre, se cae, se levanta, tira, vuelve a correr, busca el bal¨®n, lo pide, presiona, se desmarca, le llega el bal¨®n, falla la patada, se cae, se vuelve a levantar, vuelve a correr, lo vuelve a pedir. Es un atacante colosal que hace muy bien lo que los defensas m¨¢s sufren: salir de la jugada para volver a entrar. As¨ª, la selecci¨®n tiene, a la vez, un mediocampista y un delantero. Frente a Yugoslavia no meti¨® ning¨²n gol. L¨®gico: qu¨¦ se le puede pedir a un ni?o de ocho a?os.
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