El nuevo Zidane
Ha cambiado su car¨¢cter y ya asume el liderazgo de la selecci¨®n francesa
Zinedine Zidane no perdi¨® el apetito por el f¨²tbol tras el Mundial de Francia. Pudo ocurrirle. Su rostro estaba en todas las partes. En la televisi¨®n, en los peri¨®dicos, en los anuncios, en las paredes de los suburbios de las grandes ciudades. Zidane era el rey en la muy republicana Francia. Gan¨® el Mundial, fue elegido mejor jugador del a?o y volvi¨® a la cruda realidad del f¨²tbol italiano, donde la fama s¨®lo es comparable a las exigencias que demanda a sus estrellas. Regres¨® triunfador al Juventus, pero tambi¨¦n fatigado. Sufri¨® una lesi¨®n de rodilla y fue operado. Muchos dudaron de Zidane. No s¨®lo por la lesi¨®n, sino por su car¨¢cter. Hombre retra¨ªdo, de una timidez que se advierte inmediatamente en su gesto, ten¨ªa el duro desaf¨ªo de recuperarse de su lesi¨®n y luchar con los ronaldos y rivaldos como mejor futbolista del mundo. Algunos creyeron que se hab¨ªa apagado algo de su fuego, que el Mundial le hab¨ªa consumido demasiadas energ¨ªas y que el estresante f¨²tbol italiano no era el m¨¢s apropiado para retornar a la cima. No es lo que parece en la Eurocopa, donde Zidane se ha reestablecido como la mayor referencia del f¨²tbol europeo.Quienes le conocen aseguran que algo ha cambiado en el car¨¢cter de Zidane. Ya no es el introvertido que evita a la prensa, que no puede ocultar su desagrado por los actos sociales, que s¨®lo encuentra refugio entre su familia y el terreno de juego. Desde que sali¨® del barrio de La Castellane en Marsella, su figura estaba asociada a una pesadumbre que hac¨ªa imposible su liderazgo en la selecci¨®n francesa. Pod¨ªa ser el mejor, pero no pod¨ªa acaudillar a la tropa. Para eso ced¨ªa los trastos a Didier Deschamps, todo un car¨¢cter que ha sido un gran capit¨¢n de la selecci¨®n francesa. A la sombra de Deschamps, con el que coincidi¨® en la Juventus, Zidane ha sido un personaje enigm¨¢tico durante toda su carrera como jugador. Sin embargo, en los ¨²ltimos meses se le aprecia un cambio radical. Su gesto se ha vuelto menos sombr¨ªo y cada vez es menos raro verle en apariciones p¨²blicas, en la clase de acontecimientos que antes detestaba. El pasado mes acudi¨® con frecuencia a Roland Garros y se mezcl¨® con la jet social y deportiva de Par¨ªs. Parec¨ªa feliz. Que Zidane acuda a un restaurante de moda ha dejado de ser noticia. El as del f¨²tbol comienza a disfrutar de su posici¨®n. Y eso se refleja en la selecci¨®n francesa.
Los jugadores admiten que Zidane tiene una influencia en el equipo que antes echaban en falta, como si hubiera decidido que le ha llegado la hora de suceder al declinante Deschamps. La nueva expresividad de Zidane ha sido una bendici¨®n para el equipo. Ya no parece el jugador atormentado que fue expulsado en el Mundial de Francia, preso de una especie de combusti¨®n interna que no pod¨ªa evitar. Ahora asegura que vive el mejor momento de su carrera. "No quiero que terminen los partidos, no quiero que se paren nunca. Por eso muchas veces salgo corriendo a por el bal¨®n cuando ha salido de banda. Lo hago porque no quiero parar de jugar". ?se es Zidane en esta Eurocopa, el hombre que ha vuelto a ocupar el trono del f¨²tbol y que dirigir¨¢ a Francia el pr¨®ximo domingo frente a Espa?a.
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