Vuelta a la casilla cero
Las grandes maniobras a las que es tan afecta la pol¨ªtica israel¨ª para la formaci¨®n y sostenimiento de sus Gobiernos vuelven a juguetear peligrosamente con el desastre; aunque, con una regularidad que algo ha de tener de afici¨®n deliberada, siempre se parchea la crisis. ?se es tambi¨¦n el caso que nos ocupa.El partido religioso sefard¨ª Shas hab¨ªa anunciado la retirada de sus cuatro ministros del Gabinete del laborista Ehud Barak y, lo que es m¨¢s grave, el apoyo de sus 17 esca?os en un Parlamento en el que el l¨ªder israel¨ª cuenta con 68 sobre 120. ?Acaso Shas ten¨ªa dudas sobre el trabajoso proceso de paz con la Autoridad Palestina, demorado de ordinario con la misma afici¨®n deliberada? Puede que s¨ª, pero de lo que se trataba era de chantajear una vez m¨¢s al Gobierno para que enjugara las cuantiosas deudas en que incurre el partido para sostener su red de escuelas rab¨ªnicas, y que legalice su red de emisoras radiof¨®nicas, la llamada cadena de la santidad, que piratea el aire. Escuela y voz, los dos grandes activos de un partido para competir electoralmente.
Y, adem¨¢s, al problema se sumaba una dificultad suplementaria. El partido de izquierdas Meretz, con tres ministros, que es tan laico como sea posible en un Estado que no se entender¨ªa sin el Antiguo Testamento, afirmaba no poder soportar tanta flojera ante los ultras y que tendr¨ªa que dimitir si la cosa no paraba. Finalmente, en cambio, en un gesto de inteligente renuncia, Meretz dimit¨ªa, pero no para acumular problemas al primer ministro, sino para que ¨¦ste pudiera pactar con Shas sin el incomodo de su presencia. Meretz obraba as¨ª para no tener responsabilidad alguna en una eventual ca¨ªda del Gobierno de coalici¨®n, que llevara a elecciones anticipadas y devolviera a no se sabe qu¨¦ momento anterior el proceso de paz, del que a¨²n se dice que ha de estar b¨¢sicamente perge?ado para septiembre.
Ahora Barak podr¨¢ subvencionar en relativa libertad, Shas monetizar su apoyo, y las conversaciones con los palestinos renquear como siempre. El ballet que trenza sus pasos al borde del abismo termina una vez m¨¢s en un pas ¨¤ deux tan provisional como todo en Oriente Pr¨®ximo. Shas se queda, pero anuncia que su apoyo no ser¨¢ autom¨¢tico a cualquier nueva decisi¨®n sobre la paz, y Meretz, con sus 10 esca?os, se va, pero seguir¨¢ apoyando desde fuera al Gobierno. La inestabilidad de anta?o permanece.
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