Gracias, doctor Sachs JOAN SUBIRATS
Puede sonar excesivamente personal, pero he de empezar reconociendo que en las ¨²ltimas semanas no he tenido mucha suerte con los m¨¦dicos. Despu¨¦s de un accidente de tr¨¢fico y de sus secuelas, he tenido ocasi¨®n de iniciar un peregrinaje que me ha ilustrado sobre lo dif¨ªcil que es mantener el equilibrio entre una labor profesional que se ha basado hist¨®ricamente en una relaci¨®n tremendamente personalizada y de sumisi¨®n-confianza del paciente para con el m¨¦dico, y las exigencias de las organizaciones en las que se encuadran hoy d¨ªa casi sin excepci¨®n esos profesionales. No se trata de pedir un trato de favor, pero tampoco me acaba de gustar la sensaci¨®n, como persona que cree precisar de ayuda espec¨ªfica, de ser una pieza m¨¢s del engranaje. Parece que falta tiempo, que falta capacidad-voluntad de meterse en un problema. Sin duda me equivoco, pero me ha parecido que se buscaba un diagn¨®stico r¨¢pido, y si ello no era posible la cosa se complicaba. Esa falta de trato personalizado, de empat¨ªa, se ve suplida muchas veces por el uso indiscriminado de alta tecnolog¨ªa. En pocos d¨ªas te resuenan magn¨¦ticamente, te ecograf¨ªan del derecho y del rev¨¦s, y te inyectan para ver, para saber aquello que quiz¨¢ -perdonen mi ignorancia- con un poco m¨¢s de atenci¨®n y di¨¢logo tambi¨¦n hubieran sabido, o, como m¨ªnimo, yo hubiera entendido y compartido la necesidad de recurrir a la ayuda de nuevas y costosas -en tiempo y recursos- tecnolog¨ªas.Como ver¨¢n, un art¨ªculo lleno de subjetivismo. Pero, para no perder esa orientaci¨®n, perm¨ªtaseme recomendarles un magn¨ªfico filme que a¨²n puede verse en Barcelona. Las confesiones del doctor Sachs (que ¨¦se es el t¨ªtulo), describe las peripecias de un m¨¦dico de cabecera de una, al parecer, peque?a poblaci¨®n francesa. Nuestro doctor se dedica a escribir una especie de diario en el que transcribe sus dilemas y sus dudas, un diario en el que hace examen de conciencia propio y ajeno, liber¨¢ndose de los fantasmas que cada d¨ªa le asaltan en su consulta. En esa consulta atiende, con cari?o y atenci¨®n personalizada, a un conjunto de personas que le llegan con toda suerte de peque?os y grandes dramas. A veces muy alejados de lo que uno supone es una consulta m¨¦dica, pero, por lo que me ha dicho alg¨²n facultativo estos d¨ªas, perfectamente habitual en este tipo de situaciones. Los confines de la salud o de la enfermedad no creo que est¨¦n muy claros para nadie, y a medida que la medicina se ha tecnificado y se ha institucionalizado, parece que va dejando m¨¢s flancos en sus confines para gente preocupada con su situaci¨®n que no encuentra acomodo en una suerte de ejercicio en cadena de la medicina.
Despu¨¦s del grave problema de las listas de espera y de los d¨¦ficit en las operaciones coronarias, s¨®lo faltar¨ªa, debe pensar alguno, que nos tengamos que ocupar de las peque?eces y romanticismos del trato y la relaci¨®n entre m¨¦dico y enfermo. Pero ¨¦se es uno de los problemas de la medicina actual. No s¨¦ si mayor o menor que otros, pero sin duda una cuesti¨®n pendiente. En el filme mencionado, asistimos a un enfermo que disuade al m¨¦dico de colocarlo en una hipot¨¦tica lista de espera, ya que ha decidido terminar sus d¨ªas sin esos traumas. Pero, al mismo tiempo, nuestro doctor Sachs es capaz de colocar por encima de presiones e intereses lo que piensa es el bienestar de sus pacientes. Quiz¨¢ la pel¨ªcula, al igual que ocurr¨ªa con otro filme franc¨¦s, el elogiado Hoy empieza todo, dibuja un personaje excesivamente heroico, pero el personalismo que podr¨ªa rezumar se compensa con los lazos que teje con su comunidad de referencia, y siempre est¨¢ muy por debajo de otras heroicidades excepcionales que nos tragamos sin pesta?ear en cintas de acci¨®n a la americana.
Hace unos a?os, colabor¨¦ con el doctor Albert Oriol y su Institut d'Estudis de la Salut en una investigaci¨®n sobre las competencias profesionales en las ciencias de la salud. En ese estudio se trataba de establecer un diagn¨®stico por parte de los propios facultativos sobre las carencias actuales en formaci¨®n de los m¨¦dicos, y sobre qu¨¦ aspectos deber¨ªan cuidarse m¨¢s en el futuro. Las cosas que se dec¨ªan en las conclusiones de ese estudio van en la l¨ªnea que aqu¨ª apuntamos. Un 90% de los doctores consultados dec¨ªan que el m¨¦dico deber¨¢ cambiar la forma de relacionarse con el paciente. Deber¨¢ informar mejor al ciudadano, y escucharle para que ¨¦ste participe en las decisiones. Pero, esos mismos profesionales reconoc¨ªan que existen muchas limitaciones para ello en las propias organizaciones y en la progresiva despersonalizaci¨®n que se produce en los hospitales. En el informe, un m¨¦dico dec¨ªa que "el progreso tecnol¨®gico es directamente proporcional a la deshumanizaci¨®n". Es evidente que muchos usuarios llegan a los servicios sanitarios con esp¨ªriru consumista y piensan que si no se les hacen todo tipo de pruebas, la cosa no funciona, y el estudio mencionado lo recoge. Y ello puede coincidir con una actitud defensiva por parte de algunos m¨¦dicos, pero, en el estudio todos reconocen que no a mayor gasto y a mayores recursos tecnol¨®gicos mejor medicina. Tambi¨¦n nuestro doctor Sachs no acaba de gustar a ciertos habitantes de su ciudad. No receta suficientemente, o no acepta sin m¨¢s costosos procesos terap¨¦uticos. Y en cambio es comprensivo con otros que buscan m¨¢s atenci¨®n personal que tratamiento espec¨ªfico. Uno de los m¨¦dicos catalanes que respondi¨® al estudio mencionado dec¨ªa que "el grado de cultura de una sociedad se mide en la manera como trata a los d¨¦biles". En eso el doctor Sachs es un ejemplo, como lo son tantos otros m¨¦dicos de cualquier lugar, pero creo que las cosas van derivando hacia otros derroteros.
No oculto que el tema no es exclusivamente sanitario. Afecta a otros colectivos de profesionales. Pero, como ya he dicho al principio, perm¨ªtaseme reflejar aqu¨ª de manera expl¨ªcita una situaci¨®n subjetiva y una recensi¨®n cinematogr¨¢fica que creo nos podr¨ªa orientar, por ejemplo, en los temas de formaci¨®n de futuros m¨¦dicos y en la forma en que el sistema valora rendimientos y orienta el desempe?o, y me temo que a pesar de lo obvio que pueda resultar todo ello, las cosas no van por ah¨ª. Aunque s¨®lo sea por recordarnos viejas verdades, gracias doctor Sachs.
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