"Si el nacionalismo gana, la democracia pierde"
Timothy Garton Ash, el hombre que se ha atrevido a historiar el presente, pone la democracia en un fiel de la balanza, y el nacionalismo en el otro. Cuando el nacionalismo gana peso, como ha ocurrido en la antigua Yugoslavia, lo pierde la democracia. Este profesor de Oxford de 44 a?os ha buceado entre los cambios, las guerras y pasiones de Europa central y del Este y los ha entretejido de forma palpitante en su Historia del presente (Tusquets). Hoy, asegura en conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S, se siente algo decepcionado porque de aquellas revoluciones no naciera una pol¨ªtica nueva. Pero, tambi¨¦n se pregunta, ?y qui¨¦n la tiene?Pregunta. El libro se presenta como una historia de Europa, pero realmente escribe sobre el Este. ?Y el Oeste? ?C¨®mo valora la posici¨®n de Occidente hacia ese Este que intenta alcanzar la normalidad?
Respuesta. Bueno, s¨ª hay algo sobre Occidente en mi libro, y es precisamente c¨®mo se equivoc¨® la Uni¨®n Europea a principios de los noventa al fijar unas prioridades err¨®neas. Pusieron por delante la Uni¨®n Monetaria, antes que la ampliaci¨®n o que la pol¨ªtica exterior com¨²n. Y ahora estamos pagando el precio de aquello. De lo que estoy seguro es de que cualquier cosa que decidamos debe ser para toda Europa. Creo que no se puede empezar a construir la casa por el tejado, y despu¨¦s todo lo dem¨¢s.
P. ?Cree que hemos visto ya todas las guerras de los Balcanes, o habr¨¢ m¨¢s?
R. Creo que lo que ha pasado con los ¨²ltimos conflictos es que se ha destruido la ilusi¨®n de que hab¨ªamos puesto fin a la guerra. Hoy, la guerra es posible en Montenegro o Macedonia y probable en zonas de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica como el C¨¢ucaso y Asia central. Conforme se ampl¨ªe la Uni¨®n Europea, el problema estar¨¢ m¨¢s cerca de nosotros.
P. Europa es sin duda la tierra de las etnias y minor¨ªas, de conflictos. ?Lograremos alguna vez convivir en paz?
R. Muchos de nosotros hemos vivido en paz, pero el problema de las minor¨ªas no es algo que ocurra en lugares remotos de Europa. Nosotros tenemos la cuesti¨®n irlandesa y ustedes la de vascos y catalanes. Una de las principales cuestiones es que en Europa no hemos sabido conciliar formas de Estado democr¨¢tico con grandes minor¨ªas. Donde hay minor¨ªas, sigue habiendo inestabilidad. No hemos resuelto este tema.
P. El Reino Unido est¨¢ viviendo su propia revoluci¨®n en t¨¦rminos de autonom¨ªa. ?Seguir¨¢ habiendo un Reino Unido en el futuro?
R. Bueno, de hecho aqu¨ª ya podemos hablar de Reino Desunido. Pero creo que no veremos una Gran Breta?a desintegrada. Irlanda del Norte tendr¨¢ su propia trayectoria, aparte, pero los escoceses ya est¨¢n retrocediendo de su pasado independentista. As¨ª que habr¨¢ una Breta?a reformada, una especie de monarqu¨ªa federal brit¨¢nica.
P. Usted califica de "desastrosa" la campa?a de la OTAN en Kosovo. ?Y la administraci¨®n de la ONU, es tambi¨¦n desastrosa?
R. Ambas son desastrosas, pero cuando lo digo lo hago desde el punto de vista de apoyo a la intervenci¨®n, y a¨²n creo que la mayor¨ªa de la gente en Kosovo est¨¢ mejor que si no hubiera habido intervenci¨®n. Pero fue desastrosa.
P. ?Y Milosevic? ?Cree que Occidente debe hacer algo m¨¢s contra Milosevic?
R. S¨ª, creo que Occidente debe hacer algo. Las sanciones han sido otro error de la pol¨ªtica, y lo ¨²nico en lo que est¨¢ de acuerdo la oposici¨®n serbia es en que las sanciones han ayudado a Milosevic, porque ayud¨® a su gente a enriquecerse con el contrabando, y le ayud¨® a mostrar a Serbia como un campo de batalla. Quitar las sanciones ser¨¢ apoyar la democracia en Serbia.
P. Relata en su libro c¨®mo la revoluci¨®n silenciosa de la sociedad civil logr¨® acabar con el r¨¦gimen de Meciar en Eslovaquia. ?Por qu¨¦ no fue as¨ª en Serbia?
R. La respuesta es la cuesti¨®n nacional. Una de las cosas esenciales es la ecuaci¨®n que forman democratizaci¨®n con nacionalismo. Si el nacionalismo gana, la democracia pierde. Y esto es lo que ha pasado en Serbia. Hace tiempo un amigo serbio me dijo: "Serbia puede tener Kosovo o puede tener democracia. Pero las dos cosas a la vez no".
P. ?No hay esperanza, entonces?
R. El problema es que los l¨ªderes opositores como Djindjic o Draskovic son ahora casi tan impopulares como Milosevic. La ¨²nica esperanza est¨¢ en el movimiento estudiantil de resistencia. Pero es dif¨ªcil estar esperanzado sobre un cambio democr¨¢tico en Serbia.
P. Usted fija la frontera entre la Europa central y oriental entre Eslovaquia y Ucrania.
R. Ning¨²n pa¨ªs tiene su destino predeterminado. La diferencia entre los 40 a?os de dictadura en los pa¨ªses de Europa del Este y los 70 de la URSS es muy profunda, y la construcci¨®n de la normalidad es enormemente m¨¢s dif¨ªcil all¨ª. Por eso hablo de esa frontera, pero no deber¨ªamos aceptarlo as¨ª.
P. En lo que respecta a ideolog¨ªa, esos pa¨ªses han vivido 10 a?os en la pugna entre libertad y represi¨®n, entre nacionalismo y tolerancia. Y ahora que eso se ha resuelto en algunos de ellos, ?ve ideolog¨ªas claras en el Este?
R. No tienen ideolog¨ªas claras, pero nosotros tampoco. Ninguno de nosotros las tiene hoy. La tercera v¨ªa de Blair es un thatcherismo de rostro humano. Siento una cierta decepci¨®n porque esperaba que esos grupos como Solidaridad, donde se mezclaba a la vez el conservadurismo, el sindicalismo y el catolicismo hicieran nacer algo nuevo. Pero han pasado 10 a?os y no ha sido as¨ª. No lo han hecho.
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